A Olga Sánchez le arrebataron a su hijo de 20 años por equivocación. El joven recibió tres disparos en el abdomen y fue trasladado al Hospital Max Peralta, en Cartago, donde lo declararon fallecido poco después.
Esta madre de Tres Ríos de La Unión recuerda con dolor el 8 de junio de 2017, cuando perdió a Tony Esteban Segura Sánchez, quien no tenía antecedentes criminales y era padre de una niña de dos años.
“Él era un muchacho trabajador. Vendía aguacates y la pulseaba mucho para comprarle comida a su pareja. Ese día yo andaba en la iglesia y él llegó a vender a una casa donde mejor ni se hubiera acercado”, relató.
La mamá de 58 años cuenta que su hijo tocó la puerta de esa vivienda y salió un hombre con el que se puso a conversar a la orilla de la calle.
Minutos después, unos gatilleros llegaron a la casa con el fin de asesinar al dueño de ese inmueble, pero este se cubrió de las balas poniendo el cuerpo de Tony como “escudo”.
“Uno tiene todavía abierto el corazón con una gran herida porque él era un joven muy bueno que no se metía con nadie, no le debía nada a la ley, no tenía el expediente manchado y era un gran trabajador”, dijo Sánchez.
En el 2017, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) indicó que Segura estaba junto a otro individuo identificado como Miguel Ángel Rodríguez Soto, de 35 años, conocido como Pepe, cuando ambos fueron baleados a eso de las 7:12 p. m.
Según la Policía, el sobreviviente había sido investigado por venta de drogas. Las versiones de testigos hablaron de al menos dos sujetos que abrieron fuego y que escaparon en un vehículo color rojo.
Ante una consulta de La Nación, el OIJ confirmó que la causa de muerte de Tony Esteban Segura Sánchez fue consecuencia de heridas por arma de fuego y que él fue calificado como una víctima colateral.
Ese año, la Policía Judicial registró 15 víctimas colaterales, es decir, personas que no eran el objetivo del ataque. No había una venganza o problema entre la víctima y el victimario, sino que la acción delictiva se desarrolló a su alrededor.
En los años siguientes, la cifra bajó a 10 en el 2018 y fue de 3 en el 2019; sin embargo, volvió a repuntar el año pasado, cuando el número se cuadruplicó y se registraron 14 víctimas inocentes.
Desde 2015 hasta la fecha, 54 personas han sido asesinadas aunque no eran el objetivo del gatillero, muchas de ellas, producto de balas perdidas en enfrentamientos entre grupos criminales y conflictos por narcotráfico, reportó el OIJ.
‘Estaba en el lugar y a la hora menos indicada’
Lisbeth Segura, hermana mayor de Tony, lo recuerda con nostalgia y cariño, ya que asegura que era un hombre comprometido con un objetivo: salir adelante y cuidar a sus seres queridos.
“Mi hermano no era un muchacho malo y muchos de nuestros vecinos pueden confirmarlo, que él se ganaba la vida vendiendo aguacates y que era una persona muy alegre.
“A cualquiera que veía triste o ahuevado, él llegaba y contaba sus historias y lo hacía a uno reírse. Cuando él pirateaba, igual; si el pasajero en ese momento no tenía para pagar, él le decía que no se preocupara, que le pagara después”, comentó.
Esta estilista, de 37 años, afirma que la muerte de su hermano fue injusta y muy triste, ya que todo se debió a una horrible casualidad.
“A mi hermano no lo asesinaron por drogas, ni por cuentas, ni por nada, sino que la muerte de él fue imprevista porque a la persona que tenían que matar, no la asesinaron, porque Tony estaba en el lugar y a la hora menos indicada.
“Ese día que mataron a mi hermano él andaba vendiendo un perfume (además de los aguacates), para poder comprarle pañales a la bebé y cuando él estaba hablando con la persona que iban a matar, conocido como Pepe, lo usó para taparse de las balas”, relató.
El hecho se presentó en urbanización la Yenny, en Santiago del Monte de San Diego, en La Unión de Cartago, muy cerca de donde residía el ahora fallecido.
Doña Olga, quien vive junto a su esposo y sus dos nietos (hijos de Lisbeth), dice que el acontecimiento los tomó a todos por sorpresa, ya que asegura que esta localidad no es un lugar conflictivo o peligroso.
“Hace como 20 años este barrio era fatal, pero diay, varios fueron cayendo y cayendo a la cárcel, otros los mataron y ya aquí se para esto, ya no hay drogas ni nada, esto está pelado”, agregó.
