“Una relación de constantes agresiones desde el inicio”. Así describió Yanory Mora el vínculo entre su hermana, Ana Jenny Otárola Mora, y un joven de 24 años, de apellido Castrillo Hernández, señalado por las autoridades como el principal sospechoso de asesinarla a apuñaladas y envolverla en sábanas.
La pareja vivía en Guácimo, donde ocurrió el crimen, a 75 metros de la delegación de la Fuerza Pública y a 25 metros de la casa de la madre de Ana Jenny, Zoraida Mora López. Según Yanory, en declaraciones a La Nación, su hermana de 47 años y Castrillo mantenían una relación sentimental desde hace poco tiempo. Se conocieron por medio de Facebook y hace aproximadamente ocho meses decidieron vivir juntos.
Durante el tiempo que convivieron, la familia de Ana Jenny observó comportamientos alarmantes en Castrillo, quien siempre se mostró agresivo hacia ella. Yanory sostuvo que Castrillo tiene problemas con el consumo de estupefacientes. “Mi hermana a veces lo tenía que ir a buscar porque él se iba a consumir, por eso nosotros nos preocupábamos”, agregó Yanory.
Mencionó que el sospechoso pasaba mucho tiempo en la casa de su hermana sin hacer nada, lo cual molestaba a los allegados. También recordó que Ana Jenny le tenía miedo a su pareja, porque él le sustraía bienes para luego irse a buscar drogas, y eso generaba conflictos entre ellos. Por esa última razón, en las últimas semanas, Ana Jenny prefería quedarse en la casa, cuidando sus cosas.
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Yanory Mora declaró que, según le informó la Policía, no se descarta que el problema de las sustracciones de bienes derivara en una discusión entre Ana Jenny y Castrillo en las horas previas a su muerte. “Nosotros muchas veces le dijimos que lo dejara para evitar problemas, pero ella decía que nadie lo iba a ayudar, porque a él nadie lo quería”, mencionó Yanory.
El martes, cuando apareció el cadáver de Ana Jenny Otárola, su madre, Zoraida Mora, confirmó que ya había visto a Castrillo pegándole a su hija y que las golpizas eran frecuentes. Aunque quiso denunciarlo, su hija le rogaba que no lo hiciera. Además, los vecinos también conocían de los abusos, pero no se atrevían a llamar a la Policía por temor a represalias.
El último día con vida de Ana Jenny
El pasado domingo a las 2 p.m., la madre de Ana Jenny vio por última vez a su hija con vida cuando salía de la casa con Castrillo. Luego ambos regresaron, y tiempo después, él salió solo. La señora se sorprendió al ver que el sujeto iba caminando con dos maletas y un sartén eléctrico. Le preguntó dónde estaba Ana Jenny y él respondió que estaba en la casa de su patrón y que estaba haciéndole un mandado. Desde ese día no se supo más de ella hasta que su hermano Ronald ingresó a la vivienda el martes y la encontró sin vida y envuelta entre sábanas.
Ana Jenny deja dos hijos: un varón de 28 años que trabaja y vive en San José, y una muchacha de 25 años que vive en Sixaola. Según el Registro Civil, Ana Jenny contrajo matrimonio en Cuba en 2005 con un hombre de apellido Castillo, pero luego volvió a Costa Rica y tuvo a sus dos hijos con otra pareja.
Yanory agregó que ella y su familia necesitan colaboración para darle el último adiós a Ana Jenny, debido a que la situación los toma “en un momento donde estamos mal, no hay mucho dinero”. Los allegados suministraron el teléfono 8742-2172 para quienes quieran colaborar mediante la plataforma Sinpe Móvil.
El pasado 20 de mayo, 22 diputadas enviaron un escrito al presidente Rodrigo Chaves, solicitando declarar emergencia por al menos 12 casos de feminicidio ocurridos este año y otros que podrían ser declarados como tales una vez concluyan los análisis pendientes.