María del Carmen Tacsan Ulate contrajo matrimonio el 6 de marzo del 2010 con un profesional de apellidos Pérez Hernández.
Parecía ser una de esas relaciones ejemplares, “de bien”, según recuerdan amigos de la mujer. No solo por el amor que se profesaban, sino por la estabilidad de ambos, él era médico y ella trabajaba como asesora de Cooperación y Economía en la Embajada de Japón en nuestro país.
Sin embargo, puertas para adentro, la situación comenzó a cambiar y solo el círculo más cercano a Tacsan lo sabía: Pérez Hernández la controlaba, le revisaba su celular y la celaba.
Eso provocó que Tacsan, quien era conocida por su espíritu libre, le pidiera el divorcio pocos días antes del 19 de setiembre. La noticia, al parecer, no fue buen recibida por su esposo, quien, según la Fiscalía, ese día le propinó heridas de arma blanca en diferentes partes de su cuerpo y también le disparó en el cielo de la boca.
No conforme con eso, aparentemente, el sujeto, de 42 años, procedió a acomodar el cuerpo y llamar al 9-1-1 para indicar que su esposa se había suicidado y que él recién encontraba el cuerpo porque no estaba en la vivienda.
Sin embargo, tras la autopsia, las autoridades determinaron que no se había tratado de un suicidio, sino de un homicidio. Las pesquisas también arrojaron que supuestamente el médico mintió al indicar que no se encontraba en la casa cuando ocurrió el asesinato.
Por esos hechos, Pérez Hernández fue detenido el sábado 26 de setiembre como sospechoso del delito de feminicidio. Él deberá pasar los próximos seis meses en prisión preventiva, en tanto la investigación continúa.
Cercana a la familia: ‘La mamá está muerta en vida’
El hecho de, primero, tener que lidiar con la noticia de que su hija supuestamente se había suicidado ya fue duro para la mamá de María del Carmen.
Pero ese dolor se multiplicó cuando el móvil de la muerte de su hija cambió drásticamente y se convirtió en un asesinato. Un asesinato que, hasta hoy, solo tiene como sospechoso a su yerno.
“Ella está muerta en vida; está destruida. El esposo (papá de la víctima) está más controlado, pero lo que pasan no es menor cosa”, dijo Ángela Ulibarri, periodista, quien es cercana a la familia.
Sobre todo porque, según Ulibarri, la fallecida era un orgullo para su mamá. “Carmen era una muchacha muy chispa, inteligente, muy talentosa y eso era lo que siempre nos decía su mamá. Siempre nos contaba que era una nadadora de aguas abiertas, que era de un espíritu libre y feliz".
Sin embargo, luego de que trascendió el homicidio, se supo parte de lo que vivía la víctima en casa, con Pérez.
"No conocí nunca al esposo y era porque ellos pocas veces venían a visitar a sus papás aquí (en San Carlos), siempre los papás iban donde ellos. Pero él le controlaba el celular y, de hecho, borró las redes sociales de ella antes de matarla.
“El divorcio probablemente fue lo que lo detonó, porque, desgraciadamente, en estos casos de violencia, la mujer es como si pasara a ser propiedad del hombre. Es una situación que impacta, pero, más que eso, que duele”, dijo Ulibarri.
Amigo: ‘Dejaba una estela de buenas vibras por donde pasaba’
Como bien lo dijo Ulibarri, el asesinato de Tacsan impactó a todo un país, pero a sus amigos los dejó sin aliento, sobre todo porque jamás pensaron que esa mujer empoderada, independiente y alegre, viviera inmersa en un círculo de violencia doméstica.
“Es difícil de entender que, en una sociedad del siglo XXI, persistan este tipo de actos de violencia. Es difícil entender cómo persiste la violencia en relaciones que uno no se imagina, en la que las víctimas son mujeres formadas, con tanto carácter.
"Esto nos viene a seguir demostrando que la violencia de género no respeta dinero, clase social ni educativa y hay que frenarlo ya”, aseguró Rowland Espinosa, amigo de Tacsan y quien fue viceministro de Telecomunicaciones tiempo atrás.
Espinosa aseguró que cuando se enteró del fallecimiento de Tacsan y del cambio en el móvil sintió “un gran dolor porque era una persona muy especial”.
Recordó que la mujer, a quien conoció hace diez años aproximadamente, por asuntos diplomáticos, “dejaba una estela de buenas vibras por donde pasaba”.
“Era sumamente dedicada a su trabajo, muy inteligente y algo que siempre admiré en ella fue su diplomacia, su educación en términos de modales y de profesionalismo”, apuntó Espinosa, al tiempo en el que concluyó que el fallecimiento de Tacsan en una “gran pérdida para el país”.