‘Me quitaron dos ángeles de mi hogar’
Como si una tragedia no fuera suficiente, la violencia ha golpeado doblemente a esta madre cartaginesa, ya que además de perder a su hijo en 2017, vio partir a su nuera (la exnovia de Tony), a finales del año anterior.
Ingrid Tatiana López Boniche fue asesinada el 6 de octubre del 2020 en las cercanías de la escuela de Santiago del Monte. De acuerdo con el OIJ, ella también fue calificada como una víctima colateral.
Ese día, la joven de 23 años se encontraba en un vehículo con su pareja de ese entonces, un hombre de apellidos Sánchez García, y el hijo de ambos, un bebé de ocho meses que, afortunadamente, salió ileso.
Unas personas se acercaron en otro carro con el fin de asesinar a ese individuo, pero la ráfaga de balas impactó en la cabeza a López Boniche, quien murió de inmediato.
El posible objetivo del ataque, quien tiene 30 años, solo recibió un disparo en la cadera y fue llevado estable al centro médico. Al padre de ese hombre lo habían ultimado dos años atrás por líos de drogas.
Doña Olga cuenta que Ingrid y Tony concibieron a una niña en noviembre de 2014. Ella ahora tiene seis años y, aunque quedó huérfana, ha recibido el cuido y amor de sus dos abuelas, desde que perdió a sus padres.
“Ingrid era como una hija para mí. Yo la recogí cuando ella tenía 15 años. Ella vivía con la mamá, pero se enamoró de mi hijo Tony y la mamá de ella me dio autorización de que ella viniera a vivir conmigo.
“Ellos dos se conocieron y duraron como dos meses andando y ya luego se juntaron. La relación de ellos era perfecta. De ellos vino un fruto que fue una niña y ahora ella es mis ojos, mi vida”, expresó.
La abuela paterna dice que su nuera era una muchacha muy amable, cariñosa servicial y honrada. Se llevaba de maravilla con su familia y estudió en el Colegio Técnico Mario Quirós Sasso hasta el octavo año.
Señala que todavía recuerda aquella tarde de octubre cuando la asesinaron y que sintió como si hubiera perdido a otro de sus hijos. Además, resalta que es muy triste que un bebé se quedara sin mamá y otra niña huérfana.
“Sinceramente, yo me volví como loca cuando la mataron. Porque madre no es la que engendra, sino la que cría. Entonces al verla crecer de los 15 a los 19 años, diay yo me puse muy mal porque yo fui la que la terminé de criar y acompañarla durante sus últimos años”.
“Para mí la muerte de Tony tan reciente y ahora con ella también, fue un golpe muy duro, me quitaron dos ángeles de mi hogar. Ellos nunca tuvieron problemas con los vecinos ni con nadie, entonces uno se pone mal que los maten así.
“Para mí ellos no han muerto porque yo los tengo en mi corazón y todos los días los recuerdo. Es como si anduvieran paseando, andan en un viaje largo. Para mí fue como ayer o antier que se los llevaron”, concluyó.
2017, el año más letal
Balaceras entre grupos delincuenciales, o ataques en los que los gatilleros erraron el objetivo, hicieron que en 2017 se registraran 15 víctimas colaterales, el mayor número de los últimos seis años. Del total de asesinatos, nueve ocurrieron en San José, cinco en Limón y uno en Puntarenas. Más de la mitad de estos (9) ocurrieron en el segundo semestre del año.
De hecho, según el OIJ, octubre es el mes en el que más se han registrado víctimas colaterales desde 2015 hasta el 2020. Por ejemplo, en el 2016, solo en este mes, se presentaron cinco homicidios de este tipo.
Del 2018 a 2019 hubo un decrecimiento del 60% en la cantidad de víctimas, el más significativo de los seis años. De 10 homicidios bajó a cuatro. En este periodo, San José y Limón fueron las provincias con más asesinatos por error.
Los datos del OIJ reflejan que los hombres jóvenes son más propensos a morir de esta manera. La mayor cantidad de muertes desde 2015 se ubica en masculinos de entre 18 y 29 años.
En el caso de las mujeres, la mayor cantidad de víctimas colaterales se presenta en aquellas de 30 y 39 años.
Además, un total de 10 menores de edad han muerto de esta manera en el país. De acuerdo con las autoridades, solo dos adultas mayores han fallecido bajo esta modalidad hasta la fecha.