“A mi bebé no tenía que haberle pasado eso”, expresó entre lágrimas José Garos, padre de Yuliana Ureña, la joven de 19 años que desapareció el jueves pasado y fue encontrada sin vida un día después en un terreno baldío en San Roque de Ciudad Quesada, San Carlos.
Como principal sospechoso del asesinato de la joven figura un hombre de 40 años de apellidos Acuña Sandoval, quien previamente cumplió una condena por delitos sexuales.
En el 2005, fue sentenciado a 20 años de prisión, que habría completado en el 2025. Sin embargo, tras cumplir la mitad de su pena y amparado en el artículo 55 del Código Penal, Acuña pudo trabajar en la cárcel, reduciendo un día de condena por cada dos días laborados. De esta manera, logró su liberación en diciembre del 2021.
No obstante, para Garos, otorgar este beneficio al sujeto, aunque fue legal, no fue lo adecuado.
Con el fin de prevenir futuros sucesos como el que afectó a su hija, Garos instó a los legisladores a acelerar el proyecto de ley N.° 23.692: Ley para Restaurar la Seguridad Pública y Contener a Delincuentes Peligrosos. Esta propuesta, presentada por el Poder Ejecutivo en abril, actualmente se encuentra en la Comisión de Seguridad y Narcotráfico y busca reformar la legislación penal en Costa Rica en relación con la prisión preventiva y las medidas alternativas para delincuentes peligrosos.
Además, establece criterios para evaluar si la liberación de un convicto representa un peligro para la sociedad, considerando la gravedad de los delitos, la cantidad de acusaciones y la asociación con organizaciones criminales.
“Yo como el padre de Yuliana les exijo a los diputados que saquen ese proyecto de ley afuera y que lo voten y que apoyen a todas esas mujeres que han sido violadas y asesinadas. Hoy son ellas, mañana o cualquier otro día puede ser alguien más”, enfatizó conmovido Garos.
Él y su familia seguirán presionando a las autoridades para que el caso de su hija sirva como doloroso ejemplo. “Es indignante que esta persona haya salido de prisión antes de tiempo, solo porque dijeron que ‘ya estaba bien’. ¿Bien qué? ¡Los violadores deben podrirse en la cárcel! Pero el sistema está muy mal”, aseguró.
“Mi esposa y yo haremos campaña en la medida de lo posible. En Costa Rica, en promedio, ocurren seis violaciones al día, y la mayoría de los agresores siguen en libertad. Esto debe detenerse. Mi hija no es la única a la que le pasó”, destacó.
Recuerdos que duelen
José recordó a su hija como una joven que “iba de la casa al colegio y del colegio a la casa”; además de ser una persona sana, sin vicios, y apreciada por su círculo social. Yuliana participaba en el grupo folclórico de la Banda de Lourdes y estaba emocionada porque fueron invitados a actuar en Guatemala.
“¿Ahora quién me va a pedir mis papas - nachos, quién me va a pedir un sanguchito?, se preguntó el afligido padre, sabiendo que nunca volverá a ver a su hija. Garos mencionó que Yuliana tenía muchas metas por cumplir, lo que hace aún más dolorosa su pérdida.
En los días posteriores a la muerte de su hija, su esposa, Roxana Quirós, se negó a comer, y fue hasta el lunes que lograron estabilizarla. “Estalla emocionalmente, hay momentos en los que está completamente desconsolada. Tuvimos que quitarle el teléfono porque son muchas llamadas, muchos mensajes”, comentó Garos.
El señor destacó el apoyo que recibieron de todo el país; sin embargo, enfatizó que su familia no busca notoriedad, sino concienciar sobre la importancia de evitar que lo que le sucedió a su hija vuelva a ocurrir en otras familias.
La Nación intentó obtener una respuesta sobre la prioridad que la Comisión de Narcotráfico y Seguridad otorga al proyecto de ley N.° 23.692, pero al cierre de esta edición, no se obtuvo una respuesta.
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