Un violento doble homicidio sacudió el barrio Santa Teresita de Nosara, donde dos hermanos fueron asesinados a tiros mientras dormían. El crimen ocurrió durante la madrugada de este martes, cuando dos hombres armados ingresaron a la humilde vivienda de madera y abrieron fuego contra Luis Fernando Briones Matamoros, de 30 años, y su hermana, Fiorela Yazmín Briones Matamoros, de 19 años.
Una fuente policial allegada al caso confirmó que las muertes estarían asociadas a las disputas por territorios narco entre las bandas de Diablo (Alejandro Arias Monge) y Caca’e Mono (un hombre de apellidos Rojas Matarrita). Este último está detenido desde julio del 2023 por su posible vínculo con el homicidio de cuatro vendedores de ollas en playa Garza.
Las descripciones proporcionadas por los familiares a las autoridades indican que los atacantes de este martes eran uno de contextura delgada y otro más robusto. Tras cometer el crimen, ambos huyeron de la escena, dejando una gran cantidad de casquillos percutidos que fueron recolectados por las autoridades para análisis forenses.
La hipótesis de un ajuste de cuentas cobra fuerza porque los homicidas no se robaron nada de la vivienda y atacaron solo a los hermanos, pese a que en el sitio había más personas, incluidos menores de edad. Luis Fernando era soltero y padre de un varón de cuatro años. Su hermana también era soltera y mamá de una niña de cuatro años.
La fuente policial agregó que, según la investigación desplegada en la zona, la ahora fallecida tenía una relación sentimental con un miembro de la organización de Caca’e Mono, por lo que el ataque habría sido perpetrado por miembros del grupo rival.
Con este doble homicidio, Guanacaste alcanza 54 asesinatos en lo que llevamos del año, seis menos con respecto al mismo periodo del 2023.
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Lucha de poder
Los vecinos de Nosara han visto el incremento de los homicidios en esa turística comunidad en los últimos años. Mientras en 2022 se registraron tres asesinatos, la cifra aumentó a 13 en 2023, y en lo que va del 2024, ya suman 10.
Parte de este incremento se atribuye a la lucha territorial entre Diablo y Caca’e Mono, que se intensificó a mediados de 2023.
Según dijo hace dos semanas Elder Monge, jefe regional de Fuerza Pública en la zona, Nosara se convirtió en un “mercado rentable” para las estructuras criminales, por su ubicación y la masiva visitación turística.
“Lo que tiene mucha atracción para estas estructuras criminales en la venta y distribución de droga es precisamente por ser un sector costero. En esos sectores llega mucha gente buena, pero también llegan otras personas (que consumen) con fines recreativos y eso hace que el mercado de la venta de estupefacientes sea muy rentable”, explicó el comandante.
Uno de los eventos más graves de esta ola de violencia ocurrió el 19 de marzo, cuando un grupo asociado con la banda de Diablo perpetró un tiroteo en un búnker en el barrio Hollywood, que dejó dos muertos y tres heridos. Semanas después, se sospecha que miembros de la banda de “Caca’e Mono” fueron los responsables del asesinato de María José Sánchez Cortés, una víctima colateral de la guerra que viven esos grupos delictivos.
Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, los pistoleros buscaban a un deudor en la vivienda, pero al no encontrarlo, discutieron con la mujer y la mataron.
Mario Zamora, ministro de Seguridad, lamentó que, pese a la captura de Caca’e Mono, todo parece indicar que su poderío persiste en la zona y no descartó que dicte órdenes desde el centro penitenciario en el que está recluido.
Explicó que este fenómeno empezó con la banda de Los Lara, que opera al sur de San José, pues aunque muchos de sus cabecillas están presos, hay evidencia de que mantienen el control de la organización desde celdas penitenciarias.