La Red Sismológica Nacional (RSN) de la Universidad de Costa Rica detectó, entre abril y mayo de este año, el mayor enjambre sísmico cercano a la capital ocurrido desde 1990.
Se trata de 27 temblores con magnitudes que no superaron los 3,3 grados y que se originaron en fallas locales entre Ciudad Colón, Santa Ana y Escazú.
La mayoría de estos movimientos no fueron sentidos por la población, pero, debido a que se presentaron en zonas muy habitadas, los científicos encendieron las alertas.
De acuerdo con Lépolt Linkimer, director de la RSN, el enjambre deja ver que algunas fallas cercanas a San José, como la de Salitral (Santa Ana) o la de Escazú, siguen activas.
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Aunque, históricamente, esas fallas no han causado terremotos de magnitudes grandes, sí podrían dar origen a movimientos de hasta 5 grados y ocasionar daños importantes.
Según Linkimer, un terremoto no se puede predecir, pero, de suscitarse un sismo fuerte con epicentro cerca de zonas pobladas, el tiempo de reacción para evacuar edificios será de pocos segundos antes de sentir una sacudida, a causa de que las ondas sísmicas llegan más rápido por la cercanía al punto de origen.
“Estos enjambres nos iluminan las fallas. Nos dicen: ‘Aquí estoy; yo existo, me muevo’”, puntualizó Linkimer.
Recordó que la activación de fallas a veces ocurre después de grandes sismos. Por ejemplo, luego del terremoto de Cinchona, en enero del 2009, el paso de las ondas desencadenó sismicidad en zonas al sur de Cartago, en San Vito de Coto Brus y hasta en isla Calero, a más de 400 kilómetros del epicentro.
De igual manera, en marzo de 1990, un terremoto originado en Cóbano propició enjambres posteriores en Heredia y en Puriscal. En este último cantón josefino, la actividad registrada fue de unos 14.000 eventos y duró, en total, nueve meses.
Esos temblores alcanzaron su pico entre mayo y junio.El sábado 30 de junio de ese año, el terremoto de Barbacoas, de 5,1 grados, dejó daños en más de 300 casas. Algunas de ellas quedaron inhabitables, lo mismo que el templo católico, que en la actualidad refleja la fuerza con que la naturaleza remeció ese poblado al sur de San José.
En esa época, la RSN tenía menos de 15 estaciones en todo el territorio, mientras que actualmente posee 200, inclusive hay tres en la Isla del Coco.
Las fallas relacionadas con el enjambre de Puriscal fueron la de Purires, la cual pasa por Grifo Alto, y la de Picagres, que pasa por Santiago, en el centro de Puriscal.
Muchos vecinos de ese cantón todavía recuerdan las sacudidas diarias y cómo vieron a vecinos vender sus tierras e irse porque la tierra se movía todos los días.
El ciclo se cerró el 22 de diciembre de ese año, cuando la falla Picagres generó el terremoto de Piedras Negras, de 5,7 grados; la mayor parte de los daños se produjeron en Alajuela.
Según Linkimer, debido a esos antecedentes, les prestan mucha atención a los enjambres sísmicos y alertan a los diferentes entes de emergencia.