Las dos jóvenes asesinadas a balazos el viernes anterior a las 8:29 p. m., en Cartago, salieron de su vivienda en Higuito de Desamparados dos horas antes del crimen.
El dato lo confirmó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que, al mismo tiempo, verificó que las víctimas tenían bastante tiempo de ser amigas y de vivir juntas.
Por el momento, la Policía Judicial no tiene un móvil claro de este doble homicidio pues, inicialmente, ninguna de las fallecidas registra antecedentes judiciales.
Respecto a esa posible motivación para ultimarlas, las autoridades se mostraron bastante herméticas, al alegar que los investigadores apenas se encuentran en la etapa de elaborar la victimología, es decir construir el historial de las fallecidas.
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Una víctima fue identificada como Michelle Adriana Velázquez Castro, de 19 años. Era soltera y madre de una niña de tres años, según se registra la página digital del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).
En tanto, la otra afectada es Sonia Morales Nicaragua, de 22 años, desde hace cinco años contrajo matrimonio con un hombre de apellido Valverde, según el TSE.
Las jóvenes fueron localizadas asesinadas el viernes en un matorral cerca del río Navarro, en calle Sanabria, que pertenece a la comunidad de Navarro del Socorro, de Dulce Nombre de Cartago. Este lugar queda a 39 kilómetros de distancia de Higuito.
Vecinos del sitio del hallazgo escucharon una balacera, vieron un automóvil de color gris salir en reversa y poco después descubrieron los cuerpos.
El OIJ detalló que el cuerpo de Sonia Morales presentaba dos impactos de bala en la cabeza. Ella vestía una blusa blanca de tela liviana, jeans azul y tenis negras. Además, tenía un tatuaje en el brazo izquierdo de un reloj y una rosa, mientras que en la pierna derecha tenía otro con rostro de una mujer y una rosa.
Esta joven estudió en el Liceo Monseñor Rubén Odio Herrera, de Desamparados.
Mientras, a Michelle Adriana Velázquez en la autopsia le encontraron tres balazos, también en la cabeza. Llevaba puesto un vestido negro, un suéter largo cardigan (abierto al frente) y tenis de colores. Ella tenía un tatuaje en el abdomen con el nombre de “Adriana” y uno en el brazo izquierdo con dos rosas y un diseño tribal.
La Policía Judicial descartó que las mujeres estuviesen amarradas o amordazadas. Se presume que las bajaron del carro y les dispararon. Tampoco se ha determinado la distancia desde la cual les dispararon, pues esa pericia tomará varias semanas, comunicó el OIJ.
Varias hipótesis
Aunque el OIJ insistió en que no se tiene claro el móvil, uno de los primeros pasos en la investigación será determinar con quién o quiénes salieron ellas el viernes anterior, dijeron investigadores consultados por La Nación.
La Policía Judicial informó de que, por el momento, se desconoce para qué lugar iban las fallecidas y si se iban a reunir con alguna persona.
Las autoridades no precisaron si las jóvenes tenían novio. Empero, una de ellas, en su perfil público de Facebook, detalló que tenía una relación con un joven vecino de Hatillo, quien había fallecido el 24 de febrero pasado al volcarse el automóvil en el cual viajaba, en Herradura, cantón de Garabito, Puntarenas. Respecto de la otra muchacha no trascendieron detalles.
Asimismo, las personas consultadas dijeron que en este caso también debe tomarse en cuenta, por la forma en que sucedió este doble crimen, de que pueda tratarse de un mensaje o advertencia, que podría estarse enviando a alguna persona o a algún grupo criminal.
Al respecto citaron, a manera de ejemplo, que a inicios de mayo circuló un video en redes sociales en el cual se observa cómo tres jóvenes son privadas de su libertad, les rapan el cabello y las obligan a desfilar desnudas.
En las primeras investigaciones policiales se determinó que algunas de las víctimas tienen amistad con jóvenes sospechosos de integrar un banda dedicada a la venta de droga al sur de San José, y, se presume, que un grupo rival interceptó a las adolescentes, cómo una advertencia por algún conflicto.
Finalmente, se mencionó que otro aspecto a considera en este crimen es que las jóvenes hubiesen sido contactadas por personas, que simplemente tengan el placer de matar.
Durante el 2008, dos individuos Juan Carlos Mena Jiménez y Christian Mora Cantillano, fueron detenidos por atacar a tres mujeres y matar a una de ellas, quienes recién salían de trabajar en un casino en Escazú; por matar a una pareja en Pavas; e igualmente, por asesinar a otra pareja en Alajuelita. Mena y Mora fueron condenados en el 2009 a 372 años de cárcel.
En aquel momento, el director del OIJ, Jorge Rojas Vargas dijo sobre esos individuos: “Ninguna de las víctimas les ofreció resistencia. Mataron por placer; por el simple gusto de hacerlo. Para nosotros es incomprensible”.