Siquirres, Limón. Los vecinos de un niño de dos años, al parecer asesinado a golpes en Siquirres de Limón, siempre lo escuchaban llorar y en muchas ocasiones lo vieron triste y temeroso.
Uno de los lugareños incluso oyó varias veces cuando el padrastro, de apellido Herrera y de 22 años, le ordenaba a la mamá del menor que le pegara para que “dejara de hacer bulla”.
Sin embargo, los residentes del barrio Siquirritos, donde residía la familia, prefirieron no intervenir, alegando que podría tratarse de un comportamiento “pasajero” o de que el niño realmente “estuviera malcriado”.
El pequeño falleció la noche de este lunes, luego de que, supuestamente, de nuevo fuera golpeado por Herrera.
Al momento de la agresión, la mamá del menor, apellidada Mendoza, de 32 años, había salido a hacer un mandado.
El niño estaba en la casa con su padrastro y su hermana de 9 años, según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
La tarde del martes, luego de las primeras pericias forenses, los agentes del OIJ detuvieron tanto a la progenitora como al padrastro. La Policía indicó que, aparentemente, el pequeño era agredido constantemente.
La Fiscalía de Siquirres informó de que a ambos sospechosos se les achaca el delito de homicidio calificado.
La niña pasó al cuidado de familiares, indicó Fanny Cordero, vocera del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
‘Siempre lloraba’. Un vecino, quien prefirió no identificarse, comentó que nunca vio que el niño saliera a jugar.
“A pesar de que a esa edad son muy alegres e inquietos, nunca lo vi así. Siempre se veía temeroso, como asustado, y siempre lloraba en las noches. Era cosa de todos los días”, lamentó el hombre, al tiempo que aseguró que Herrera manifestaba constantemente estar “cansado” de escuchar los gritos del pequeño.
“Él le decía a la madre que callara al niño, que si ella no lo hacía, le iba a pegar él para que no hiciera bulla”, añadió.
A veces, el menor era cuidado en otra vivienda por una niñera, de apellido Castro, quien narró que le extrañaba que cuando la mamá lo llegaba a recoger, él se ponía a llorar. “Se aferraba a mí, no quería irse. Eso era lo más raro que yo veía”, recordó la mujer, sin dar más detalles.
En cambio, Dulian Montoya, dueña de la casa donde vivía la familia desde hace cuatro meses, describió al fallecido como “un niño feliz”, aunque recordó que lloraba bastante.
“Era un niño fogoso y muy alegre. Él lloraba, pero yo creo que lloraba lo normal, lo mismo que puede llorar otro niño”, expresó.
En una visita de La Nación a la zona, otros vecinos contaron que esa familia era muy alejada de los lugareños y que se escuchaban rumores sobre el comportamiento del padrastro.
Así los describió Carlos Orozco: “Eran muy aparte, muchos decían que escuchaban las agresiones constantes del padrastro hacia los demás. Es una lástima lo que pasó”, manifestó.
Golpes en cuerpo. La muerte del niño se reportó luego de las 7 p. m. de este lunes, cuando la madre regresó a la casa pues había salido dos horas antes para recoger una lavadora que le habían regalado.
La mujer halló a su hijo recién bañado y acostado en la cama, pero notó que no estaba respirando. Por eso les pidió ayuda a sus vecinos para trasladarlo en un vehículo particular al Centro de Atención Integral de Salud, donde lo declararon fallecido.
“El niño sufrió una eventual hemorragia; el padrastro trató de limpiársela. Cuando llegó la mamá, él le indicó que el niño estaba durmiendo, pero ya estaba fallecido”, indicó Gerald Campos, director interino del OIJ.
En la revisión preliminar del cuerpo, los agentes le encontraron varios golpes.
La Policía Judicial allanó la vivienda de la familia e informó de que encontró evidencias, pero no especificó de qué tipo.
Campos reprochó además la indiferencia de los vecinos. “A esas edades, los niños no tienen cómo defenderse. Si un adulto tiene conocimiento, lo mejor que puede hacer es avisarnos para poder actuar”, dijo el jerarca.
Campos recordó que estos casos pueden ser denunciados al servicio 9-1-1 o a la línea confidencial del OIJ: 800-8000-645.