Los primeros indicios sobre los posibles sospechosos de perpetrar el asesinato de cuatro hombres y dos mujeres el 17 de octubre en un rancho en Llano Bonito de Brunka, en el cantón de Buenos Aires, Puntarenas, apuntan a que se trata de delincuentes locales dedicados a delitos contra la propiedad.
Esa presunción se obtiene al trascender que los autores de la masacre usaron armas de bajo calibre, son personas que dominan la región y que al menos un implicado conocía bastante bien al estadounidense Stephen Paul Sandusky, propietario del terreno donde sucedió el múltiple homicidio.
Muy unido a lo anterior, el pasado martes 26 de octubre, Wálter Espinoza Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), descartó de forma tajante que este evento tenga alguna relación con crimen organizado o narcotráfico. Eso reduce las líneas de investigación pues en ese mismo momento, el jerarca policial señaló: “La tesis que maneja la Policía es que esto tiene que ver con un asalto, con un ánimo de sustracción (...) y quienes acudieron al sitio a cometer el delito (tenían el interés) de no dejar testigos o evidencias que pudieran vincularlos con el hecho criminal”.
Paralelamente, Espinoza calificó a los responsables como “un grupo de personas que tienen condiciones y características de ser violentos”, a quienes la Policía todavía debe individualizar mediante un trabajo que realizan psicólogos, sociólogos, investigadores y analistas criminales. Para ello deberán fundamentarse en todas las evidencias que se obtuvieron en la escena del crimen, de la criminalidad en la región y del aporte de las informaciones confidenciales que reciban las autoridades.
La masacre en Buenos Aires ocurrió el domingo 17 de octubre, pero fue hasta el día siguiente, lunes, a las 2:38 a. m., cuando en las inmediaciones de la casa principal, en una finca propiedad de Stephen Paul Sandusky, que encontraron asesinados a este último quien era de nacionalidad estadounidense. También murieron los costarricenses César Mauricio Quesada Cascante (44 años), su esposa Claudia Alina Villarevia Rivera (41), y el hijo de ambos Daniel Mauricio Quesada Villarevia (20). En el lugar también mataron a Susan Anyelic Zúñiga Rodríguez (40) y Willy Alfredo Borbón Muñoz (38), esta pareja era amiga de la familia Quesada Villarevia.
Ellos fueron ese domingo en la mañana a la propiedad del estadounidense para ayudarlo a arreglar un tractor, puesto que César Mauricio y su hijo Daniel tenían un taller de reparación de maquinaria en la comunidad de La Bonita de Rivas en el cantón de Pérez Zeledón. La familia Quesada y los amigos recorrieron 53 kilómetros de distancia para llegar a la finca de Stephen Sandusky.
Huella de criminales
Tras 15 días de ocurrido el homicidio, la Policía Judicial ha brindado muy pocos datos sobre lo que aconteció ese domingo en los alrededores de la casa. Lo que se sabe es que las víctimas fueron interceptadas entre las 8 a. m. y las 9 a. m. Los cuerpos presentan impactos de bala y dos de ellos estaban semiquemados. Lo que no está claro todavía es si los miembros de la familia Quesada Villarevia y sus amigos llegaron cuando los implicados estaban en la finca o los imputados sorprendieron a las víctimas cuando ya estaba todo el grupo. Sobre la cantidad de sospechosos, se cree que son más de cuatro, cuyas edades estarían en un rango de 24 a 38 años.
Asimismo, el OIJ informó de que en el sitio encontraron elementos balísticos, así como otros “indicios materiales que son susceptibles de comparación” según confirmó Wálter Espinoza. Sobre esos hallazgos, se supo que quienes ejecutaron la masacre utilizaron armas de bajo calibre, es decir que podrían ser revólveres, pistolas, carabinas o rifles, que usan munición calibre 22, 25 o 32. Aquí es importante señalar que en la región es muy común que los pobladores tengan armamento de ese calibre, pues siempre la han utilizado para la cacería.
En este caso está claro que el objetivo de los malhechores era el robo, pues como lo dijo el OIJ, en la vivienda del estadounidense había “bastantes signos de registro”, así como una ventana quebrada y varios artículos que, en apariencia, iban a ser sustraídos porque estaban listos para llevarlos, como eran una máquina de soldar, una motoguadaña y varios insumos agrícolas.
Asociado a lo anterior, debe tomarse en cuenta que en la comunidad de Llano Bonito se sabía que Sandusky estaba vendiendo la propiedad y existía el rumor que incluso guardaba dinero en efectivo dentro del inmueble, en el cual vivía solo.
Por el momento las autoridades centran la investigación en un grupo de delincuentes que en meses pasados se le ha atribuido otros robos en la región (no solo Buenos Aires sino Pérez Zeledón, Osa y hasta Corredores) y que, al menos uno de los sujetos era conocido de Sandusky. Esto porque hace unos años se había metido a robar a la propiedad del estadounidense. Este lo identificó e incluso lo denunció ante la Fiscalía de Buenos Aires. La Nación solicitó información a la oficina de prensa del Ministerio Público sobre ese caso, pero al momento de redactar esta nota todavía no se tenía respuesta.
Asimismo, se presume que serían personas que conocen muy bien la zona, que se movilizan en motocicletas y que usan, al menos un vehículo todo terreno para sacar los artículos sustraídos, pues los caminos en los sectores rurales de Buenos Aires, la mayoría son de lastre y se deben pasar riachuelos. En la región existe mucho temor, situación que ha provocado que haya trascendido una versión: “los mata ganado, ahora matan personas”.
Robo es el delito más frecuente
El robo es el delito que más afecta a los pobladores del cantón de Buenos Aires, según las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Durante el año anterior la Policía Judicial recibió 141 denuncias y este año ya suman 98 casos. Luego siguen los hurtos, es decir la sustracción de bienes sin que medie violencia. Durante lo que llevamos del 2021 se contabilizan 79 hechos, mientras que el año anterior solo hubo 54.
También hay que mencionar que en los resúmenes que da a conocer el OIJ al concluir cada año, el cantón de Buenos Aires ha tenido preponderancia, pues tanto en el 2019 como en el 2020, aparece como el quinto cantón del país donde más ganado sustraen. Solo es superado por los cantones de San Carlos, Upala, Pococí y Sarapiquí.
Buenos Aires es el cantón número tres de la provincia de Puntarenas. Tiene una superficie de 2.384 kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en el cuarto cantón del país con más extensión. Está habitado por 53.436 personas, lo cual hace que se tenga una densidad de población de 22 personas por kilómetro cuadrado. Está conformado por nueve distritos que son Buenos Aires, Potrero Grande, Boruca, Pilas, Colina, Chánguena, Biolley, Brunka y Volcán. Cuenta con seis territorios indígenas: Salitre, Cabagra, Boruca, Curré, Ujarrás y Térraba.
En este cantón la cantidad de crímenes por año es poca. Por ejemplo en el 2020 hubo tres y este año antes de la masacre en Llano Bonito, apenas se contabilizaban dos y otro caso que está en investigación. Empero, aunque son pocos, se trata de casos muy sonados como lo fue el asesinato del líder indígena Sergio Rojas Ortiz, ocurrido el 18 de marzo del 2019 por la noche en su casa, en Yeri de Salitre.
Luego, el 25 de febrero de 2020, en Mano de Tigre, poblado de la Reserva Indígena de Térraba, ultimaron a Yehry Helmut Rivera Rivera, de 45 años. Ambos homicidios se dieron en un contexto de disputa por la recuperación de tierras de las reservas indígenas, que ha dejado una secuela de delitos como amenazas, agresiones e intentos de homicidio.