“Éramos cuatro. Diez años después, nació ella (María Luisa Cedeño Quesada), era la chineada de la casa (...)”.
“Desde jovencita se fue de la casa a trabajar y estudiar (...). Todos los días hablaba con mi mamá y pedía que encendieran una velita cuando iba a operar”.
Con esas palabras recordó Marconi Cedeño Quesada a su hermana, María Luisa, quien fue asesinada el 20 de julio anterior dentro de una habitación del hotel La Mansion Inn, en Manuel Antonio de Quepos, Puntarenas.
Desde entonces, la situación ha sido difícil para él y su familia, quienes encontraron en la cercanía con Dios y el apoyo de la población una fuente de impulso para seguir adelante.
Afirmó que sus padres siguen realizando sus actividades cotidianas y que, todos los días, sacan de su tiempo para comunicarse con Dios.
– ¿Cómo hace la familia para salir adelante?
– Estar cerca de Dios y del apoyo de la gente. Mi papá y mi mamá no han hecho nada diferente, solo le piden a Dios todos los días, rezan el rosario una vez al día y ven la misa todos los días.
“Mi mamá lo que hace es cocinar, mi papá todos los días va a la finca, sigue siendo lo mismo”.
Por su parte, el doctor Alfredo Ugalde Fernández describió a su colega como una mujer hermosa por fuera y por dentro.
Ellos tenían 10 años de conocerse e, incluso, en muchas ocasiones compartieron quirófano, ya que eran compañeros de trabajo.
“Compartimos casos difíciles, alegrías, frustraciones, congresos, viajes fuera del país. Uno a veces pasa más tiempo con los colegas que con la familia”, mencionó Ugalde.
Agregó que enterarse de la muerte de María Luisa Cedeño lo tomó por sorpresa, ya que él no sabía que ella se encontraba de vacaciones.
Contó que, el lunes 20 de julio, mientras se encontraba en el Hospital Cima, una secretaría le consultó por ella porque la andaban buscando y fue así como se enteró de los hechos.
“Tres días antes, el viernes 17 de julio hicimos simulación de cómo atender en sala de operaciones a un paciente positivo con covid-19, fue un poco extenuante y larga”.
“Imagino que, luego de eso, se sintió cansada, con ganas de descansar y, como era muy independiente, agarró su perrita y se fue de paseo”, describió.
María Luisa Cedeño Quesada era jefa del Servicio de Anestesiología y Recuperación del Hospital Cima, en Escazú, San José; todos sus compañeros la recuerdan como una persona amable, humilde y feliz.
Incluso, mencionaron que en ocasiones ponía música plancha en sala de operaciones.
La especialista también era amante del fútbol y en una ocasión fue a disfrutar de la final de la Liga de Campeones de Europa.
“Era hermosa por dentro y fuera, una persona completa, alegre, independiente, maravillosa, inteligente, trabajadora, entregada a sus pacientes y muy profesional”, concluyó Ugalde.