"Ellos tenían como cinco años de estar juntos. Obviamente yo no sabía la vida que le daba él, hasta cuando vine aquí (en el 2017), cuando noté el tipo de relación que estaban llevando.
“Eran constantes problemas, inclusive muchas veces yo me tenía que meter. Aconsejaba a mi mamá: ma déjelo, ma déjelo. Eso no está funcionando. Es una relación tóxica (...) por favor paré eso, se lo dije mil y una vez, pero ella no me hizo caso”.
Así resumió Henry Miranda Reyes, hijo de Melba Reyes Croveto, la mujer que el domingo en la madrugada murió asesinada a manos de su compañero sentimental Vilmer Antonio Romero, cómo fue la relación de la pareja.
Convivían desde el 2015 en el barrio Buenos Aires, un precario levantado en los últimos 20 años en una ladera del río Poás, a su paso por Rincón de Cacao, una comunidad del distrito de Tambor de Alajuela.
La agresión con arma blanca ocurrió a las 2:33 a. m. Melba Reyes, de 51 años, recibió varias heridas pero la mortal la tenía en el abdomen. Su hijo Henry, de 32 años, y quien habita en una casa colindante, con la ayuda de un vecino la sacaron por una gradas, en un recorrido de unos 150 metros.
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Después de “discutir” con la Policía que ordenó esperar la ambulancia, lograron montarla en un automóvil para llevarla al hospital. A un kilómetro de distancia, cerca de la escuela de Rincón de Cacao, se toparon a los cruzrojistas que determinaron que Melba estaba fallecida.
Vida de violencia
Melba Reyes era oriunda de Juigalpa, Nicaragua. Vivía en Costa Rica desde hace más de 20 años. Tuvo dos hijos, Henry Miranda, y una adolescente de 14 años. Desde hace más de un año laboraba en limpieza en la empresa SBM, en la Zona Franca de El Coyol.
Ella tenía su casa desde 2006 en el barrio Buenos Aires, donde conoció a Vilmer Romero, un vecino, y empezaron una relación sentimental.
Su hijo Henry dijo que fue hasta el 2017 cuando él se trasladó de Escazú al barrio Buenos Aires, cuando se percató de los maltratos y comenzó a hablar con su madre para que terminara con Vilmer.
"Una vez la agredió. Yo no estaba, pero uno no es maje. Se lo dije a ella, usted cree que yo no veo. Yo no me meto y respeto su relación, pero eso no sirve, se lo dije, no sirve. Le dije, ‘ma usted ¿qué quiere, dejarme sin madre?, ¿dejar a mi hermana sin madre?’
"También se lo dije a él, que reflexione. ‘Ponete en mi lugar, le gustaría que le hicieran lo que vos le están haciendo a tu madre. Tenes suerte de que no soy un picudo (peleador agresivo) porque tal vez vos en el cementerio y yo en la cárcel’. Pero un día tuve que meterme, él me mandó un golpe y cuando le iba a responder, mi mamá se metió.
“Estaba ciega, honestamente estaba ciega. Ella siempre dijo ‘es que me da lástima porque él no tiene familia aquí’. Y por qué no tiene familia, porque es un animal, no lo quiere ni la familia y esa lástima la llevó a la tumba”.
Incendio
En criterio de Henry Miranda, el principal problema de Romero era el consumo de licor y al parecer de otras drogas.
Relató que en una ocasión ese individuo sacó a su madre de la casa, le quitó la ropa hasta dejarla desnuda y la golpeó, pero que aunque se separaban, luego volvían a convivir.
"Como hijo le dije que lo echara, pero ella me decía es que no se quiere ir. Échele la policía. Tengo entendido que ella le puso una orden de restricción, el que sea cierto o mentira eso no lo sé, pero él le pedía otro oportunidad y pasaba. La maltrataba y siempre tenía una oportunidad.
"En febrero (pasado) habían tenido un problema y lo había echado de la casa. Nosotros nos volvimos cristianos, yo la encaminé a ella a que visitáramos la iglesia y nos bautizamos en Cristo. Eso fue un sábado y el domingo se quemó la casa de ella.
"Fue como a las 8:30 p. m. Ella no estaba en la casa, gracias a Dios, pero dijeron que había sido él que le prendió fuego.
"Yo estaba en mi casa cuando veo humo y empiezo a gritar a llamarla pero no encontré la llave del portón, hasta el perro se quemó adentro. Otra casa vecina se quemó totalmente y a la mía la agarró solo una parte. Se llamó a los bomberos. Ella andaba en otra casa y fue una alivio cuando la miré y la abrace.
“'Es lo material, aquí estoy, me dijo. Esto no me va a derrotar y la voy a construir'. Ma aquí estoy con usted, no cuento con nada pero aquí estoy. Somos de bajos recursos, la pulseamos y ella la reconstruyó. Él hipócritamente vino a ayudar”.
Últimas horas
Henry Miranda dijo que su madre el sábado anterior le comunicó a Vilmer Romero que tenía que irse de la casa, porque él no podía controlar el vicio del licor.
"Le dijo por mensaje (de WhatsApp) que viniera el domingo a recoger su ropa. Eso lo sé porque tengo el teléfono y los leí.
"No, voy hoy, le respondió el sospechoso.
"No, venga mañana. No quiero hablar con vos. No quiero nada con vos porque no va a cambiar de vida, y el camino que yo voy siguiendo no lo vas a seguir. Así que cada quien por su lado.
"Y la convenció. Vino y se metieron el cuarto a hablar y estando ahí hizo lo que hizo. Cuando mi mamá gritó a mi hermana que llamara al 9-1-1 que él la había apuñalado. Mi hermana estaba llamando al 9-1-1 y cuando ella sale (estaba en otro cuarto) le intenta quitar el teléfono y le mandó dos cuchilladas. Le hizo dos heridas.
“Ella empieza a gritarme. Yo vivo al lado, mi esposa me despierta y cuando salgo él va subiendo las gradas. Lo primero que hago es preguntar qué pasó: ‘Vilmer apuñaló a mamá’. Entro y la veo en la cama en posición fetal con sangre ...”.
Vilmer Romero, de 29 años, huyó de la casa, se metió por varios lugares en la vecindad hasta que los mismos pobladores del lugar lo detuvieron y lo entregaron a la Fuerza Pública. Por el momento descuenta tres meses de prisión preventiva por los delitos de feminicidio y tentativa de homicidio.
“En este momento quiero decirle a la mujeres que sufren de violencia doméstica que no callen y que acepten los consejos que tal vez muchas veces le dicen las personas menores. Nunca pensé que mi madre iba a estar en las noticias, tantas veces la aconseje, tantas veces … tal vez el pecado de ella fue callar ...”.