Daniela Escobar Salas, de 30 años, desapareció la noche del martes 15 de octubre tras salir del Bar Olas, en Sámara de Nicoya, Guanacaste, donde trabajaba su pareja. Se dirigía a su casa, pero nunca llegó y su desaparición no fue reportada a las autoridades hasta dos días después.
Según testigos, la noche de los hechos Daniela discutió con su novio, lo que la llevó a salir del bar alrededor de las 11:20 p. m. y emprender sola, a pie, el camino a su hogar.
De acuerdo con su tío, Gerardo Salas, era habitual que su sobrina caminara los dos kilómetros que separaban su casa del bar, bordeando la playa. Sin embargo, en el trayecto había un estero que, durante la noche y con la marea alta, representaba un peligro considerable. Explica que la combinación de la marea alta con una quebrada que desembocaba en el estero formaba un remolino, lo que hacía ese punto especialmente peligroso.
“Daniela normalmente rodeaba el estero, pero creemos que esa noche, al estar tomada, intentó cruzarlo y se cayó”, expresó Salas. El tío también recordó que, en una ocasión anterior, Daniela cayó en el mismo lugar y perdió documentos importantes.
Otra hipótesis que la familia considera es que alguien pudo interceptarla en el trayecto con intenciones de hacerle daño. Sin embargo, Salas cree que, de haber sido así, ya habrían encontrado algún rastro de su sobrina. “Pero no hay ninguna evidencia... No hay nada”, afirmó.
Relación conflictiva
El novio de Daniela, un hombre de apellido Campos, compartió en redes sociales la noticia de su desaparición. No obstante, varios usuarios le indicaron que la cuenta de Daniela mostraba actividad reciente, lo que generó dudas.
Campos explicó que esta actividad se debía a que, sin querer, ingresó a los chats de Daniela en su teléfono, ya que ella no tenía celular propio y utilizaba el de él para revisar sus redes sociales.
Salas indicó que esta situación refleja la relación “tóxica” que mantenía su sobrina con Campos. Aseguró que la familia estaba al tanto de agresiones físicas y de constantes peleas entre ambos. “No podemos descartar que él sea un sospechoso, sobre todo por los problemas que tenían y la pelea de esa noche. Él se quedó en el bar, pero tal vez la siguió después y pudieron haber discutido de nuevo”, dijo Salas. “Esa otra hipótesis de la desaparición”, agregó.
Don Gerardo mencionó que, durante una conversación reciente con Campos, lo vio arrepentido. “Incluso lloró por haberla dejado irse sola esa noche”, relató. La familia siempre tuvo preocupación por la relación, aunque nunca se presentó una denuncia formal. “Sí pensábamos que algo malo podía pasar”, confesó.
Daniela, originaria de Tilarán, se mudó a Sámara hace varios años, tras conocer a Campos, quien le ayudó a encontrar empleo en un hotel de la zona, específicamente en el bar y restaurante del establecimiento. “Era una mujer muy alegre y jovial”, la describió su tío.
La búsqueda continúa
La desaparición de Daniela movilizó a toda la comunidad de Sámara, que formó grupos de búsqueda equipados con radios y linternas. “Se han lanzado al estero y a la playa en su búsqueda”, explicó Salas.
El lunes, unidades caninas de la Policía y un equipo de investigadores del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se unieron a los esfuerzos de búsqueda y peinaron la zona. Además, una avioneta sobrevoló el área a baja altura, con la esperanza de encontrar algún rastro en el agua.
A pesar de los incansables esfuerzos de búsqueda, la familia de Daniela, según don Gerardo, perdió la esperanza de encontrarla con vida. “Si aparece, yo creo que no va a aparecer viva ”, lamentó su tío, quien descartó la posibilidad de que huyera y cortara el contacto con sus seres queridos.
La Nación intentó conversar con Sandra Salas, madre de Daniela; sin embargo, ella manifestó sentirse incapaz de dar declaraciones porque se encuentra “muy consternada”.
Si tiene información sobre Escobar, puede comunicarse de forma confidencial con las autoridades al 800-8000-645 o a través del número de WhatsApp 8800-0645.
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