Eddys Manuel Gaitán Ojeda aún tiene grabado en su memoria el peor desayuno que tuvo, al enterarse que dos de sus hijas fueron detenidas por las autoridades tras enamorar y matar a un estadounidense.
Desde ese momento su vida, así como la de toda su familia y la del norteamericano, cambiaron para siempre.
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A las hermanas Ruth Xiomara y Dayanna Gaitán Ramírez, de 23 años y 20 años respectivamente, fueron condenadas por la desaparición y la muerte del inversionista Brian Lynn Hogue, de 67 años.
“La sorpresa mía fue en un desayuno. Acostumbro ver las noticias en la mañana cuando estoy desayunando y vi la situación, cómo las sacaron (detenidas) a ellas, para mí eso fue la muerte”, recordó el padre de estas dos jóvenes.
El inicio de ese amargo día en marzo del 2016 era apenas el comienzo de una historia que tenía varios delitos entre ellos el robo, engaño y terminó con dos muertes.
Eddys nunca llegó a conocer al estadounidense, ni siquiera sabía que sus hijas tenían una amistad con el norteamericano.
De acuerdo con la investigación Ruth Xiomara se habría encargado de enamorar al hombre para robarle sus propiedades; el estadounidense se habría enterado que alguien le estaba haciendo un fraude y desde ese momento un plan de muerte salió a flote con tal de que no se descubriera que ellas estaban detrás del fraude.
A Eddys aún le cuesta creer que sus hijas se hayan visto involucradas en el asesinato de Brian Lynn, porque asegura que no son los principios que él les enseñó en su hogar.
“En los principios que yo les inculqué a ellas nunca se vivieron esas situaciones”.
“Del señor (se refiere al estadounidense) no tengo ni la menor idea, lamento lo sucedido porque todos somos humanos y si tuviera que ver a la familia de él yo me disculparía ante ellos, porque eso no se lo deseo a ninguna familia, menos a la mía”, expresó este padre.
Disfrutar de su retiro en suelo tico
De acuerdo con la investigación, Brian Lynn era oriundo de California, Estados Unidos.
Él viajó a Costa Rica junto con su esposa Susan Clare Houge y un hijo que tiene capacidades especiales, la familia pretendía disfrutar de la jubilación de Brian en suelo nacional.
Brian se estaba dedicando al negocio de Bienes y Raíces; en el 2014 compró una propiedad en Gallopinto de La Rita de Pococí y, en apariencia, fue ahí donde conoció a las hermanas Gaitán.
En enero del 2015, Brian inició una relación sentimental con Ruth Xiomara, aún cuando el estadounidense tenía su esposa.
Cuatro meses después de lo que el extranjero creía era un romance comenzaron a ocurrir situaciones en contra de Brian, las cuales descubrió hasta junio de ese mismo año.
Según la acusación de la fiscal, el 13 de mayo del 2015, Ruth y un sujeto de apellido Corrales idearon un plan para apropiarse de las fincas que tenía Brian en Paquera, Puntarenas, y del vehículo de su propiedad, un Suzuki XL-7.
De acuerdo con la investigación, las hermanas falsificaron las firmas de Brian en tres escrituras de consentimiento de un contrato de compraventa de las propiedades.
El 1 de junio del 2015, Brian se reunió con dos notarios y fue así como se enteró que había un fraude con sus terrenos; la investigación señaló que Ruth había acompañado al norteamericano y se dio cuenta que Brian estaba a punto de descubrir que ella estaba detrás del robo.
El extranjero planeó junto a su abogado obtener al día siguiente el microfilm que les daría la información de quiénes presentaron los falsos documentos en el Registro Nacional, según la investigación Ruth en ese momento puso en marcha el plan de matarlo.
Ese mismo día Ruth y Brian se fueron para un hotel en Moín, Limón. Esa fue la última vez que Brian fue visto con vida.
Momento de la desaparición
Brian obviamente estaba preocupado por el robo que le estaban haciendo, pero el haberse ido con Ruth a un hotel le generó más temores cuando unos hombres lo sacaron de la habitación en la que estaba a las 12:20 a. m. del 2 de junio del 2015.
