Quepos. "Nunca me imaginé la magnitud de esto, una cosa es decirlo y otra es vivirlo. Yo salí al corredor de la casa y lo que venía hacia mí era una cabeza de agua, eran unas correntadas de agua. A como pude, saqué a mi hijo, quité las celosías y por ahí lo saqué".
"Las puertas se trabaron, no podíamos salir. Como pude, salí de la casa por la parte de atrás, pero la correntada de agua no me dejaba caminar".
Entre lágrimas, con moretones en las piernas y usando ropa de la "americana", relató Marianela Sandí la penuria que vivió la madrugada del jueves, en su casa en Quepos.
Sandí, funcionaria municipal, es una de las personas damnificadas por el paso de la tormenta Nate. En su caso, fue víctima del desbordamiento del río Paquita.
Ella relató a La Nación que el agua le llegó hasta el pecho, que la refrigeradora salió flotando al patio y que no sabe si su automóvil aún funciona, pues una parte quedo bajo el agua.
"No me atrevo a encenderlo, me da miedo que no sirva, es mi machete de trabajo", confesó.
Además de sacar a su hijo de 16 años, salvó a cuatro de sus cinco perros, tres chihuahuas y un "zaguate".
El quinto, un American Stafford, se le soltó de las manos cuando salía de la casa y, en la oscuridad de la noche, no lo pudo rescatar.
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El viernes regresó a su casa. Allí se llevó la sorpresa de que el quinto de "sus bebés" estaba con vida, estaba subido en un armario.
"Todo pasó en segundos, en segundos, no nos dio tiempo de sacar nada, el agua hasta salía por el inodoro y yo solo pensaba 'se me van a morir mis bebés, que no se ahoguen'. Por suerte, la cachorra se devolvió a esperarme, estaba hecha un puño encima de una ropa. Se me soltó en un momento que me hundí, no sé cómo", añadió.
Con el cese de las lluvias, Marianela saca el barro y el agua de su casa y busca si algo todavía sirve. Dos sobrinas y varios amigos la ayudan en las labores de limpieza.
Ella, con los ojos aguados, insiste en que solo fueron pérdidas materiales y que lo importante es que ella, su hijo y sus "cinco bebés" están con vida.