El cuerpo del peón agrícola José Antonio Salas Cerdas, de 40 años, fue hallado este martes con un aparente disparo en la cabeza y otro en una pierna.
Otro campesino que llegaba a un sembradío de yuca en Cartagena de Río Jiménez, Guácimo, dio con el cuerpo que ya presentaba signos de descomposición.
Las causas del asesinato están en investigación.
La Fuerza Pública recibió una llamada donde informaban del hallazgo, aproximadamente a 200 metros de una calle principal, unos tres kilómetros al norte de la escuela de esa localidad.
Los oficiales de Río Jiménez y de Guácimo llegaron al sitio y confirmaron lo indicado por el testigo.
Según vecinos, la noche del domingo escucharon varias detonaciones en esa zona, conocida como la recta del basurero, ya que años atrás la finca fue utilizada como botadero municipal.
Familiares de Salas manifestaron a las autoridades que desde el domingo no sabían nada de él; sin embargo, nadie había interpuesto denuncia por desaparición.
El hombre vivía con su madre en una vivienda ubicada frente a la entrada de la finca donde se encontró el cuerpo.
Agentes del Organismo de Investigación Judicial de Guápiles informaron de que el cuerpo presentaba al menos dos posibles heridas de bala.
Poco después del mediodía, los investigadores procedieron con el embalaje del cadáver de forma segura, para enviarlo directamente al laboratorio de Ciencias Forenses en Heredia, donde realizarán la autopsia para determinar con certeza qué tipo de lesiones presentaba y cuántas.
Un tío de la víctima explicó qué Salas se dedicaba a la agricultura y que fue la excompañera sentimental del fallecido quien reconoció el cuerpo.
El peón era oriundo de Guápiles y tenía una hija de tres años.
En enero de este año, a dos kilómetros de ese sitio, mataron en una fiesta clandestina a Jonathan Madrigal Grant, un peluquero de 38 años.
Dos meses después, el 9 de marzo, en el bar Cinco Estrellas, en el centro de Guácimo, mataron a Jason Canica Picado, de 33 años.