Una de las empresas de Guayabo que más sufrió con la avalancha del jueves fue Thermomanía, lugar donde este sábado empleados y el mismo dueño aprovecharon la mejoría en el tiempo para inspeccionar los daños. Su propietario, Didier Arrieta Ulate, dice que tratará de levantarse.
Arrieta explicó que ellos se habían alistado para una emergencia de lluvias y fuerte viento el jueves pasado, pero jamás para una avalancha.
"Usted sabe que Bagaces siempre es muy ventoso, entonces amarramos toda la torre de toboganes y los vidrios de las ventanas de las cabinas y les pusimos plywood, para evitar que se quebraran, pero jamás para eso".
Afirmó que desde la tarde comenzó a llover de forma inusual y no se movía nada por el viento, pero cuando una presa de árboles, piedras y agua se liberó, arrasó todo. Se llevó las casas de las familias que vivían cerca de la granja, luego se llevó la granja de dos hectáreas, las dos suites, el spa, el museo de antigüedades y las seis piscinas de la parte baja.
En la granja tipo zoológico había 160 animales, pero solo rescataron cuatro, el caballo percherón, valorado en unos ¢6 millones, dos toros y un burro.
El agua se llevó, quien sabe dónde, ovejas, emus, avestruces, cabras, faisanes, búfalos y gran número de pájaros.
"Es muy duro para nosotros y son pérdidas millonarias, pero no hubo pérdidas de vidas aquí. El proyecto tenía 17 años", relató Arrieta.
El lugar tenía una póliza con el Instituto Nacional de Seguros por el 50% de su valor y las pérdidas fueron millonarias, pero la idea es tratar de empezar de nuevo. El empresario no se atrevió a dar cifras, porque aún no ha hecho el recuento de todo lo que desapareció con la correntada.
¿Cómo se lo llevó todo?
Didier Arrieta explicó que en la montaña hay una especie de acantilado que durante la tarde del jueves empezó a llenarse de árboles que habían colapsado y se fue haciendo una presa con lodo y piedras, que luego se convirtió en la avalancha que corrió hacia Thermomanía.
Recordó que la quebrada llamada Hornillas, por donde bajó la correntada, era de apenas dos metros, pero se hizo de más de cinco y gracias a la pendiente, devastó todo.
Ese jueves él le había avisado a la gente que salieran y puso carros a su disposición, con lo que salvó la vida de sus empleados.
En ese centro turístico de aguas termales laboran 22 personas a cargo del hotel, la granja, 40 cabinas para 130 personas, parque de agua, tres museos, spa, canopy y tres tours y muchas otras diversiones para la gente.
De momento ese equipo comenzó a limpiar todo y espera la ayuda del Gobierno para empezar a quitar miles de piedras que llenaron gran parte del complejo, y limpiar las vías de acceso, porque para ese trabajo se declaran incapaces.
Como el restaurante quedó sin afectación, lo mismo que las cuatro piscinas de un sector y el parque de agua, con eso espera retomar labores para restablecer poco a poco el lugar.
Muy cerca de allí murieron el jueves Dennis Aurelio Alvarado Méndez, de 37 años; Orlando Obregón Jiménez de 44, su compañera sentimental, Marisa Socorro Alvarado Méndez de 45 , y el hijo de ella, Joseph Gerardo Barboza Alvarado, de 24.
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Dennis laboraba para el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en el proyecto geotérmico Miravalles y su hermana, Marisa, trabajaba para el proyecto turístico Guayacán, con Orlando, y Joseph, en una lechería.
Sobre los fallecidos, Arrieta recordó que eran vecinos, hijos de Marcos Alvarado, dueño del centro turístico El Guayacán, otro complejo que está cerca, lo mismo que uno llamado Yökö, lo cuales solo tuvieron anegamientos por lodo, pero no por piedras.
Este sábado, los funcionarios del ICE llegaron al sector de esos centros turísticos para levantar nuevos postes y cableado, ya que todos los barrió la avalancha.
Además, personal de Senasa y el Ministerio de Salud, entraron al sitio para ver si había animales muertos o heridos, pero salvo los que rescataron, que estaban en buen estado, al resto se los llevó el agua.
Incertidumbre.
Entre los trabajadores que acudieron a ayudar este sábado a Thermomanía están los tres jardineros, el encargado de la granja y la administradora del proyecto, Meilyn Aguilar Casco.
Esta mujer, nicaragüense, de 32 años, lloró al llegar a la que era su casa dentro del proyecto y encontrarla todavía inundada, con el agua sobre las camas y los enseres destrozados.
Entre llanto recordó que esa noche estaba cambiando a su hija de año y medio, Monserrrat Moreno Aguilar y luego se iban a disponer a cenar. En eso llegó su marido, quien le dijo que salieran huyendo porque ya las suites se estaban llenando de agua.
Apenas les dio tiempo de alzar a la niña, cerrar la puerta de la casa e irse a un albergue. Luego se fueron para la casa de Zelmira, la esposa del dueño del proyecto, en Guayabo.
Meilyn tiene ocho años de trabajar en Termomanía y su esposo trabaja en la lechería La Roca, que queda cerca del proyecto turístico y es del mismo dueño.
Ella espera que el proyecto pueda resurgir, ya que la familia necesita el trabajo.
Ese sábado ella y su esposo abrieron la puerta de la casa para que saliera el agua y barro que quedó concentrado y buscar al menos alguna pertenencia que se pudiese haber salvado de la avalancha.