Tres hombres perdieron la vida entre las 8:30 p. m. del miércoles y las 7 a. m. del jueves en homicidios separados.
Según información proporcionada por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el primer homicidio tuvo lugar en Cañas, Guanacaste, donde un hombre de 35 años, identificado con el apellido Ruiz, fue víctima de un tiroteo en plena vía pública, muy cerca de la plaza de Chorotega 1.
De acuerdo con las primeras investigaciones, Ruiz se dirigía hacia la residencia de familiares cuando fue abordado por varios individuos armados, quienes dispararon contra él antes de huir del lugar. Aunque fue trasladado a un centro médico en Liberia, lamentablemente falleció poco después de su ingreso debido a las lesiones en extremidades superiores, espalda, abdomen y cabeza.
Posteriormente, a las 6 a. m. del jueves, un hombre cuya identidad aún no ha sido determinada, fue encontrado sin vida en una calle de El Alto de Goicoechea, en San José. La víctima presentaba heridas de arma blanca en el pecho y el cuello, y su cuerpo yacía ensangrentado en la vía pública.
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A las 7 a. m., otro hombre, cuya identidad también permanece desconocida, recibió múltiples disparos en una calle de Candelaria de Palmares, Alajuela. El hallazgo del cadáver lo hizo un transeúnte mientras avanzaba por la calle Torunes, a la entrada de una finca.
La víctima presentaba dos heridas de bala, una en la cabeza y otra en la espalda, y su cuerpo quedó tendido a un costado de la vía. En el lugar, los agentes judiciales recopilaron indicios balísticos de un arma de calibre 9 mm.
Según datos proporcionados por el OIJ, en lo que va del 2024 se han registrado 200 homicidios dolosos. Un análisis realizado por La Nación, basado en información proporcionada por la Policía Judicial, reveló que la mitad de estos crímenes ocurrieron en lugares públicos.
La mayoría de las muertes violentas se llevaron a cabo mediante el uso de armas de fuego, y en numerosas ocasiones, los agresores se aproximaron a sus víctimas en motocicletas o a pie.
Muchos de estos homicidios están relacionados con la rivalidad entre bandas delictivas que compiten por el control territorial en la venta de estupefacientes. Algunos de los asesinatos son ejecutados por encargo, tras acuerdos previos y la negociación de un pago.
Colaboró en esta información Vanessa Loaiza.