Al menos cuatro sujetos, a bordo de un vehículo familiar de color bronce, llegaron el lunes a la 1:40 p. m. a La Cocina de Marco, en barrio Nuevo de Tejar, en El Guarco de Cartago. Solo dos de ellos se bajaron para pedir cinco casados en esta sodita con 17 años de existencia, enclavada en una comunidad donde nunca pasa nada violento. Ana Yancy Rivas, la cocinera que estaba en ese turno les tomó la orden, pero les advirtió que el pollo tardaba 17 minutos en salir.
Los hombres no tuvieron impedimento en esperar, pero ella rememora que desde el primer momento los notó nerviosos. A esa hora, Rivas, de 37 años, estaba sola con el dueño del negocio, Marco Abarca.
Uno de los clientes se mantuvo siempre sentado esperando en una de las mesas, mientras que el otro le preguntó a ella adónde recargar el teléfono y luego salió y no volvió a verlo.
Otros dos hombres se quedaron en el carro que fue atacado 18 minutos después, a la 1:58 p. m. por dos gatilleros en motocicleta. Los homicidas lanzaron una primera ráfaga de disparos, avanzaron unos metros y dieron vuelta en u para regresar a la soda. Una de las víctimas quiso esconderse en el local, por lo que el sicario entró y lo remató en una de las cocinas que está en desuso.
La víctima fue identificada por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como Jesús Emanuel Santander Villamizar, de 25 años, vecino de Alajuela. Su compañero del carro, de apellido Chavarría, de 24 años, también resultó herido, pero se recupera en el Hospital Max Peralta.
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“El que se quedó en la silla estaba como inquieto, pero de ahí nunca se movió. Sin embargo, cuando pasaron disparando por primera vez él se metió a la cocina donde yo estaba, se me tiró encima, en todo momento estuvo con nosotros. Cuando Marco me dijo que nos fuéramos a esconder a un cuarto que hay atrás, él se vino con nosotros, no se me despegó en ningún momento, solo escuchábamos los disparos y cuando todo pasó, apenas salimos, él también salió y ya no lo vimos más”, relató la cocinera.
Ana Yancy trabaja en la soda en el primer turno, pero ese lunes iba a salir a las 2 p. m. porque su único hijo, de 12 años, estaba por llegar de la escuela, para ir juntos a hacer unos mandados.
“La cólera que me da es por qué diablos tiene que venir gente de otros lados a robarse la paz del barrio. Mi hijo estaba por llegar y yo le gritaba a Marco que seguramente mi hijo estaba afuera, pero gracias a Dios aún le faltaba una cuadra para llegar a la soda y aunque vio todo, se devolvió rápido y se fue para la casa de mi hermana que vive aquí a la vuelta”, agregó.
Afirma que ha llorado mucho, a cada rato, pensando en que ya venía su único hijo y qué hubiera pasado si él estuviera ahí sentado esperándola o que hubiese entrado en ese momento.
Precisamente, en un video de una cámara de seguridad se observa como tres niños corren despavoridos cuando escuchan los balazos. Una vecina, Olga Montoya, los vio abriendo el portón, así que los escondió en la casa de su mamá mientras pasaba el peligro.
Ana Yancy dice que su hijo volvió este miércoles con normalidad a la escuela. Ella le explicó que fuera tranquilo porque su mamá estaba trabajando honradamente y que lo ocurrido había sido algo esporádico, pues estima que es un barrio tranquilo.
“Al final, los casados los botamos... “, comentó Ana, al indicar qué en adelante todo cambió, pues llegaron las autoridades y se hicieron cargo de la escena hasta horas de la noche.