Los individuos que el miércoles en la noche mataron a la alemana Rosemarie Bockhold Koopmann, de 80 años, burlaron la seguridad de un lujoso condominio ubicado en Piedades de Santa Ana, en San José.
El cuerpo de la mujer apareció el jueves en la mañana en la cajuela de un vehículo Toyota Rav4, que fue abandonado en un calle solitaria en la comunidad de el Coco, al costado sur del aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela.
Alberto Palma, jefe de la delegación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Alajuela, dijo que sospechan que la mujer fue sorprendida por los homicidas cuando se encontraba en el dormitorio del apartamento en el cual vivía sola. "El cuerpo estaba envuelto en sábanas blancas que las tomaron de la cama de ella", dijo.
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Palma relató que en el libro de registro al condominio, que es totalmente restringido, no se consignó el ingreso de ninguna persona o visitante a la casa de la fallecida, quien también era conocida como Rosemarie Dietrich Bockhold.
"El vigilante lo que nos dice es que observó, durante la madrugada (del jueves), que el vehículo de ella salió, pero no logra determinar quien lo iba conduciendo", agregó el policía.
Ese carro es el Rav4, que uno de los hijos le entregó a la mujer para que se movilizara.
Rosemarie Bockhold vivió en Costa Rica durante más de 30 años y tenía la condición de residente. Ella era pensionada de un banco alemán. Según el reporte forense, su muerte fue mediante asfixia con las manos.
Alberto Palma declaró que en la vivienda no faltan objetos de valor, pero todavía se mantiene la hipótesis de que el crimen podría ser por robo. Ninguna de las puertas o ventanas estaba forzada.
"Ella estaba vendiendo el apartamento, quería irse de ahí. No sabemos el por qué. Lo estaba vendiendo a un precio de $350.000 (...) Es un hecho muy lamentable porque es una adulta mayor que la sacan de su propia casa", relató.