Las redes sociales funcionan como una herramienta para promover negocios y como un medio fácil y rápido para mantenerse en contacto con amigos y familiares. Sin embargo, el mundo virtual también ofrece oportunidades para que los delincuentes se comuniquen con sus víctimas.
En la actualidad, los tratantes se aprovechan de las necesidades económicas y de empleo para seducir a sus posibles víctimas y arrastrarlas a redes de explotación sexual o laboral.
Eugenia Salazar, fiscala de la Fiscalía Adjunta contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, explicó en el programa Frecuencia MP, que los criminales utilizan las redes sociales “como un medio para tener contacto y comunicación con posibles víctimas mediante el engaño”.
Esta captación en las redes sociales varía según si la víctima es mayor o menor de edad. Cuando es mayor de 18 años, por lo general, el tratante se comunica a través de las redes sociales para ofrecerle un trabajo y programar una entrevista.
Sin embargo, en realidad es un engaño. Para cuando la víctima se da cuenta de que el trabajo no existe o implica tareas no previstas, ya es víctima de explotación y no puede escapar porque adeuda dinero que le entregó la organización, sufre amenazas o está recluida contra su voluntad.
En el caso de los menores de edad, Salazar explicó que suelen ser contactados en redes sociales por alguien que aparenta ser confiable y los invita a una fiesta. No obstante, en la “fiesta”, les presentan al tratante de personas.
“Con los menores opera el aprovechamiento que hay de la falta de madurez y de previsión (...) por lo general, por ese estado de madurez, tienden más a confiar en otras personas”, explicó la fiscala, quien no reveló datos recientes de este tipo de delitos en el país.
No revele datos sensibles de su vida
Salazar también destacó que a través de las plataformas digitales, los delincuentes pueden identificar las necesidades de las víctimas y aprovecharlas para engañarlas con promesas falsas, como ofrecer un buen salario para atender a sus hijos. Muchas veces esa información la divulga la propia víctima, al contar en redes sobre sus carencias económicas o problemas familiares.
Una vez consumado el engaño y comenzada la explotación, los tratantes utilizan diversos métodos para mantener a las víctimas bajo su control. “Los mecanismos pueden ser muy sutiles, desde la parte de un buen trato disfrazado, hasta violentos, para que la persona tenga problemas para manejarse libremente”, comentó.
Los criminales también apelan a la vulnerabilidad y emociones de las víctimas, amenazándolas con dejarlas sin trabajo si se resisten a sus demandas.
“No tienen más opción que someterse a lo que les están pidiendo, entonces el mecanismo de ‘no le voy a dar más trabajo, la voy a echar’, funciona”, aseguró la experta.
Anulación de derechos
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la trata implica el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas mediante amenazas o engaños con fines de explotación.
Salazar explicó que en casos de explotación sexual, se violan los derechos humanos fundamentales de las víctimas, especialmente las mujeres, quienes además de trabajar largas jornadas, a veces se ven obligadas a dormir en la misma cama en la que atienden a los clientes y por la que pagan un alquiler.
En cuanto a los lugares donde se perpetran estos delitos, la experta destacó que cuando se trata de menores de edad, suelen utilizarse lugares privados, como moteles y casas, mientras que en el caso de las víctimas adultas, suelen ocurrir en salas de masajes y bares.
Para evitar caer en una red de trata de personas, Salazar recomendó desconfiar de ofertas de empleo con salarios excesivamente altos que no coincidan con las tareas especificadas y verificar la veracidad del lugar de trabajo y los aparentes empleadores.
En el caso de los menores de edad, es importante que los padres presten atención a sus hijos y al dinero que manejan, ya que es común que quienes sufren explotación adquieran objetos de lujo, como teléfonos y ropa de marca, que no concuerdan con su nivel económico.
Los padres también deben prestar especial atención a las redes sociales de sus hijos y explicarles cómo utilizarlas de manera segura. “No es fácil detectar la explotación, sobre todo cuando ocurre en línea, pero hay mucha información disponible en sitios oficiales y siempre se puede consultar a las autoridades”, concluyó la fiscala.
Es importante destacar que las redes sociales son solo uno de los muchos mecanismos que utilizan los tratantes de personas, ya que también recurren al contacto físico y presencial con las víctimas en el mundo real, no solo en el virtual.