La balacera del lunes, ejecutada en la soda Cocina de don Marco, en barrio Nuevo de El Guarco, Cartago, tendría su origen por líos entre dos bandas locales, Los Maruja y Los Picarita, que se disputan territorios para la venta de drogas. Ese día murió Jesús Santander Villamizar, de 25 años.
Los pistoleros habrían recibido órdenes de ejecutar a Santander y actuaron sin considerar que muchas personas, entre ellas niños de escuela, corrieron el riesgo de ser víctimas colaterales de la acción delictiva.
Aunque un video captó el mortal tiroteo, la Policía Judicial no ha podido dar con los delincuentes. Uno de los integrantes de Los Maruja ha sido detenido al menos en seis ocasiones, desde el 2015 a la fecha, por portación de armas sin permiso, portación de cuchillos y marihuana; sin embargo, vuelve a quedar libre.
Se sospecha que en la actualidad ha escalado en la organización y por eso opera con un guardaespaldas armado.
Para el criminólogo y exjefe policial del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Gerardo Castaing, el hecho de que proliferen los tiroteos en moto, como el del lunes en Cartago o el del pasado 20 de junio en el lavacar Kike en San Rafael de Escazú, o el ocurrido el 13 de marzo en un taller mecánico en Calle Fallas de Desamparados, son solo una pincelada de lo expuesta que está la población en zonas muy pobladas de nuestro país.
Esos crímenes han ocurrido a horas del día en que hay mucho movimiento en las calles, pues se trata de zonas residenciales con mucho tránsito de peatones y vehículos, que son parte de la normal dinámica de los barrios, donde quedan expuestas personas que salen a hacer mandados, ejercicios o regresar de clases, como ocurrió en Cartago.
Castaing afirmó que si los tres niños que se ven corriendo en el video de El Tejar de El Guarco hubiesen ido por la acera contraria, habrían quedado en medio de unos 20 balazos que se percutieron en el sitio.
“El hampa ya perdió respeto por cualquier circunstancia. Actúan por la libre y andan empoderados, sin importarles si hay cámaras, si es de día o si hay gente pasando”, dijo.
Los sicarios actúan a pedido de bandas que desde la década de los 90 dictan la pena de muerte contra rivales o contra traidores de sus propias organizaciones. Los verdugos suelen ir en moto y previamente realizan un trabajo de inteligencia sobre la víctima y proceden esté donde esté.
Actúan a la segura
Castaing destacó el hecho de que en El Tejar los dos ocupantes de la moto dispararon, cuando generalmente solo lo hace el que va atrás. Por el número de balazos se evidencia que esas pistolas tenían cargadores que ampliaban la capacidad de municiones por percutir.
Las crecientes bandas de sicarios usan motos sin placas o con placas falsas para perpetrar esos asesinatos, así como vestimentas y cascos que les permiten desarrollar la criminalidad sin temor a las cámaras de video.
En el caso de El Tejar, los motorizados pasaron primero a inspeccionar, la segunda vez dispararon a los ocupantes del vehículo y luego se devolvieron a perseguirlos hasta la soda donde trataron de guarecerse.
Aunque las cámaras de seguridad tienen dos funciones, la preventiva y la de servir como prueba posterior al delito, muchas veces por su mala ubicación eso no se cumple.
Castaing dijo que deben estar a dos metros de altura, de modo que el oficial a cargo del monitoreo, cuando ve personas en actitud extraña detrás de alguien, avise a un equipo de reacción inmediata para que se movilice al sitio e investigue, así se previene el delito.
A veces la Policía Judicial consigue videos de las balaceras y casi de nada les sirven, pues no se logran captar las características de los cascos, ni de las motos y mucho menos de los rostros.
Fracasa prevención
Gerardo Castaing afirmó que la principal función de la Fuerza Pública es garantizar la seguridad, por lo que llamó a una acción más rápida a la hora de actuar, pues considera que “se está fracasando en la prevención del delito”.
Estima que urgen más policías bien equipados, más patrullas y más motos, es decir, más presupuesto para la seguridad ciudadana y así tratar de recuperar la lucha contra la delincuencia. Máxime que acciones como la ocurrida en Cartago podrían generar una respuesta del bando contrario.
Suben muertes por ajuste
El primer semestre de este año finalizó este viernes con cifras de homicidios nunca antes vistas. El OIJ contabiliza 438 casos, es decir 127 más que en igual periodo del año 2022, el cual hasta ahora es el más violento en la historia del país.
Se nota un marcado aumento en las muertes por ajustes de cuentas, que constituyen el 65 % del total, seguida por las discusiones y riñas, con un 15%.
El uso de armas de fuego repunta en esos hechos de sangre, pues el 81% de los casos fueron a balazos. También llama la atención que los seis meses transcurridos han estado muy por encima de los seis meses del 2022.
El número de mujeres fallecidas prácticamente se duplica, pues este semestre van 37 víctimas, mientras que en igual periodo del año pasado eran 19. El caso más reciente ocurrió este jueves en barrio San Martín de Corredores, Puntarenas, donde falleció una mujer de 33 años, baleada en el tórax en su propia casa.