Exagentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se mostraron sorprendidos por la violencia ejercida por varios individuos, hasta ahora desconocidos, en contra de los cuatro hombres y dos mujeres asesinadas el domingo anterior en una finca en Llano Bonito del distrito Brunka de Buenos Aires, Puntarenas. Los exinvestigadores que hablaron con la condición de que no se mencionaran sus nombres avalaron la teoría del robo como posible móvil de la masacre.
Sin embargo, advirtieron que la crueldad que se observa en la escena, como quemar al menos dos cuerpos luego de rociarles algún líquido acelerante, entre otros aspectos, está fuera del perfil de la mayoría de delincuentes costarricenses dedicados a delitos contra la propiedad. Al respecto, dijeron que este tipo de delincuentes tienen como objetivo principal apoderarse de los bienes materiales, pero en caso de que encontrar resistencia de las víctimas, las matan a balazos o los hieren con arma blanca, pero pocas veces queman los cuerpos. Sin embargo, enfatizaron que en el país sí hay hampones con personalidades muy violentas, pero son los menos.
Las personas consultadas fueron claras en decir que estas apreciaciones las hacían con fundamento en los pocos datos que sobre el hecho han salido a la luz pública en los medios de comunicación. “Por supuesto que el OIJ tiene ya más elementos, como el tipo de arma que usaron, la posible hora de muerte y no sabemos qué pudieron encontrar ahí. También ya tienen que haber hecho un rastreo de las llamadas telefónicas de todas los celulares de las víctimas”, dijo uno de los consultados.
Lo anterior, porque en criterio de los exoficiales, es posible que los sospechosos contactaran al dueño de la propiedad, el estadounidense Stephen Paul Sandusky, puesto que la finca donde sucedió la masacre estaba en venta en $1,8 millones (¢1,188 millones al tipo de cambio actual). Incluso, hicieron ver que en la zona había corrido el rumor de que la finca ya había sido vendida y a Sandusky se le consideraba como una persona muy adinerada.
El asesinato de la seis personas fue descubierto el lunes anterior a las 2:38 a. m. cuando encontraron los cuerpos de Sandusky, así como a César Mauricio Quesada Cascante (44 años), su esposa Claudia Alina Villarevia Rivera (41), y el hijo de ambos Daniel Mauricio Quesada Villarevia (20). En el lugar también mataron a Susan Anyelic Zúñiga Rodríguez (40) y Willy Alfredo Borbón Muñoz (38), estos últimos amigos de la familia Quesada Villarevia.
Ellos fueron el domingo en la mañana a la propiedad del estadounidense para ayudarlo a arreglar un tractor, puesto que César Mauricio y su hijo Daniel tienen un taller de reparación de maquinaria en la comunidad de La Bonita de Rivas en el cantón de Pérez Zeledón. La familia Quesada y los amigos recorrieron 53 kms de distancia para llegar a la finca de Stephen Sandusky.
“Mi primo César invitó a su esposa, hijo y amigos a que lo acompañaran a dar un paseo el domingo. Se esperaba que todos volvieran alrededor del mediodía, donde habían planeado un almuerzo de cumpleaños para el padre de César (Eladio Quesada Ramírez) pero ellos nunca aparecieron. Pasado un tiempo y después de numerosas llamadas telefónicas a todos ellos, Eladio, el hijo menor de César y Alina, y el padre de Alina decidió ir a buscarlos, pensando que se había descompuesto el vehículo y no podían obtener ayuda debido a la ubicación de la granja. En cambio, lo que encontraron fue una escena de crimen horrible. Todos ellos habían sido brutalmente asesinados y sus cuerpos gravemente quemados. Todavía no entendemos el motivo, pero el robo parece ser la pista principal en este momento”, escribió en redes sociales Kendra Espinoza, una prima de César y que está radicada en Estados Unidos. Este mensaje fue compartido por varios miembros de la familia Quesada.
Wálter Espinoza Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dijo el lunes que la hipótesis principal de este crimen múltiple es el robo. Esto lo fundamenta en que en la vivienda del estadounidense había “bastantes signos de registro”, así como una ventana quebrada y varios artículos que, en apariencia, iban a ser sustraídos porque estaban listos, entre estos una máquina de soldar, una motoguadaña y varios insumos agrícolas.
El estadounidense Stephen Paul Sandusky, de 61 años, era divorciado y padre de dos hijos. Ambos residen en Estados Unidos. Este hombre llegó a Costa Rica a finales de la década de los noventa y durante su permanencia en el país ha hecho diversas inversiones. Incluso fue una víctima de la estafa que se cometió por medio de las financieras Ofinter y The Brothers. Asimismo, tuvo un restaurante en Dominical de Osa, el cual cerró entre el 2004 o 2005 y luego compró la finca en Llano Bonito.