El matrimonio de Jenny Bastos Soto, de 51 años, y Elvis Bolaños Herrera, de 55, aparentaba ser una unión sin sobresaltos, según los vecinos de Sabanilla de Alajuela. Fruto de esta relación nacieron dos hijos, quienes con el tiempo los convirtieron en abuelos. Sin embargo, la realidad para Jenny era muy distinta; su matrimonio de 35 años con Elvis se había convertido en un verdadero calvario.
Marlen Soto, hermana de Jenny, aseguró que Elvis siempre mostró comportamientos violentos hacia Jenny. “Cuando estaba tomado, ella tenía que salir de la casa porque él llegaba a agredirla. Se escondía, venía a mi casa o se iba donde su hija”, destacó. “A veces, él (Elvis) se tranquilizaba, pero luego volvía a ser agresivo”, mencionó.
Sostuvo que, en los últimos tiempos, el alcoholismo de su cuñado estaba fuera de control y que Jenny planeaba separarse de él. No obstante, sus intenciones nunca se concretaron, pues la madrugada de este viernes, Jenny murió de un disparo en la cabeza que le propinó su esposo, quien luego se quitó la vida.
“El martes, cuando estuvo conmigo, ella me dijo que se quería separar. Me dijo que estaba cansada y que, si conseguía un apartamento, se iba a ir”, recordó Soto. Este viernes por la mañana, cuando los lugareños se enteraron de lo sucedido, ninguno dijo que supiera de problemas de convivencia en esa casa.
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Sin embargo, la violencia que Jenny sufría no pasaba inadvertida para los familiares; quienes preferían no intervenir porque consideraban que eran “asuntos de matrimonio”, en los que no debían involucrarse.
El nivel de violencia fue tal, que hace algunos años Jenny se separó de Elvis y le puso medidas de restricción. “Tuvo que venir la Policía, pero no sé a qué acuerdo llegaron, porque después él volvió a la casa”, agregó Marlen.
Bolaños era agricultor y Jenny se dedicaba a cuidar a dos señoras de la comunidad. Según Marlen, salía de su casa a las 7 a. m. y regresaba a las 5 p. m. Parte del dinero que ganaba lo invertía en cosas para sus nietos, quienes eran su adoración.
Un arma escondida en la casa
Hace unos días, Jenny le contó a su hermana que su esposo tenía un arma escondida en la casa; sin embargo, no imaginaban que sería capaz de dispararle a alguien. Pensaban que el arma tenía relación con su trabajo en el campo. “Nunca nos pasó por la mente que algo así sucediera. En los matrimonios, uno no sabe los problemas que enfrentan. Muchas veces, las mujeres agredidas callan y se acostumbran al maltrato”, aseguró Marlen.
Bastos no solo dejó dos hijos y nietos, sino también a su madre de 71 años y a su abuela de 92. Esta última, según Marlen, escuchó una detonación en la madrugada. Sin embargo, fue la hija del matrimonio, quien vive en una casa trasera, quien descubrió lo ocurrido.
De acuerdo con Marlen, su sobrina se despertó como cualquier otro día y, al pasar por la casa de sus padres, observó algo extraño por una ventana. Llamó a Marlen y a su primo, quienes viven al lado, para que la ayudaran a abrir la casa. Una vez adentro, los tres encontraron la desgarradora escena. Cree que su cuñado estaba alcoholizado al momento de cometer el crimen, pues encontraron una botella vacía de licor en su carro.
“Ahora mi sobrina está muy ocupada con todas las cosas del funeral, no tiene tiempo de pensar en lo que ha sucedido. Pero después de que pase todo, sentirá la soledad y la falta de sus padres”, afirmó Marlen. “Mi abuela está muy triste y mi mamá, muy afectada”, añadió.
En su memoria, siempre recordará a su hermana como una mujer fuerte, servicial y trabajadora. “Siempre estaba dispuesta a ayudar. Si mi abuela se enfermaba o mi mamá necesitaba algo, ella las llevaba adonde fuera necesario”, manifestó.
Se espera que los cuerpos de la pareja sean entregados el sábado, aunque aún no se define cuándo se realizarán las honras fúnebres.
Dolorosa estadística
En lo que va del 2024, más de 20 mujeres han sido ultimadas en el país. Solo en los últimos 12 días, se registraron cuatro de muertes, tres de ellas a manos de sus parejas. Antes del femicidio de Jenny, el caso más reciente era el de Ana Jenny Otárola, de 47 años, quien apareció sin vida, apuñalada, ensangrentada y envuelta en cobijas hace tan solo tres días en Guácimo, Limón.
El 27 de mayo, hace menos de dos semanas, Marisol Rodríguez, de 40 años, fue asesinada por el padre de su bebé en su propia casa. El agresor utilizó un arma blanca y una piedra para asesinarla. Rodríguez, además de la menor, tenía otros tres hijos de relaciones anteriores.
Según datos del Observatorio de Violencia de Género, en los primeros cuatro meses del 2022 se registraron seis muertes violentas de mujeres. En el mismo periodo del 2023, se registraron 12 y en los primeros cuatro meses del 2024, se contabilizaron 19.
Jeannethe Arias, jefa de la Secretaría Técnica de Género y Acceso a la Justicia del Poder Judicial, explicó que en las relaciones hay momentos de mayor riesgo en los que las mujeres pueden ser víctimas de violencia, como cuando desean terminar la relación con el agresor, como era el caso de Jenny Bastos, o cuando el hombre es notificado de algún procedimiento legal. “En esos momentos es cuando más deberían acercarse al sistema para tener protección. A nivel mundial, en estas circunstancias hay picos de violencia”, comentó.
Si usted o alguien que conoce es víctima de violencia, denuncie al 911 o acuda a la delegación policial más cercana.
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