El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) prevé que la cifra de homicidios al cierre de este año alcance aproximadamente 865 casos, un 4% menos que los 905 registrados al finalizar el 2023, el más violento de los 26 años de los cuales el OIJ tiene registros.
Según Michael Soto, subdirector del OIJ, la disminución de unos 40 asesinatos es poca, pero significativa, ya que se logra frenar el aumento exponencial de los últimos cinco años, máxime que se observó un incremento del 36,5% entre el 2022 y el 2023.
Soto destacó que los esfuerzos conjuntos del OIJ, la Fiscalía y el Ministerio de Seguridad, principalmente en los puertos de Limón y Puntarenas, han contribuido a contener la criminalidad mediante investigaciones y operativos que permitieron la captura de unas 600 personas vinculadas a homicidios.
Resaltó además, la desarticulación de unas 150 estructuras organizadas y la intervención contra más de 900 bandas dedicadas al narcomenudeo. “Aunque quisiéramos que la disminución de homicidios fuera mayor, lo cierto es que eso es lo que se ha logrado hasta el momento”, afirmó el jefe policial.
El 30 de abril, el OIJ realizó nueve allanamientos en Limón, Heredia y San José, en los que detuvo a ocho sospechosos de integrar una agencia de sicarios que ofrecía servicios a otras bandas criminales. De manera similar, se han desarticulado decenas de bandas de sicarios, como la de Tonny Peña Russell, responsable de más de 74 homicidios en dos años, desmantelada en operativos realizados el 6 de febrero y el 21 de junio en Limón.
Al mediodía del 13 de diciembre el OIJ contabilizaba 828 homicidios, la mayoría de ellos en San José, Limón, Puntarenas y Alajuela. Entre las víctimas hay 71 mujeres.
La dinámica de los crímenes permanece similar a la de 2023: el 69% corresponde a ajustes de cuentas y venganzas. La mayoría de los ataques son ejecutados por pistoleros en motocicleta que disparan en lugares concurridos, sin importar la hora. Los asesinatos ocurren principalmente en la vía pública, viviendas, talleres mecánicos, bares, peluquerías, búnkeres, plazas de fútbol, paradas de autobuses, cercanías de escuelas, lavacars, cárceles y comercios.
El homicidio múltiple más grave del año sucedió el 20 de enero en Goicoechea, donde cuatro hombres de entre 17 y 28 años murieron en una disputa territorial entre bandas locales y el grupo liderado por alias Tony, procedente de Limón.
En el 79% de los homicidios se utilizaron armas de fuego, y más del 70% de las víctimas tenían menos de 39 años. Febrero registró la mayor cantidad de víctimas (88), seguido de julio con 78. Entre las muertes incidentales se encuentra la de Ian Chacón, un menor de 11 años, fallecido el 26 de agosto tras un ataque armado que cobró también la vida de su madre embarazada, Yocelyn Chacón Berrocal, y su pareja, Geovanny Betanco.
Ante acecho policial, la criminalidad se desplaza
Lauren Gordon Camacho, criminóloga, explicó que aunque la cantidad de homicidios ha disminuido, algunas localidades como Turrialba, Nosara de Nicoya, Parrita, Quepos y Matina presentan un aumento significativo de criminalidad. Este fenómeno refleja el traslado de bandas hacia zonas con menor vigilancia.
Sostuvo que mientras en los puertos las disputas giran en torno al tráfico de drogas hacia Norteamérica y Europa, en el Valle Central predomina el narcomenudeo. En las costas, los estupefacientes se expenden también a turistas, lo que genera más altos ingresos, porque se les vende a precios más altos que en otras partes del país.
Las zonas rurales son usadas por las organizaciones criminales como escondites para ocultar a sus sicarios después de golpes importantes, pero también buscan expandir en ellas su actividad. Gordon lamentó que muchos jóvenes ingresen a estas bandas por dinero fácil, sin prever los riesgos que enfrentan, tanto de grupos rivales como de la Policía.
El asentamiento del narcotráfico en comunidades aumenta no solo los homicidios, sino también los robos, hurtos y asaltos relacionados con el consumo de drogas. Además, las bandas más organizadas desplazan a las menos estructuradas.
Afirmó que hay regiones donde ninguna empresa quiere estar por la inseguridad para sus trabajadores y clientes, según lo descubrió en recientes evaluaciones de riesgo, realizadas como parte de su trabajo, para empresas que quieren establecerse en el país.
Destacó la importancia de detener a cabecillas de bandas narco y llamó a reforzar el presupuesto de la Policía para combatir al crimen con mejores recursos, ya que las bandas poseen armamento más avanzado. También urgió acciones judiciales, sociales y educativas para revertir la delincuencia, evitando que Costa Rica permanezca como el tercer país más violento del istmo, después de Guatemala y Belice, según el más reciente informe del Estado de la Nación.
“Un logro menor”
Rafael Ángel Guillén, exdirector del OIJ, consideró insuficiente la reducción de 40 homicidios, calificándola como un logro menor en términos porcentuales. Resaltó la necesidad de trabajar en medidas de contención inmediatas y en estrategias de largo plazo para abordar la desigualdad social. Para Guillén, la educación es clave para mantener a los niños y adolescentes fuera de la criminalidad.
Cuestionó la falta de acción contra pistas clandestinas, que facilitan el tráfico de drogas, y criticó la carencia de radares para controlar el espacio aéreo.
Guillén señaló que no se puede celebrar una baja en los homicidios cuando las muertes continúan a plena luz del día y con armas que ingresan al país sin control. Concluyó señalando la falta de cohesión entre los tres poderes de la República y la desigualdad de recursos entre la Policía y el crimen organizado.
La directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Shirley Calvo, sostuvo que las recomendaciones que emite el gobierno de Estados Unidos a sus ciudadanos que viajan a Costa Rica evidencian un deterioro en la seguridad y debe ser una llamada de atención para las autoridades gubernamentales, que les motive a dotar a la policía de los instrumentos que devuelvan el clima de seguridad y estabilidad como uno de los principales atractivos turísticos.
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