Los casos de fosas clandestinas en nuestro país han sido recurrentes durante la última década. Hechos como el descubierto el miércoles en el bar Dude’s, Heredia, donde un grupo de personas asesinó a Carlos Alberto Barboza Chacón y a su primo Jorge Barboza Abarca para luego enterrarlos en una fosa en el mismo bar, se repiten en crímenes contra hombres y mujeres algunos de los cuales reseñamos aquí.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reveló que los cuerpos de los primos Barboza estaban sepultados a 1,6 metros de profundidad, en una cavidad de boca circular abierta en el sótano del local, ubicado a unos 75 metros al oeste de la Universidad Nacional.
Para cavar la fosa en el suelo de cemento, los asesinos habrían recurrido a operarios que permanecieron en el sitio hasta que concluyeron, para no levantar mayores sospechas. El doble homicidio surgió luego de que un hombre que ingresó al bar con las dos víctimas encontró a quien era su pareja en el sitio y eso motivó una riña. El sujeto que entró con los primos Barboza pudo escapar, pero ellos no.
Aunque fueron detenidos, tres hombres apellidados Guzmán, Palacios y Bonilla, así como una mujer de apellido Gutiérrez, aún faltan otras personas por capturar, incluido uno de los administradores identificado como Segura Gómez, quien habría participado en el doble homicidio y en el plan para ocultar los cuerpos.
Sin escrúpulos
Uno de los casos más recientes es el de Juliana Diermissen Noel, de 39 años, desaparecida el 31 de octubre del 2023.
La Policía halló primero parte de los restos en el patio de la casa que ella alquilaba en barrio Palermo, Cariari de Pococí, donde vivía con su pareja, Fernando Ramírez Mejía, de 46 años, sospechoso de matarla.
El OIJ presume que Ramírez inicialmente la enterró en el patio de la casa, pero luego regresó para quemar los restos y trasladarlos a otro sitio.
El hombre fue detenido el 27 de marzo del 2024 en Orotina, adonde se había trasladado tras la publicación de su fotografía como sospechoso de matar, desmembrar y enterrar en el patio a su compañera sentimental.
Tras su captura, Ramirez dio pistas del bananal donde llevó el cuerpo. Con la asistencia de perros entrenados en la localización de restos humanos, los agentes ingresaron a la finca bananera, situada a unos 25 metros de la calle principal, donde finalmente hallaron la osamenta que estaba a unos 90 centímetros de profundidad en la finca Mata de Limón 3, en Cariari de Pococí. Este caso está a la espera de juicio contra el sospechoso del femicidio.
Estilista recién pensionada
El viernes 14 de junio del 2024, la Policía Judicial encontró el cuerpo de una mujer enterrado en una finca ganadera en El Jardín de Santa María de Dota.
Los restos pertenecían a Julieta Fernández Calderón, de 67 años, exfuncionaria pensionada del Ministerio de Seguridad, desaparecida el 5 de junio de ese año.Con la ayuda de perros entrenados y otras técnicas, se ubicaron sus restos bajo tierra.
La mujer tenía en esa zona una casa que alquilaba. En una de sus habitaciones pasaba tres semanas al mes para atender un salón de belleza y corte de cabello ubicados en la misma propiedad.
El principal sospechoso del asesinato es un hombre de 26 años, de apellido Martínez, quien había mantenido una breve relación con la víctima, a quien conoció en el salón.
El crimen se habría cometido por el interés del sospechoso en apropiarse de los bienes de la mujer. La enterró en una finca privada donde solía realizar trabajos de chapea.
El director del OIJ, Randall Zúñiga, calificó al sospechoso como una persona extremadamente violenta, con antecedentes delictivos. Este femicidio está pendiente de juicio.
Otra víctima de femicidio
El cuerpo de Emilce Soto Jiménez, de 48 años, desaparecida desde el 9 de marzo de 2023 en Palmar Sur de Osa, fue hallado OIJ confirma asesinato de Emilce Soto: principal sospechoso está detenido Apareció gracias a la persistencia de su familia, que continuó la búsqueda cuando las autoridades habían abandonado el caso.
De acuerdo con el OIJ, el cadáver fue encontrado entre Finca 8 y Finca 5 en Palmar Sur. Los agentes realizaron excavaciones en el sitio y descubrieron el cuerpo de la mujer en avanzado estado de descomposición.
Emilce salió de su hogar para hacer un mandado, pero nunca regresó. Tomó su bicicleta y se desvió de su ruta habitual para ahorrarse el pasaje del bote que cruza el río desde las fincas de Palmar Sur de Osa hasta Ciudad Cortés. Después de eso, su rastro se perdió.
Su bicicleta apareció el 3 de mayo cerca del río y, días después, fueron hallados su bolso, su cédula y otros objetos personales.
El principal sospechoso, de apellidos Valverde Chinchilla, de 48 años, ya había cumplido penas por homicidio y, tras quedar en libertad con uso de tobillera, se le relacionó con otros hechos graves. Este caso aún no tiene fecha de juicio.
