EscucharLas muertes de mujeres por homicidio en los primeros dos meses de este año se triplicaron en comparación con el mismo periodo del año pasado, pasando de siete a 22. Es una cifra alarmante, especialmente porque 10 de las víctimas fallecieron a manos de sus parejas o exparejas. El equivalente a cinco femicidios por mes.
Los datos del Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres evidencian que las cifras del año pasado ya eran preocupantes, pero en este inicio del 2025 la situación se ha agravado. Las siete provincias han afrontado este delito, el más grave dentro de la violencia doméstica.
Se trata de crímenes que, en su mayoría, ocurren en el ámbito privado, donde la contención de la Policía no puede entrar. La situación evidencia que las instituciones gubernamentales encargadas fallan en la prevención de estas tragedias. Estas situaciones dejan niños sin madre y con el padre en la cárcel, así como a familias con secuelas emocionales devastadoras.
Así lo expresó Lauren Gordon, criminóloga, quien criticó la falta de visibilidad del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), el Ministerio de la Condición de la Mujer y otras instituciones de apoyo a mujeres víctimas de violencia.
Según la Subcomisión Interinstitucional para la Prevención del Femicidio del Poder Judicial, siete de los asesinatos fueron cometidos por los esposos o las parejas actuales y otro fue perpetrado por una expareja sentimental.
De 22 mujeres muertas, 10 son por femicidio
El 2025 arranca con el triple de mujeres asesinadas
FUENTE: OIJ y Poder Judicial || / LA NACIÓN.
Hay otros dos crímenes de este año clasificados como femicidio ampliado, es decir, que el agresor no es necesariamente es una pareja o expareja, sino alguien del ámbito laboral, estudiantil, comunitario, religioso o incluso una persona que actúa por venganza contra la víctima o su familia. Así ocurrió con Meribeth Mondragón, de 35 años y madre de tres hijos, ocurrido en San Rafael de Heredia el 26 de enero.
El principal sospechoso de matarla, de apellidos Oviedo Morales, alias “Bala”, quedó bajo prisión preventiva por seis meses mientras se desarrolla la investigación donde se determinará si el caso es elevado a juicio y la fecha. Las penas por este delito oscilan entre 20 y 35 años de cárcel.
Un tío de Maribeth, Mario Bejarano, indicó que la familia no conocía al sospechoso y que les pareció extraño que ella estuviera en San Rafael, porque su lugar de residencia era Guararí.
Otro femicidio ocurrió en Turrialba el 20 de febrero. Julia Dittel Sarmiento, de 64 años, fue asesinada por su hijo tras negarse, al parecer, a darle dinero para comprar drogas. El hombre fue detenido poco después en La Isabel de Turrialba.
En el 2024, se registraron 30 femicidios de un total de 81 asesinatos de mujeres, es decir, un promedio de tres por mes. Sin embargo, esta cifra podría aumentar, ya que aún quedan 31 muertes pendientes de clasificación.
Lucha contra crimen organizado nubla otros campos
Lauren Gordon advierte que, en un año preelectoral como este y en medio de escándalos relacionados con el crimen organizado, temas como la violencia de género quedan relegados.
“Como todo el mundo está enfocado en el crimen organizado, hay formas de violencia que no se están abordando de manera adecuada”, señaló.
Según Gordon, los femicidios y su abordaje siguen quedando en segundo plano. También destacó que las redes de apoyo fallan, lo que impide que muchas víctimas presenten denuncias.
En algunos casos, las mujeres, especialmente aquellas con hijos y en situación de pobreza, enfrentan dificultades económicas cuando sus agresores dejan de contribuir económicamente tras dictarse una orden de alejamiento. Ante esta situación, algunas retiran la denuncia e incluso permiten que sus agresores regresen al hogar, exponiéndose a un grave peligro sin percibir el riesgo real.
Educar para reconocer riesgos
Gordon también hizo un llamado a las familias para educar a hombres y mujeres en la convivencia. Señaló que muchas parejas ingresan en relaciones peligrosas sin darse cuenta, omitiendo las etapas del noviazgo.
“Primero vienen los ataques físicos y sexuales, pero las víctimas mantienen la imagen de aquella persona que al inicio era romántica y tierna. No reaccionan porque creen que el problema es suyo y que están haciendo algo mal. Los agresores refuerzan esta idea, haciéndolas sentir culpables e inferiores, cuando en realidad son personas que nunca aprendieron a respetar límites y no los reconocen a la hora de agredir”, explicó.
Incluso en los comentarios de noticias sobre femicidios, es común encontrar opiniones que culpan a las víctimas o exigen la pena de muerte para los agresores. Sin embargo, la criminóloga considera que ninguna de estas posturas es correcta. “A la hora de agredir, nadie piensa en las penas. Lo hacen impulsados por la ira, el enojo o la frustración. Después piensan en cómo ocultar el crimen”, afirmó.
Gordon insiste en la necesidad de educar a las mujeres para que desarrollen autonomía emocional y financiera, lo que les permitiría identificar a tiempo una relación tóxica y salir de ella.
Además, señaló que los niños que crecen en hogares donde el padre es violento tienen una alta probabilidad de repetir ese patrón en sus propias relaciones.
También enfatizó la responsabilidad de la comunidad, instando a los vecinos a denunciar estos casos al sistema de emergencias 9-1-1 o a la línea 1125 del Inamu.
Se consultó a esta entidad sobre el tema, pero al cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.
En un video institucional, Ivannia Arias, del departamento de prensa del Inamu, explicó que la música, la publicidad, las series y las noticias influyen en el comportamiento de las mujeres, llevándolas en ocasiones a no reaccionar ante situaciones de dominación. “Somos lo que consumimos”, advirtió, destacando la responsabilidad de los medios y redes sociales.
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Semanas atrás, al aumentar la cantidad de femicidios, la ministra de la Condición de la Mujer, Cindy Quesada, alertó que estos crímenes refuerzan modelos de masculinidad tóxica, lo que “puede llevar a otros hombres con estas características a considerar la violencia como una opción viable”.
