“En la mano izquierda porta un reloj negro con dorado de la marca Movado Bold. En el cuello una cadena color dorado con un dije con la letra R. En la bolsa izquierda delantera del short un teléfono celular color negro marca Iphone. En el bolsillo delantero derecho un control de cierre de vehículo marca Kia. En el bolsillo posterior derecho, billetera color rojo con azul con la leyenda Tommy. Dentro de la billetera portaba ¢100.000 en billetes de ¢20.000, ¢570.000 en billetes de ¢10.000...”
Según el acta de levantamiento del cadáver, esas eran las pertenencias que portaba Danny Hernández Fernández, conocido como Ratón, el pasado martes 2 de marzo, cuando miembros de un comando armado lo acribillaron a balazos junto con cinco amigos mientras viajaba en un vehículo todo terreno de la marca Kia, por un camino de lastre en una propiedad conocida como finca los Pinto, en la comunidad de la Bomba, cabecera del distrito de Matama, en Limón.
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El documento judicial revela que este hombre, de 46 años, calificado por las autoridades como líder de una organización criminal, no portaba armas de fuego. Tampoco ninguno de los otros cinco ocupantes del carro, pese a que, policialmente, Ratón era considerado como una persona que solía vender servicios de seguridad. En la inspección del vehículo, modelo 2009, inscrito en el Registro Nacional a nombre de una sociedad cuya presidenta es una mujer de apellido Ramírez, de 41 años, vecina de Bahía Ballena de Osa, Puntarenas, no se hallaron indicios de interés.
Todo lo anterior hace presumir a las autoridades judiciales que estos seis hombres asesinados (la sétima víctima de la masacre era un constructor de una cabaña, quien estaba en el sitio) llegaron desarmados a la finca los Pinto, que es propiedad de un pescador limonense de apellido Picado, de 40 años, conocido como Shock y, quien es amigo de Ratón.
Salieron de la montaña
Según consta en el expediente 22-000366-0063-PE, que se investiga la Masacre de Matama, Shock era el objetivo del comando. Sin embargo, ese martes Danny Hernández, junto a Leonardo Bonilla Pérez de 39 años, Alejandro Salazar López (26), Michael Kelly Davis (29), Royandy Cook Beckford (21) y Divan Luis Michel Bustos (34) llegaron a la finca en el Kia para que Ratón conversara con su amigo.
En el recorrido, estos hombres fueron sorprendidos por los miembros de un comando, los cuales vestían camisetas negras con las letras OIJ por el frente y en la espalda POLICÍA. En ese punto, en un sector montañoso de la propiedad, los bajaron del carro, los acostaron boca abajo y los asesinaron, para lo cual utilizaron armas de grueso calibre.
Posteriormente, se dirigieron hacia una cabaña en construcción donde ultimaron a balazos a José Bernardo Montoya Arias (51) uno de los constructores.
Alias Shock dijo a la Policía Judicial que pudo salvarse, pues después de escuchar la balacera se internó en la montaña junto a siete colaboradores, pese a que fueron rafagueados por los sujetos. Los miembros del comando huyeron en un vehículo que estaba cerca de la cabaña, que es marca Range Rover, todo terreno, modelo 2006 y de color rojo, propiedad de una sociedad llamada Mariscos Sofía de Isla de Chira, cuya representación legal la tiene un gerente de apellido Rodríguez, vecino de Puntarenas.
En la huida, ese carro colisionó con la góndola de una vagoneta. Oficiales de la Fuerza Pública que seguían el vehículo dijeron que bajaron tres sujetos pero solo pudieron arrestar a dos ocupantes, un costarricense Arias Solano y al venezolano Pantoja Jiménez. Horas más tarde, sorprendieron a otros dos venezolanos de apellidos Zapata Díaz y Duarte Tovar. Los cuatro pasarán en prisión preventiva seis meses, según determinó el sábado anterior el Juzgado Penal de Limón.
Precisamente, en un allanamiento a una casa en la cual se refugió el costarricense Arias Solano, las autoridades encontraron: “la cédula de identidad de Picado (alias Shock), dos carnets de matrícula de armas y un carnet de permiso de portación de armas a su nombre, una billetera color café con negro, conteniendo documentos varios a nombre de Picado y un total de cinco mil dólares americanos (¢3,2 millones), además de 51 euros”.
Asimismo, los agentes del OIJ en un predio encontraron una pistola marca Beretta (...) plateada con negro, con su cargador y 12 municiones sin percutir, que según dijo Picado estaba dentro del vehículo robado y era suya. Empero, la Policía Judicial al consultar al Departamento de Control de Armas y Explosivos del Ministerio de Seguridad Pública, se detalló que dicha arma no se encuentra inscrita.
‘No sabía que Danny llegaría’
Shock, en una declaración que está incluida en el expediente sobre la Masacre en Matama, dijo que él se encontraba fuera del país y que regresó hace aproximadamente un mes, pero se mantuvo en San José. El domingo 28 de febrero llegó a Limón y el martes decidió visitar la finca Los Pinto, la cual adquirió hace cuatro años, para ver el avance de una casa que está construyendo en la montaña y de una chapia, para lo cual había contratado a varios peones.
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“Tenía unas dos horas de haber llegado y de estar en el punto de la cabaña, cuando de repente escuché una ráfagas de armas de fuego en la parte baja de la finca (...) eso me alertó y escuché nuevamente varias ráfagas, por lo que junto con parte de la gente que me acompañaba, hizo a huir. En ese mismo momento me percaté de que estábamos rodeados por varios sujetos.
“Conté unos ocho o diez sujetos a los cuales observé vestidos de negro con ropa tipo licra o de fibra ligera color negro, esos sujetos usaban pasamontañas y gorras. Los mismos portaban fusiles de asalto tipo AK-47, en ese mismo momento lo que acaté fue salir huyendo hacia el barranco”, añadió a la Policía.
Este hombre dijo que una vez que ya se sintió seguro, y con la ayuda de otras personas, regresó a la entrada principal de la finca donde orientó a los oficiales del OIJ y de la Fuerza Pública sobre el sitio donde se produjo la balacera. Agregó que poco después supo sobre la muerte de su amigo Danny Hernández y sus acompañantes, porque los policías le dijeron.
“No tenía conocimiento de que Danny llegaría a mi finca el día de hoy (el martes). En la mañana hablé con él por teléfono y me comentó que estaba en pleito con (...) ahí conversamos y quedamos en vernos en una cancha de fútbol que hay (...), pero en horas de la tarde. No sabía que llegaría así de sorpresa (...) no sé en realidad qué fue lo que sucedió, lo considero mi amigo”, añadió.