Alejandra Acuña estaba este miércoles 9 de noviembre en una cita médica con su mamá cuando su hija la llamó y en tono desesperante le pedía ayuda porque el agua le llegaba a las rodillas y tenía en brazos a sus gemelas de tres meses de edad. A como pudo, Acuña salió corriendo a auxiliarlas y al llegar solo recuerda ver cómo sacaban a su hija y a sus nietas envueltas en un paño.
En medio de la sala de la que fue su casa y cubierta en lágrimas, esta vecina de La Isla, en La Lima de Cartago, cuenta cómo su hogar fue uno de los cuatro que el alcalde del cantón, Mario Redondo, confirmó con pérdida total tras las inundaciones súbitas del miércoles.
Fue poco lo que pudieron rescatar porque prácticamente “quedaron con lo que andaban puesto” y aunque intentaron salvar algunas pertenencias que amontonaron en la sala, muchas están inservibles y las guardan por sentimiento, aunque no se puedan recuperar.
“Cuando nos dejaron entrar, ya todo estaba en pérdida total. Yo sé que es material, ¡gloria a Dios! y mis hijos y nietas están bien, pero sí duele en el alma. Yo soy madre soltera, tengo cinco hijos y dos nietas y ahora no tener ni dónde estar es muy duro. Los pañales de las bebés y la ropita, todo se perdió. Mis hijos, los cinco, quedaron sin ropa”, relató la mujer entre lágrimas mientras veía como sacaban una refrigeradora de la vivienda.
Dania Escobar, una de las hijas de doña Alejandra, comentó que solo su hermana de 21 años estaba en la casa junto a las bebés al momento de la emergencia y fue tan grande su conmoción que ya ni siquiera quiere volver al lugar y permanece con una vecina.
Esta familia, de seis integrantes, es parte de un número indeterminado de personas que sufrieron pérdidas producto de las fuertes lluvias del miércoles cuando se desbordaron los ríos Amapola y Taras. Hubo daños en alrededor de 100 viviendas, 40 comercios, enseres domésticos, vehículos e incluso infraestructura vial y de agua potable.
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En medio de calles llenas de barro por las que cuesta caminar y los zapatos se hunden, se asoma una pila amontonada de sillones, colchones, lavadoras y electrodomésticos que los habitantes de la Isla sacan con la esperanza de lograr salvar o restaurar, mientras lavan con escoba y manguera los patios y pisos de sus casas.
Otros, como Karina Villarreal, comían un sándwich a la orilla del río junto a sus hijos para “agarrar fuerzas” y terminar de sacar lo poquito que les quedaba de su vivienda. Allí, su hija y su nieto, un bebé de meses, quedaron atrapados en un segundo piso y la fuerza del agua no permitía abrir la puerta.
“Fue gracias a los Bomberos que logramos sacarlos, pero yo estaba desesperada. Todo lo perdimos, las cosas del bebé, de mi hija, la comida, la ropa, todo. Andamos con lo que tenemos puesto nada más. Hay como 30 familias acá en La Isla que perdieron todo, algunas hasta se les arrancaron los portones de las casas y las puertas”, dijo Villarreal.
‘Pasaron cinco minutos para que la carretera se convirtiera en un río’
En otro sector, a unos cuántos metros de La Isla, estaban Juan Carlos Camacho y Dennis Ceciliano intentando arrancar con una manguera a presión el barro que les quedó en el piso del patio. Según dicen, no lo vieron venir pues fue cuestión de cinco minutos para que “la carretera se convirtiera en un río” y se inundara.
“Atacó por los dos lados, al frente con la tierra y atrás donde pasa el río que subió el nivel del agua a unos 50 o 60 centímetros de altura y se llevó un muro de gaviones. Hace 15 años pasó con una magnitud menor y gracias a esa experiencia esta vez no perdimos tanto porque subimos cosas y las resguardamos”, explicó Camacho.
