Silvia Chaves-Herra, de 38 años de edad y periodista de profesión, es una de las decenas de personas que se quedaron atrapadas el viernes entre los múltiples deslizamientos que hubo en la ruta 32 debido a las fuertes lluvias que afectaron gran parte del país este fin de semana. Según dijo: "pasar la noche durmiendo a la par de una montaña y con una lluvia imparable es una película de terror”.
El viernes, ella y una delegación del Banco Nacional venían de la ciudad de Bribri, en Talamanca, donde andaban por motivos de trabajo. A pesar de que decidieron regresar temprano para evitar que la lluvia los perjudicara, un accidente de tránsito que encontraron en el camino impidió que llegaran a tiempo a San José.
“Cuando ingresamos al cerro, a eso de las 8 p. m. pasadas, llovía demasiado y se vino el terraplén. Intentamos comunicarnos con las autoridades, pero no había señal. Estábamos como a un kilómetro del Zurquí, donde hay paredones grandes, por lo que optamos por dar la vuelta para devolvernos a Guápiles, pero era demasiada lluvia, caían piedras y árboles. Eran ríos con árboles y piedras”, relató Chaves. Por eso, trataron de ubicarse en un lugar un poco más seguro.
Junto al carro en el que viajaban ella y sus compañeros, había unos seis vehículos, cuyos conductores también habían intentado devolverse, pero que tampoco lo lograron. Entre estos se encontraba un carro de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) que venía de dejar unos diarios en Siquirres, lo que a Chaves le dio un poco de tranquilidad, pues ellos contaban con un radio de comunicación.
“Cuando estábamos ahí, pasó el señor del camión (quien falleció luego de que un deslizamiento cayera sobre su vehículo). Algunas personas le dijeron que no siguiera, pero él siguió y, al día siguiente (sábado), nos dimos cuenta de lo que había pasado”, contó.
En total, en ese grupo eran unas 14 personas, incluidos dos niños. Nadie tenía alimentos ni agua.
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Según ella, a pesar del miedo y el estrés que experimentaron esa noche, el grupo junto al que ella estaba se mantuvo tranquilo y, además, por dicha ninguno se enfermó.
Para hidratarse, lo que hicieron fue comer de las piñas que quedaron en el camión sobre el que cayó el terraplén.
Vuelve la esperanza
A eso de las 10 a. m. del sábado, llegaron los funcionarios de la Cruz Roja, quienes llevaban confites.
“Realmente, cuando ellos llegaron, nos dieron seguridad, nos dieron aliento, nos dijeron palabras positivas”, destacó Chaves, quien reiteró la labor que realizan las autoridades cuando se presenta una emergencia.
“En casos de emergencia, uno realmente no piensa en lo que hacen los de Tránsito, Bomberos, Fuerza Pública y Cruz Roja. Ellos hacen un trabajo increíble”, aseveró.
A las 2 p. m., llegaron los de Tránsito. Silvia y los demás, quienes se encontraban a dos o tres terraplenes del deslizamiento grande, dejaron el carro y pudieron salir de ahí a pie, alrededor de las 4 p. m.