Niños y adolescentes serían los responsables de, al menos, 236 agresiones con arma en lo que va del año, de acuerdo con datos de la Sección Penal Juvenil del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Esta cifra representa el 22,36% del total de denuncias contra menores (1.055) recibidas por esa oficina en lo que va del 2023. Así lo confirmó el investigador Danny González en una conferencia realizada este viernes.
González explicó que los menores involucrados tienen entre 12 y 17 años. Ellos utilizan armas de fuego o armas blancas, así como otros objetos que pueden considerarse armas según el Código Penal.
“Cualquier objeto que se utilice con la intención de aumentar el poder de lesión puede ser considerado un arma”, señaló.
Aunque la legislación penal juvenil prohíbe llevar un registro de los delitos cometidos por menores de edad, González aseguró que la mayoría de los ataques con armas ocurren dentro y cerca de los centros educativos.
El agente indicó que en esos lugares los agresores tienen acceso a objetos como lápices, tijeras y botellas metálicas, los cuales pueden causar lesiones graves si son utilizados en los ataques.
Los enfrentamientos también ocurren durante los días libres o en actividades especiales que ameritan que estén en la vía pública.
Por otra parte, comentó que los ataques perpetrados por niños o adolescentes suelen ir dirigidos a otros menores, aunque admitió que hay casos en los que las víctimas son adultos.
Dichos altercados oor lo general son el resultado de rivalidades entre grupos criminales, disputas territoriales e incluso, en algunos casos, están relacionados con el tráfico de drogas.
González destacó que muchos de los atacantes desconocen que solo con la intención de agredir a alguien con un objeto capaz de causar lesiones pueden ser procesados por un delito de agresión con armas.
“No necesariamente tiene que haber alguna lesión física”, manifestó.
La Ley de Justicia Penal Juvenil establece una pena de dos a seis meses de internamiento para los menores de edad que cometen agresiones con armas, independientemente de si causan daño o no.
Según la valoración de un fiscal, se determina si existió una situación mayor, como una tentativa de homicidio.
Incremento tras pandemia
El investigador indicó que desde que regresaron las clases presenciales, después de la pandemia de covid-19, se observa un notable aumento en los casos de agresiones con armas entre menores de edad.
Además, según dijo, aumentó el uso de armas blancas y de fuego en estos enfrentamientos, ya que antes de la emergencia sanitaria era más común que los adolescentes utilizaran objetos menos letales.
“Es importante que las personas menores de edad no crean que no se va a investigar o que si utilizan una piedra o algún otro objeto, no les va a traer ninguna consecuencia”, añadió González.
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