Aunque es incierta la causa de las inundaciones, muchos vecinos concuerdan en que la crecida del río fue inmediata y que las obras viales para construir dos pasos a desnivel en Taras- La Lima habrían influido pues, en apariencia, la constructora desvió las aguas al río Taras, lo que colapsó el cauce y los puentes.
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“La mayoría de los trabajos que están haciendo aquí todos desaguan en este río. Entonces, no sé qué tanto midieron el cauce del río para poder echar esas aguas, porque son las aguas llovidas, pudo contribuir a que cayera más agua y que arrastrara el material de la construcción”, añadió Ceciliano.
Pablo Delgado, otro vecino dio su versión de la causa. “Ahora lo que pasó fue que desviaron las aguas de la carretera nueva que están haciendo hacia el río Taras. Por eso fue el desbordamiento, que no supieron desviar las aguas. Aquí al frente (sobre la ruta Interamericana Sur) hay una cañería que está totalmente tapada y no la tienen funcionando todavía y todas esas aguas nos afectan a nosotros”.
De la misma forma, Alejandra Acuña insistió en que el agua que inundó las propiedades venía desde la pista y que nunca antes habían visto algo similar, por lo que las construcciones “tienen mucho que ver”. “Algo tienen que hacer. Aquí hay vidas y no estamos aquí porque queremos, es por necesidad. No vamos a estar perdiendo las cosas que tanto nos cuestan”, dijo la mujer.
Por su parte, el alcalde, Mario Redondo, afirmó que existe un serio problema en los ríos porque no solamente requieren dragados, sino que los puentes ya no cumplen su propósito y se convierten en embudos que hacen que el agua se salga y afecte gran cantidad de viviendas.
“No podría determinar si desviaron las aguas al río, no quisiera opinar con ligereza porque me parece que uno tiene que ser responsable en esto, no nos consta claramente la fuente. Sí sabemos que los problemas iniciaron en la parte norte en el río Amapola que está en Quircot (...)”, dijo el alcalde del cantón cartaginés.
“Tampoco tengo por qué defender a nadie, pero sí puedo decir que hay un efecto indirecto en la cantidad de material suelto ahí, que origina que el agua tuviera más sedimentos para arrastrar, lo que taponeó el puente e incidió en la comunidad, este evento es más grande que el que ocurrió hace 14 años”, añadió el jerarca.
Ante consultas de La Nación, la constructora H Solís, responsable de los viaductos, indicó por medio de su departamento de prensa que todo lo referente al proyecto Taras - La Lima debía ser canalizado en la oficina de comunicación del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT).
El viceministro de Infraestructura del MOPT, Alejandro Guillén, explicó que las obras viales no tienen relación con lo ocurrido y que, más bien, el cauce natural del río, y sus orillas, han sido invadidos por construcciones a lo largo del tiempo; y los puentes que existen (peatonales y vehiculares) causan un ahogamiento al no tener ancho suficiente entre los estribos, lo que hace que el agua, al pasar por estas gargantas estrechas, salga muy rápidamente una vez que pasa por alguna construcción.
“Con respecto al proyecto, no todas las tuberías proyectadas (drenajes diseñados) se han construido y de hecho, hay muy pocas conectadas. Dichas no fueron la causa de la inundación. El proyecto Taras-La Lima solamente ha avanzado en un 12% de su avance físico; los drenajes son una de las áreas en que menos hemos adelantado, no se puede atribuir a estos trabajos los estragos causados por el invierno”, enfatizó Guillén.
“El drenaje que se tiene en el proyecto es el existente, pero se van a agrandar los diámetros para que se les pueda hacer mantenimiento. Todas las aguas, ahora y en un futuro, van a dar al río Taras ya que es la vertiente natural. Las inundaciones van a seguir a no ser que se recupere el lecho original del río Taras y esto implicaría hacer algunas expropiaciones importantes para poder construir un canal complementario con una sección hidráulica para manejar los caudales extraordinarios”, agregó.