Tumba clandestina
El crimen organizado también recurre a fosas clandestinas para encubrir homicidios, ya sea contra miembros de bandas rivales o integrantes de su propia organización, cuando ocurren disputas internas por deslealtades o pérdidas de droga.
El 12 de febrero de 2024, buzos del OIJ encontraron en Parcelas 13 de Garabito, cantón del Pacífico central, un cuerpo en avanzado estado de descomposición. Al día siguiente, hallaron un tronco humano y varias extremidades en el fondo de grandes tanques de agua en desuso, que aparentemente funcionaron como tumbas clandestinas de una organización criminal.
Se sospecha que los restos pertenecen a varias víctimas de la banda de Ronny López González, alias “Oso”, un nicaragüense de 38 años, detenido por liderar un grupo criminal que sembraba terror en Jacó y sus alrededores.
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Randall Zúñiga, director del OIJ, explicó esa vez que los depósitos estaban enterrados. Cada uno con un diámetro de entre 15 y 30 metros, y una profundidad de tres metros. Para acceder a ellos, hay dos compuertas a ras del suelo, con un ancho aproximado de un metro.
Según el OIJ, los tanques fueron construidos para una urbanización que nunca se desarrolló. Con el tiempo, la finca fue tomada en precario e incluso muchos de sus habitantes eran leales a “Oso”, a quien alertaban cuando detectaban la presencia policial, a cambio de beneficios.
Participó en crimen y sepultura de exnovio
Luis Alexánder Gutiérrez Jiménez, de 33 años, fue asesinado, desmembrado y enterrado en una fosa en Pataste de Monterrey, San Carlos.
El 17 de septiembre de 2022, Gutiérrez informó a su madre que saldría de casa en su vehículo Suzuki S-Presso y regresaría unas horas después. Nunca volvió.
Días antes de su hallazgo, apareció el vehículo en un sector solitario de San Miguel de Monterrey.
Las pistas encontradas en el automóvil y en videos de seguridad permitieron al OIJ identificar a los sospechosos: la exnovia del fallecido y su nueva pareja, quienes fueron detenidos y juzgados.
En una zona boscosa, los agentes judiciales hallaron el cuerpo enterrado a dos metros de profundidad, desnudo y sin documentos de identificación. Tenía las extremidades y la cabeza separadas del tronco, además de heridas punzocortantes en el tórax.
La mujer fue sentenciada a 15 años de cárcel el 22 de enero del 2024 y su pareja al momento del crimen, Franklin Morales Miranda, recibió una pena de 35 años de prisión el 6 de mayo de ese año. La tesis que predominó en el debate es que Morales ultimó a su rival por motivos pasionales.
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El uso de luminol permitió a los agentes del OIJ confirmar que Gutiérrez fue asesinado en la casa de su exnovia. Además, en el automóvil de Morales se encontraron rastros de sangre que coincidían con la de la víctima, lo que terminó de incriminar a la pareja.
Comerciante de Pocosol
Lubín Núñez Chacón, de 68 años, un comerciante que vivía solo en San Martín de Pocosol y tenía un bar contiguo a su vivienda desapareció el 28 de octubre del 2021. Ese día sus familiares interpusieron la denuncia ante el OIJ. Una semana después, el 3 de noviembre, ingresó una llamada anónima al OIJ indicando que había una fosa en la parte trasera de una vivienda en Paraíso de Pocosol. Al remover la tierra, los agentes hallaron el cuerpo de Núñez desmembrado, calcinado y envuelto en varias prendas.
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Los homicidas cavaron una fosa de un metro de profundidad, en donde lanzaron el cadáver ya calcinado. Un mes después, tras una serie de allanamientos en la zona, el OIJ detuvo a los sospechosos. Aparentemente, Núñez fue asesinado porque sabía sobre el crimen de otro hombre, cuyo cuerpo apareció luego enterrado en su propiedad. Los cuatro detenidos fueron condenados el 4 de diciembre del año pasado a 25 años de cárcel cada uno.
Tres cuerpos con cal en bolsas plásticas
El 1 de noviembre de 2015, tres cuerpos fueron hallados en una fosa cavada en una finca de Rancho Redondo, Goicoechea.
Un lugareño notó tierra removida y rastros de sangre, por lo que avisó a la policía.
Los perros de rastreo dieron positivo, lo que llevó al personal de Ciencias Forenses del OIJ a realizar excavaciones. A metro y medio de profundidad, encontraron los cuerpos cubiertos de cal y envueltos en bolsas plásticas.
También se hallaron casquillos de bala, por lo que se presume que las víctimas fueron asesinadas en el lugar.
Uno de los fallecidos fue Roy Alexánder Loría, de 40 años, chofer de autobús oriundo de San Carlos, quien no tenía antecedentes. El OIJ atribuyó el crimen a un ajuste de cuentas. La identidad de las otras dos víctimas no trascendió.
El crimen organizado y la violencia extrema recurren a sepultar víctimas como una práctica macabra. Las historias de quienes desaparecen y luego son hallados bajo tierra evidencian la brutalidad de sus asesinos en procura de impunidad.
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