Cuatro meses después de que el cuerpo de Shirley Natalia Pérez Barrientos apareciera en una poza del río Platanar, en Quebrada Azul de Florencia de San Carlos, Alajuela, la Policía Judicial reconstruyó los hechos con el objetivo de dar con el responsable.
La diligencia judicial se realizó este jueves por la mañana en los alrededores del afluente, donde un agente con un peso similar al de la víctima fue amarrado de pies y manos.
Además, sus compañeros le colocaron un salveque con un peso de 15 kilogramos, tal y como el que le colocaron en la espalda a la fallecida.
Nils Rojas, subjefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San Carlos, manifestó que la fase de indagaciones está en desarrollo y que hasta ahora el móvil se desconoce.
"Estamos en una reconstrucción de un homicidio de una vecina de este lugar, la cual fue encontrada hace cinco meses flotando en las aguas del río Platanar.
“A la hora de su localización, estaba amarrada de pies y manos y portaba un maletín con piedras de hasta 15 kilos para evitar que saliera a la superficie”, explicó Rojas.
Mencionó que el principal objetivo de este tipo de acciones es finiquitar detalles y hacer que los datos recopilados sean de utilidad para otras etapas del proceso.
“Tenemos la esperanza de que esto nos ayude a identificar a una persona responsable”, aseveró el jefe judicial.
La Policía Judicial pidió a los ciudadanos colaboración para el caso. Detallaron que, de tener algún detalle que sea de utilidad, pueden comunicarse a la línea confidencial 800–8000–645.
A finales de agosto, el padre de la víctima, José Eladio Pérez Artavia, expuso en entrevista con La Nación el dolor que lleva oculto y su impaciencia por el poco avance en la investigación del homicidio de su hija, de 28 años.
“El dilema es que hay tantas situaciones en este homicidio que después de cuatro meses no hay respuestas (...) se convirtió en un callejón sin salida”, aseveró.
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Última noche
Shirley Natalia Pérez, de 28 años, era casada y madre de tres hijos de 11, 6 y 3 años. Este último todavía estaba en la etapa de lactancia.
Ella desapareció la noche del 21 de abril anterior. Ese día estuvo con su marido, Allan Navarro, quien la vio por última vez a las 5 p. m., cuando él se marchó para su trabajo en el Ingenio Quebrada Azul.
A las 9 p. m. la pareja estuvo conversando por teléfono pues Navarro tenía en ese momento un tiempo libre para café. Ella le comentó a su esposo que un perro se soltó y estaba en la calle por donde pasan muchos vehículos.
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Luego no se sabe que pasó después de las 9:30 p. m. y hasta la 1 a. m. del dia siguiente. Es precisamente a la 1 a. m. cuando Navarro, quien estaba en su trabajo en el ingenio, recibe una llamada de su hija mayor.
Ella le cuenta que Shirley no está y no contesta el celular. La niña le explica a su padre que se despertó porque su hermanito de tres años lloraba mucho, al parecer, porque tenía hambre, pues no lo amamantaron como todas las noches.
Navarro obtuvo el permiso del jefe para regresar a la casa. Al llegar encontró una ventana y una puerta de la casa abiertas. De inmediato, con vecinos y familiares, iniciaron la búsqueda.
La vivienda, que es de madera, se ubica en la entrada a una finca sembrada de caña de azúcar, que es propiedad del Ingenio Quebrada Azul. Uno de los grupos de búsqueda halló el cuerpo a las 6 a. m. a kilómetro y medio de la casa, siguiendo por un callejón de lastre dentro de la finca. Estaba semisumergido en el río Platanar.
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