Mauricio Alonso Porras Montero, de 34 años, fue la víctima colateral de una balacera en San Josecito de Alajuelita, la madrugada de este Domingo de Resurrección. El muchacho, papá de tres niños y empleado de Aseo en la Municipalidad de San José, estaba en un cuarto con una de sus hijas, cuando varios gatilleros pasaron disparando e impactaron cinco viviendas.
Cuando el trabajador escuchó la balacera “agarró a la chiquita, la alzó y la salvó; en ese momento, las balas traspasaron la casa y le dieron a él”, narró Víctor Porras Ortega, padre de Mauricio, en entrevista con La Nación.
Varias balas atravesaron la sencilla vivienda de madera y algunas se alojaron en la espalda de Porras, quien murió en la sala, minutos antes de que llegaran los cuerpos de socorro.
Según don Víctor, Mauricio era muy dedicado a sus hijos, una persona cuya pasión era el fútbol; incluso jugaba con el equipo Alajuelita F.C. en la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa) de la Tercera División.
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“Era muy bueno y lo querían mucho”, contó don Víctor, quien con nostalgia mencionó que su hijo “salió muy bueno” para ese deporte y no tenía ningún tipo de problemas con las personas.
Precisamente, en la página del equipo en Facebook, sus compañeros dedicaron algunas palabras para recordar a Huesos, como le decían de cariño: “¡VUELA ALTO, HUESOS! Gracias por todos los lindos momentos y recuerdos que nos permitiste vivir a tu lado, tanto dentro como fuera de la cancha... Un abrazo de gol hasta el cielo”, se lee en la publicación.
Un día antes de morir, este joven compartió una actividad familiar junto a su padre, hermanos y sobrinos, en una finca en Alajuelita. De un día para otro, pasaron de la felicidad al luto. Don Víctor asegura que él y su familia son las nuevas víctimas de la inseguridad que golpea al país, pues la balacera en la que murió Mauricio, “no era para él”.
Mauricio, quien se desempeñaba como recolector de basura, era el papá de tres menores de 9, 7 y 4 años. Don Víctor pide que este homicidio no quede impune.
“Andan matando por todo lado. Se ve en cámaras donde andan matando; usan motos, pero nunca agarran a nadie”, reclamó el padre.
La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), a la que Mauricio estaba agremiado, también lamentó esta nueva muerte colateral. “La maldita violencia criminal que nos azota se cobra una nueva vida joven”. La violencia que sacude el país “no es percepción”, sino “la realidad cruda de la sociedad de la exclusión y de la desigualdad”.
Homicidios en aumento
En los últimos años, los conflictos entre grupos criminales en Costa Rica han tenido un impacto devastador en la población, con un aumento significativo en las víctimas colaterales. Durante el 2023, el número de casos casi se triplicó, pues registró 52 personas fallecidas, en comparación con las 18 víctimas del 2022.
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Este aumento alarmante de la violencia también se reflejó en el número total de asesinatos a nivel nacional, lo que hizo del 2023 el año más violento de la historia de Costa Rica, con un total de 907 asesinatos documentados. Esta cifra fue precedida por 657 asesinatos registrados en el 2022.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) vincula esta escalada de violencia principalmente al narcotráfico y a las estructuras criminales que compiten por el control de territorios en las regiones costeras y en zonas urbanas del centro del país.
En lo que va del 2024, el OIJ registra 231 asesinatos, 16 más que en el mismo período del año anterior, lo que permite afirmar que la escalada de violencia no se detiene.