En las 24 horas del martes 11 de julio, la Policía Judicial registró ocho personas fallecidas a causa de homicidios, cuatro de ellas ocurrieron en Nicoya, dos en Pocosol de San Carlos, una en el barrio Cuba de San José y otra en Peñas Blancas de San Ramón.
Esas muertes son solo un ejemplo de lo que ha acontecido durante este 2023, año en el que el número de homicidios, mes tras mes, supera la cifra registrada en los primeros seis meses del año pasado, que es el más violento de la historia. Como resultado, hasta ahora se contabilizan un total de 468 muertes, superando las 331 reportadas en el mismo período del 2022.
Para autoridades judiciales y especialistas en criminología, detrás de estos números hay un fenómeno creciente de narcotráfico y crimen organizado.
Por ejemplo, el asesinato de cuatro hombres en Garza de Nicoya durante la noche del martes, es otra más de las acciones perpetradas por sicarios en diversas regiones del país como Limón, San Rafael de Escazú, El Guarco de Cartago, Montes de Oca y San Sebastián. Muchas de esas acciones han quedado registradas en cámaras de seguridad, sin que eso parezca importarle a los homicidas.
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El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) afirmó que las personas ultimadas en Garza de Nicoya se dedicaban a la venta de ollas y, de hecho, hay testigos en Nosara que los vieron ofreciendo sus productos. Sin embargo, las autoridades están investigando si esta actividad comercial podría haber sido una mampara detrás de la cual estarían otras actividades delictivas.
La brutalidad con la que los cuatro ocupantes fueron asesinados, el hecho de que no les robaran nada del automóvil y los antecedentes del conductor, quien ya había sido investigado por la Fuerza Pública por posesión de drogas, plantean a las autoridades la posibilidad de múltiples motivos detrás del primer asesinato cuádruple del año.
Será el análisis de las acciones realizadas en los últimos seis meses por las cuatro víctimas el que de una luz a la Policía para saber si hubo alguna motivación específica. También existe la hipótesis menos fuerte de que los sicarios se hubieran equivocado, dijo el criminólogo y exjefe del OIJ, Gerardo Castaing.
Explicó que el narcotráfico es “la madre de todos los delitos”, por lo que si no se lucha contra ese flagelo todos los demás crímenes como homicidios, asaltos, robos, violaciones, secuestros y bajonazos vienen detrás.
Disputa en playas
Randall Zúñiga, director interino del OIJ, ya había advertido en marzo sobre la expansión del narcotráfico a través de un corredor natural que va desde Limón hacia Guápiles, Sarapiquí, el norte de Alajuela y Guanacaste. Esta última provincia ha experimentado un incremento en los delitos asociados al tráfico de drogas y en las muertes derivadas de disputas territoriales, coincidiendo con su desarrollo en el ámbito hotelero y turístico.
Bandas como los Paveños, los Limonenses y la de Alejandro Arias, alias Diablo, cuyas redes siguen en constante expansión, buscan desplazar a cualquier precio a las organizaciones ya establecidas en varios cantones de Guanacaste, y son las responsables de esa lucha de poder por el mercado de playas como la del Coco, Tamarindo, Flamingo y otros lugares del Pacífico.
El atractivo principal de esta región radica en que las ventas de drogas se multiplican, ya que muchos compradores son turistas dispuestos a pagar precios más altos que los locales, y además la vigilancia policial es mucho menor que en las áreas urbanas.
Recientemente, un vendedor de drogas de la zona entregó al OIJ una serie de audios en los que un líder delincuencial le indica que, antes de ingresar a regiones como Cañas, Bagaces y Nicoya, debe ponerse a las órdenes de otros revendedores de sujetos identificados como Junior, Jareth, Popollo, Machillo, Olger, Brandon, David y otros. La propuesta es que, en adelante, se dedique a vender para ellos o, de lo contrario, se retire a tiempo. “Usted tiene que trabajar para nosotros o no trabaja”, le advierten en la grabación.
Gerardo Castaing, sostiene que estas organizaciones han establecido la pena de muerte hace tiempo y que aquellos que no se someten a sus intereses deben retirarse o pagar con su vida. Para eso existen sicarios que generalmente combinan el uso de motos y de armas de fuego.
“La preocupación de la Policía debería ser atacar el elemento mecánico, que son las motos y el bélico, que son las armas de fuego”, dijo el experto que insiste en golpear al sicariato mediante regulaciones drásticas en el uso de esos recursos.
En Guanacaste, el número de asesinatos ha experimentado un incremento considerable entre 2021 y 2022, pasando de 35 a 61 respectivamente. En menos de seis meses y medio de este año 2023, ya se han registrado 47 muertes en la región.
Santa Cruz, con 17 homicidios, y Nicoya, con 11, son los dos cantones de la provincia que presentan la mayor cantidad de muertes este año, la mayoría de las cuales son resultado de ajustes de cuentas y venganzas.
Previo al cuádruple asesinato ocurrido este martes en Nicoya, se registró un doble homicidio el 24 de abril, cuando dos cuerpos fueron encontrados quemados en un basurero, mostrando signos de haber estado atados al momento de su muerte.
Hasta el momento el país registra 34 crímenes múltiples, ocurrido en cinco de las siete provincias (salvo Cartago y Heredia). Esa cifra sobrepasa el total de todo el año 2021 y está a solo cinco crímenes múltiples de alcanzar la de todo el 2022, que sumó 39.
Colaboró en esta información el corresponsal Reiner Montero.
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