“Él era un luchador consciente y bravo. Quizá era un hombre terco con sus ideales, pero fue porque siempre tuvo esa fe y esperanza de que políticamente teníamos que luchar por el pueblo, por la defensa de nuestros derechos y en contra de la discriminación”, así recuerda Enrique Rivera a su hijo Yehry Helmut Rivera Rivera, dirigente indígena asesinado la noche de este lunes en territorio Térraba.
Este suceso, ocurrido en Mano de Tigre de Boruca, en Buenos Aires de Puntarenas, revivió la disputa por las tierras del Térraba, uno de los siete territorios indígenas de Costa Rica, establecido mediante decreto del 15 de noviembre de 1956. Según el INEC, para el 2013 la población indígena de este territorio de 9.355 hectáreas era de 1.267 personas y la no indígena de 817.
De acuerdo con la Policía, el día del asesinato cerca de 20 personas, entre indígenas y finqueros, tuvieron una riña que desencadenó una balacera, en la que Rivera fue impactado en al menos cinco ocasiones en el hombro, axila, espalda y cabeza, por lo que falleció en el sitio. Tenía 45 años. Además, otro hombre resultó herido con un machete en ambas piernas, según indicó el OIJ.
La Nación conversó con varios familiares de Rivera con el fin de conocer sobre su vida, su lucha diaria, sus motivaciones y su trayectoria como dirigente indígena del territorio Térraba.
“Mi hijo era una persona que había interpretado bien los derechos fundamentales legítimos de este pueblo, principalmente el de la tierra. Él sabía que con la tierra en el poder de los indígenas la organización era posible y el pueblo podía mejorar su calidad de vida, pero también sabía que no la teníamos, ni tampoco la mayoría de las reservas indígenas, por eso él luchaba", comentó su padre.
Enrique Rivera, de 74 años, recuerda a su hijo como un hombre ambicioso y valiente, que luchaba porque las fuentes de agua de los territorios indígenas funcionaran para realizar proyectos productivos en las zonas, pero siempre preservando la riqueza natural de sus tierras.
"Era valiente y eso siempre lo vamos a recordar. A él no lo he visto todavía, solo sé que lo dejaron en una bolsa porque le pegaron varios balazos y lo dejaron lleno de sangre. Me duele mucho eso y pido al Gobierno que ponga manos en el asunto. El Estado tiene que preocuparse por todos los muertos que este problema está dejando, hace un año fue Sergio y ahora mi hijo Yehry.
“Él murió en manos de una persona a la que estaba cuidando y en su último suspiro le pidió que le dijera al pueblo que solo caminara para adelante, porque la muerte de él era parte del esfuerzo que ellos tenían que hacer. Y por eso, aunque yo ya estoy mayor, hasta que Dios me preste vida seguiré luchando”, mencionó.
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Su tía Elides Rivera afirmó que "Yehry fue siempre esa persona que entregó su vida defendiendo los derechos que como pueblo indígena nos corresponden: el derecho a la vida, al agua, al bosque, a la comunidad y a nuestra identidad”.
Agregó que Yehry siempre supo que debía ser el “relevo” de su padre Enrique, quien es uno de los mayores líderes de la comunidad, así como su madre Digna, quien también es reconocida como lideresa comunal destacada. Según dijo, Yehry se empoderó desde joven porque vio a sus padres como dos referentes del trabajo comunitario en la zona.
“Él tenía mucha energía. Le gustaba participar en las marchas y organizarlas, así como siempre estar adelante en los momentos que había que tomar decisiones. Él era tal vez un miembro más de este pueblo, pero siempre destacó por tener ese espíritu de querer realmente un pueblo liberado, un pueblo verde y con bases sólidas en lo que es nuestra cosmovisión. Era esa persona que si uno le decía que iba a hacer una actividad y teníamos que hacer la convocatoria, él inmediatamente ya la estaba haciendo”.
Un primo del fallecido, quien no quiso dar su nombre por motivos de seguridad, comentó que participó junto a Rivera en varias manifestaciones y que lo recuerda como un hombre inteligente y de gran corazón.
“Cuando luchamos por la no construcción de la represa hidroeléctrica del Diquís él decía que el río no se negociaba a cambio de una construcción, esa es una frase que siempre recordaré de él. Era una persona que luchaba por un objetivo común de todas las personas: proteger el medio ambiente, la tierra. Porque al final nosotros defendemos y peleamos por la tierra, pero el beneficio no va solo para nosotros sino para toda la humanidad.
“El siempre fue genérico en mencionar que protegemos una tutela de herramientas jurídicas que nos protegen, pero que nunca se han hecho valer, y pues él perece precisamente en eso, peleando por la tierra que nos pertenece desde hace generaciones, porque siempre hemos estado acá.
"Nuestros abuelos y bisabuelos nacieron acá, entonces peleamos por lo que desde hace muchas generaciones venimos heredando, no estamos peleando algo que se inventó ayer”, detalló.
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