Los restos humanos encontrados el viernes 17 de mayo dentro de una refrigeradora en una casa en San Pablo de Heredia, pertenecen a Nadia Peraza Espinoza, una joven madre de 21 años. Así lo confirmó la tarde de este lunes el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
El director del OIJ, Randall Zúñiga, informó de que la autopsia detectó características puntuales que permiten determinar que los restos coinciden con la joven desaparecida desde el 20 de febrero; sin embargo, no precisó cuáles son esos elementos o razgos físicos. Aunque todavía faltan análisis de ADN para confirmar los resultados, el jerarca sostuvo que “policialmente podemos decir que se trata de Nadia Peraza”.
El único sospechoso del crimen es su compañero sentimental, un hombre de apellidos Buzano Paisano, de 25 años, quien descuenta 1 año de prisión preventiva.
El 6 de abril, Buzano dejó la casa que compartía con Nadia en Bajo Los Molinos, en San Rafael de Heredia, y se mudó, con algunos electrodomésticos, entre ellos, la refrigeradora, a la vivienda de un adulto mayor en San Pablo, quien lo acogió de buena fe. El refrigerador, desconectado de la electricidad, quedó en el patio y allí el OIJ descubrió restos humanos el viernes.
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‘No se acuerda de lo que hizo’
Francisco Herrera, abogado del imputado, pidió en la audiencia de revisión de medidas cautelares que se haga una valoración del estado mental de Buzano, para que se determine si amerita un internamiento en el Centro de Atención para Personas con Enfermedad Mental en Conflicto con la Ley (Campencol).
Herrera señaló que su defendido tiene rasgos que parecieran indicar que el hombre “no está bien de la cabeza” y que en caso de que presente una condición mental, se le debe respetar el derecho. En este caso, si se determina que Buzano Paisano tiene un padecimiento, la ley estipula que debe tener “un internamiento en el Hospital Nacional Psiquiátrico”.
“Tiene la mirada perdida y pasa llorando y llorando. Él pregunta cuándo le van a aplicar la pena de muerte, por ejemplo. Dice que él quiere ver a Nadia. Él está perdido en el tiempo y no se acuerda de lo que hizo”, describió el litigante.
Aunado a lo anterior, el defensor alega que su defendido tampoco se acuerda de la hija que tuvo con Nadia, la cual está bajo custodia de la abuela materna.
Ante una consulta sobre si existe la probabilidad de que Buzano Paisano esté simulando algún padecimiento, el jurista menciona que no hay posibilidad y, por eso, pide que se valore su condición mental nuevamente por parte de un psiquiatra de Medicatura Forense, así como de algún hospital psiquiátrico “para que no le pasen por encima a los derechos humanos” de su cliente.
“Alguien puede pensar que estamos burlando la ley. Lo que queremos es que se haga justicia desde un punto de vista de salud y de todo lo que los derechos le da a uno”, finalizó Herrera.
En cuanto a la vivienda que compartían Nadia y Buzano, en Los Molinos, fue sometida recientemente a una remodelación, lo cual puede dificultar el hallazgo de evidencias. Aún así, el OIJ hizo pruebas con luminol, sustancia que permite detectar rastros de sangre.
Desde que Nadia desapareció transcurrieron 10 días, hasta que sus allegados acudieron a presentar la denuncia en el OIJ. Según Randall Zúñiga, el sospechoso comenzó a manipular a la familia haciéndole creer con mensajes desde el celular de la víctima que ella estaba bien y que andaba en otro lugar.
Zúñiga reiteró que las desapariciones deben reportarse de inmediato a la Policía Judicial. Argumentó que, si la familia sospecha que los mensajes recibidos pueden ser falsos, es urgente acudir a las autoridades.
Desde antes del homicidio, la hija de Nadia y Buzano, quien cumplirá tres años en agosto, estaba a cargo de la abuela materna, quien también vive a solo 100 metros de donde residía la pareja. El Patronato Nacional de la Infancia (Pani) reportó que había intervenido por problemas de violencia doméstica.