Con los brazos cruzados y una mirada firme, Yendry Vásquez Cordero, la madre de Allison Pamela Bonilla Vásquez, esperó en un pasillo del Juzgado Penal de Cartago al sospechoso del crimen de su hija.
Se trata de un hombre de apellidos Sánchez Ureña, alias Sukia, quien al igual que ella vive en Ujarrás de Paraíso, Cartago.
Al verlo pasar, lo encaró y mantuvo la mirada firme, sin decir nada. Por su parte, el sujeto bajó la cabeza y evitó el contacto visual con ella en todo momento.
Tras ver a Sánchez ingresar a la sala en la que se realizó la audiencia de solicitud de medidas cautelares, desde la 1:30 p. m. de este viernes, la mujer soltó en llanto.
Ante eso, fue asistida por su abogado, Rodrigo Araya Solano, y personeros judiciales, quienes le dieron agua y la acompañaron.
Casi dos horas después, a las 3:20 p. m., Araya confirmó que al sospechoso le impusieron seis meses de prisión preventiva, debido a que se consideró “que existe peligro de fuga, obstaculización y una evidente relación con el homicidio”.
Por su parte, la Fiscalía Adjunta de Narcotráfico y Delitos Conexos informó de que Sánchez figura como sospechoso del delito de homicidio calificado y por eso se solicitó que permanezca tras las rejas mientras avanza la investigación en su contra.
“Aunque no se cuenta con el cuerpo de la víctima, esta Fiscalía obtuvo indicios que permiten establecer, en grado de probabilidad, que a ella se le dio muerte”, detalló el Ministerio Público en un comunicado de prensa.
El Juzgado Penal de Cartago precisó que la medida cautelar en este caso se dictó hasta el 2 de marzo del 2021, por lo que el caso seguirá en investigación dentro del expediente 20-000825-058-PE.
Rastro de sangre lo vincula
Un rastro de sangre encontrado dentro de un vehículo se convirtió en pieza clave para vincular a Sánchez Ureña con la desaparición y el posible asesinato de Allison Bonilla.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó de que los trabajos que hicieron como parte del caso les permitieron establecer que este sujeto, al parecer, fue el último en tener contacto con la joven, de 18 años, antes de que se perdiera el rastro de su paradero el 4 de marzo anterior.
La muchacha se dirigía a su casa, en urbanización Florencio del Castillo, cuando fue vista por última vez.
Ese día, ella se bajó de un bus, le avisó a su mamá que ya se encontraba cerca y alertó, por medio de un audio a su novio, Harold Segura Solano, de que unos “pintiticas” la perseguían.
Sin embargo, nunca llegó a su vivienda y por ello, el 5 de marzo, su familia interpuso la denuncia.
Ese mismo día, en las labores de búsqueda, se localizaron unos anteojos medicados que pertenecían a Bonilla. Por ello, la Policía Judicial trabajó en toda la zona y fue así como dieron con un rastro de sangre de 140 metros que condujo a una finca.
A partir de eso, realizaron estudios de perfilado, entrevistas a personas y análisis de datos, manifestó el director del OIJ, Wálter Espinoza Espinoza.
Después de analizar la información, identificaron a Sánchez como un potencial sospechoso y por ello, el 26 de marzo le allanaron su residencia, ubicada en Ujarrás.
Ahí decomisaron un automóvil, el cual fue llevado a laboratorios especializados para realizar los análisis criminalísticos correspondientes.
“Logramos ubicar sangre dentro del automotor que era compatible con el ADN de la joven, al igual que el rastro que se había localizado el 5 de marzo cerca de donde estaban sus anteojos.
“Por ello, seguimos con prueba científica y de orden técnico para la investigación y el miércoles 2 de setiembre se detuvo a Sánchez, un vecino de la zona de 28 años”, explicó Espinoza este jueves.
Información actualizada a las 6:10 p. m. con más datos.