La Policía Judicial nunca logró determinar quiénes fueron estas personas que lo sacaron a la fuerza.
Brian desapareció y al trascender esta situación las autoridades siguieron la investigación como un homicidio calificado.
Los allegados de Brian publicaron en redes sociales la desaparición de su ser querido y pedían ayuda para localizarlo, incluso hasta ofrecieron una recompensa de ¢5 millones.
Ocho años después sigue siendo un misterio el paradero del cuerpo del extranjero.
Mensajes fueron evidencia
Las autoridades analizaron los mensajes de las hermanas y de acuerdo con lo expuesto durante el juicio en el Tribunal Penal de Limón en julio del 2017, deteminaron que las hermanas tenían una serie de mensajes que las vinculan con la muerte del extranjero.
“A punto de morir, ya están por entrar, yo estoy en el baño”, este es uno de los tantos mensajes que extrajó la Fiscalía del celular de Ruth.
“Ya lo mataron”, decía otro de los mensajes que usó el Ministerio Público como prueba.
Los jueces Hernán Salazar Salazar, Verónica Dixon Lindo y Karen Parrales Ramírez del Tribunal Penal de Limón condenaron a las hermanas a 25 años de cárcel por el homicidio calificado y tres años más por falsedad ideológica.
Además, condenaron a otro sujeto, el de apellido Corrales, por falsedad ideológica a cuatro años en la cárcel, pero al no tener antecedentes le dieron el beneficio de ejecución de la pena.
Dejaron libres a dos hombres por dudas.
Durante el debate las hermanas dijeron estar arrepentidas; sin embargo, los jueces no les creyeron y en la sentencia señalaron que ellas tuvieron un desprecio por la vida de Brian, quien había depositado la confianza en ellas.
“El deseo de estas por silenciar su actuar, mediante el cual pretendieron desposeer al señor Brian de tres bienes de su haber patrimonial (bienes que jamás podrán ser equiparados con el valor de una vida humana); sin importar el hecho de que fue precisamente Brian, quien a ambas les extendió su ayuda al darles techo donde vivir. Lejos de corresponder este acto de confianza y buena fe del hoy occiso, las aquí imputadas, formulan un plan mediante el cual, en asocio de terceras personas darían muerte a Brian, en un lugar ni momento sospechado por él”, señala la sentencia integral.
Señalaron que Ruth simuló a lo largo del tiempo afecto y buenas intenciones hacia Brian, situación por la que él se sintió seguro al lado de ella.
“En un estado de indefensión, haciéndolo pasar momentos de angustia, sufrimiento y dolor, pues no existía motivo alguno para que Brian sospechase que terceras personas ingresarían al lugar donde se encontraba vacacionando junto a Ruth, un espacio físico donde la experiencia y el sentido común dictan se goza de plena privacidad y resguardo”, agregaron.
Los jueces también les reprocharon el hecho que nunca dijeran donde están los restos del extranjero.
“Han venido a manifestarle a este Tribunal su profundo arrepentimiento ante su actuar contra Brian Lynn justificando sus malas decisiones en la inmadurez y vulnerabilidad en el momento; no obstante, hemos valorado no solo sus manifestaciones verbales al respecto, sino también su actuar con posterioridad a la comisión del hecho delictivo; pues no podrían alegar las encartadas la identidad ni el número de personas que coadyuvaron en la materialización del acto homicida.
“Como pueden las aquí encartadas hablar de un arrepentimiento pleno, cuando ni siquiera le han permitido a la familia de Brian Lynn dar con la ubicación de sus restos; ello probablemente les hubiese permitido cerrar este lamentable capítulo de sus vidas”, indicaron los jueces en la sentencia.
Ambas mujeres oriundas de Ciudad Quesada, San Carlos, fueron llevadas a la cárcel de mujeres Vilma Curling en San Rafael Arriba de Desamparados, más conocida como el Buen Pastor.
Dayanna aún sigue privada de libertad y recibe visitas de sus familiares cada 15 días; su hermana Ruth Xiomara murió el 28 de mayo del 2020, a la edad de 26 años, dejando una hija pequeña.