Trece disparos truncaron la vida de un joven de 15 años, hogareño y aficionado a los videojuegos. El muchacho estaba con un tío en un taller en Alajuelita mientras esperaban el arreglo de una llanta de una motocicleta, cuando dos pistoleros lo confundieron con otra persona y le dispararon indiscriminadamente.
El colegial falleció el 26 de marzo en el Hospital San Juan de Dios, en San José, varios días después de la agresión. La última muestra de amor de sus padres, al confirmarse que el muchacho tenía muerte neurológica, fue donar los órganos de su hijo para salvar vidas. “Él recibió 13 disparos, ninguno le dio en donde están los órganos, fueron en las manos, pies, piernas, pene y en el cuello, cerca de la yugular y le salió por la parte de atrás de la cabeza”, describió el padre de la víctima Para él, ahora su hijo es un héroe.
Mientras la vida del joven se desvanecía, los especialistas del centro médico tuvieron una conversación con la familia sobre la posibilidad de donar los órganos y fue en ese momento de profundo dolor y despedida que la familia tomó la decisión.
El papá mencionó que a su hijo le pudieron rescatar el corazón, las córneas, los pulmones, los riñones e intestinos pues todos estaban intactos. Según relató, 12 horas después le confirmaron que una “chiquita de 15 años” ya tenía un riñón. A pesar de que sienten felicidad porque más personas puedan tener vida gracias a su hijo, esta familia espera que las autoridades hagan justicia ante la pérdida de un joven al que califican como hogareño y tranquilo.
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Trágica confusión
En el cantón donde habitan la inseguridad crece día a día. el papá asegura que “en Alajuelita no se puede andar” debido a la falta de policías. Esa evidencia de peligro se vio reflejada en el caso de su hijo. Según este papá, la fatal confusión se debió a que un grupo criminal que domina los barrios del sur de San José buscaba asesinar a ese otro individuo, pero, trágicamente, se equivocaron de objetivo.
Un día antes del homicidio, al muchacho lo invitaron a una fiesta con compañeros del colegio, pero, sus padres no le dieron permiso debido a que la actividad se iba a realizar cerca de la zona donde habitan miembros de esa banda. “De hecho, nos llegó un audio donde él le dice a la compañera que no lo dejábamos ir a la fiesta porque lo podían confundir”, comentó el padre.
El domingo por la tarde, un tío del joven le pidió que lo acompañara a cambiar la llanta, comprar una pizza y luego jugar videojuegos. Al parecer, en el momento en que lo vieron ingresar al taller, los homicidas lo confundieron y lo atacaron.
La historia de este joven ha dejado a la comunidad consternada y preocupada por la seguridad en la zona. Incluso en redes sociales circulan mensajes donde advierten no salir después de las 8 p. m. “Antier mataron a una señora, le pegaron dos balazos en la cara. Le tocaron la puerta, abrió y recibió los dos disparos. Alajuelita no se puede, son demasiadas las guerras que hay, son muchas bandas en contra de esa estructura criminal, están en disputa de territorios y no hay palabras para describir”, afirmó el padre de la víctima.
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Asesinatos constantes
En lo que va de este año, Alajuelita ha registrado un promedio de un asesinato cada ocho días como resultado de la disputa territorial entre bandas. Para Erick Calderón, director de Planes y Operaciones de la Fuerza Pública, esta es la principal causa de los 12 homicidios ocurridos en ese cantón josefino en solo 96 días, una cifra preocupante si se considera que el año pasado el cantón cerró con 23 asesinatos en total.
A pesar de que algunas víctimas tienen relación con estas bandas, también se han reportado muertes de inocentes en tiroteos entre grupos rivales. Los otros casos recientes son el de Mauricio Alonso Porras Montero, de 34 años, víctima colateral de una balacera en San Josecito de Alajuelita el domingo 31 de marzo, y el de Ronald Chavarría, un taxista informal, acribillado en un tiroteo mientras realizaba un servicio a Antonio Téllez Guzmán, en la madrugada del 4 de abril. Ambos murieron en el lugar de los hechos.
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La Fuerza Pública ha identificado líderes, sicarios, vehículos y zonas de operación de estos grupos, aunque enfrenta dificultades debido a la contrainteligencia de los delincuentes y a la colaboración que a veces reciben de algunos vecinos.
Según Mario Zamora, ministro de Seguridad, la Fuerza Pública ha estado reforzando su presencia en los barrios del sur de San José, especialmente en Alajuelita.
Por su parte, Calderón negó que la Policía esté perdiendo la batalla, aunque reconoce que la lucha es difícil debido a que estas estructuras utilizan mucha violencia y son muy numerosas. Solo la banda de los Lara cuenta con más de 100 miembros distribuidos en más de 20 sectores, explicó.