La ola de homicidios en Puntarenas sumó otro asesinato más, la noche de este viernes, con la muerte de un joven de 28 años, de apellidos Castro Obando.
El hombre falleció frente a la sala de Emergencias del hospital Monseñor Sanabria Martínez, cerca de las 9 p. m., luego de ser atacado a balazos en el distrito Chacarita.
La Cruz Roja confirmó que la víctima fue trasladada al centro médico por “medios propios”. Trascendió que habría sido el propio padre del joven quien lo llevó.
Un familiar del muchacho, que prefirió resguardar su identidad, confirmó esa información y dijo que a Castro Obando “lo venían siguiendo” por la carretera y que lo hirieron minutos antes de que llegara a su casa.
Además, afirmó que fue un gatillero a bordo de una motocicleta el que le propinó al menos ocho disparos a quemarropa, mientras él manejaba su automóvil.
La Fuerza Pública presume que el fallecido era parte de un grupo delictivo de la provincia, el cual había sido intervenido el fin de semana anterior en El Cocal de Quepos por tenencia ilegal de armas.
De acuerdo con el sitio oficial del Registro Civil, Castro era padre de tres menores de edad y vecino de El Roble.
Violencia en Puntarenas
Precisamente, la tarde de este viernes, el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Walter Espinoza, afirmó que “si la realidad de Puntarenas continúa así, aquí se va a armar una matancinga terrible”.
El cantón central de esta provincia costera registra, en los 99 días transcurridos este año, un total de 21 asesinatos.
Según la proyección del OIJ, si no se actúa pronto, al final del año la cifra será de 84, casi el doble de los 43 homicidios que hubo en ese cantón porteño en el 2020.
Más allá de los números, las autoridades judiciales convocaron a una reunión este viernes con el municipio y demás fuerzas vivas de la zona, para explicar lo que ocurre y buscar salidas conjuntas.
Y es que en el 2015 solo hubo ocho homicidios en ese cantón, pero las cifras se fueron multiplicando en los últimos años, de modo que la tasa de asesinatos pasó de 11,5 por cada 100.000 habitantes a 30,7 en el 2020.
Espinoza manifestó que las circunstancias sociales y económicas detectadas por la Policía Judicial no son halagüeñas. “Si no hacemos algo, esto se puede descomponer más de la cuenta”, enfatizó.
Manifestó que solo con la unión de esfuerzos se puede lograr que alguien vuelva la mirada hacia Puntarenas.
“Es una zona turística, hermosa, pujante, que pasa por una enfermedad terrible”, expresó.
Además de los homicidios, atribuidos mayoritariamente a ajustes de cuentas por drogas, el cantón central tiene altos índices de delitos contra la propiedad, así como de venta y consumo de drogas.
Orlando Corrales, jefe de la Unidad de Análisis Criminal del OIJ, indicó que algunas zonas específicas de Chacarita, El Roble y Barranca, son las que generan la mayoría de acciones delictivas.
El hacinamiento, la baja escolaridad, la falta de oportunidades económicas y otros factores, hacen que El Roble, Barranca y Chacarita acumulen el 84% de los hechos delictivos del cantón.
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