La mamá del hombre que asesinó a su amante y a la familia de ella en febrero del 2016 en Matapalo, Guanacaste, pidió la custodia de su supuesta nieta, actualmente de año y medio de edad.
Así consta en el expediente OLSC-00043-2015 del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), del cual La Nación tiene copia.
La solicitud fue hecha el 17 de febrero del año pasado ante el Juzgado de Niñez y Adolescencia de San José; es decir, un día después de que se descubriera que Maikol Adrián Salmerón Silva había asesinado a su amante, Yeimmy Jéssica Durán Guerra, de 38 años; al esposo de ella, Dirk Beauchamp, de 57 años; y a tres hijos de la pareja, de 12, 8 y 6 años.
Salmerón también dejó muy mal herida a otra menor, quien tenía lesiones importantes en su cabeza y tórax. Ella tenía 4 años en ese momento y logró sobrevivir.
Mientras que a la bebé, de seis meses en ese momento, no la hirió; él la dejó acostada en una cama de la casa y luego huyó. Desde un principio las autoridades presumieron que el asesino no le hizo daño porque se trataba de su hija.
De hecho, la mujer, de apellidos Silva García, basó su solicitud al insistir en que su hijo (Salmerón) es el padre biológico de la menor, pese a que tiene el apellido del estadounidense (Beauchamp).
“Lo que solicito en este despacho es que quiero asumir el cuido de mi nieta. Lo anterior porque ella va a estar mejor conmigo”, señaló Silva García en el documento presentado.
Según dijo, su trabajo como cocinera en el Colegio de Médicos y Cirujanos le da ingresos suficientes para velar por la crianza de la bebé.
No obstante, el PANI continúa con las valoraciones para determinar dónde ubicará tanto a la niña de un año, como a su hermana, de 5 años. Por el momento, ellas están en un albergue en Santa Cruz y en un hogar solidario, respectivamente.
Lucha entre abuelas. Debido a que el PANI había dado a conocer que la abuela materna, Ana Guerra, quería la custodia de las menores, Silva aseguró: “Ella es mayor y tiene a su cargo un nieto con discapacidad y se le puede dificultar el cuido”.
Además, señaló que teme que la familia materna “pueda agarrar algo en contra de la niña por lo que hizo el papá de ella”.
“Nosotros no nos llevamos mal con la familia de quien en vida era la señora Yeimmy, incluso hoy (17 de febrero del 2016) un hermano de ella estaba en la casa mía, indicándome que fuera al funeral".
Añadió que ”la familia de Yeimmy y la mía nunca han tenido problemas, ni antes ni después de lo que pasó”.
La abuela paterna contó, en esa misma solicitud, que Guerra no tenía buena relación con Yeimmy y que incluso tenían cerca de dos años de no hablarse ni visitarse.
“(Guerra) no conoció a la niña; solo la vio por foto y fui yo quien se la enseñé”, recordó.
Se intentó contactar a la mamá de Salmerón, pero no fue posible localizarla a un número de celular registrado.
Análisis. El mismo 17 de febrero anterior, la jueza Yerma Campos Calvo remitió la petitoria de la abuela paterna a la oficina local del PANI en Desamparados, donde reside Silva, para que realizara un informe psicosocial que permitiera conocer la idoneidad o no de la solicitante.
En ese documento, con fecha de marzo del 2016, el PANI apuntó que Silva residía en una casa alquilada en Patarrá de Desamparados. Con ella, vivían en ese momento su compañero sentimental, así como una hija de ella y tres nietos.
“Se observan problemas de hacinamienta (en la vivienda). Cuenta con dos cuartos pequeños, en uno duerme su hija con sus tres hijos y, en el otro, ella (abuela) con su pareja”, se lee en el reporte.
Sin embargo, lo que más preocupó a funcionarios del PANI es que, según los lugareños, Silva enfrenta “conflictos con su pareja asociados al licor y a la violencia doméstica, con escenas violentas dentro y fuera de la casa”.
Se determinó también que, debido a que Silva García trabaja todos los días de 6 a. m. a 6 p. m., quien realmente cuidaría de la menor sería su hija y hermana de Salmerón.
Por lo anterior, el PANI concluyó: “No sería la mejor opción para estas niñas, que lo que requieren es un hogar estable de contención y afecto que les permita disfrutar de una mejor calidad de vida, misma que sus padres no pudieron ofrecerles”.
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