En el audio suena lluvia de fondo, pero no solo lluvia, es un aguacero. “Ha llovido torrencialmente toda la mañana. Hay tres albergues, uno en la escuela central, otro en el gimnasio municipal y otro más en la escuela Antonio Obando. A esta hora, 1 p. m., hay 318 en albergues, pero están bajando más, sobre todo gente de Bebedero de Cañas y también de Bebedero de Bagaces, que están separados por el río Corobicí”.
La voz en el audio es del diputado liberacionista Luis Fernando Mendoza, quien antes era alcalde de Cañas y este viernes se fue para su cantón a colaborar con las autoridades municipales. La situación es alarmante, tres o cuatro días lleva el barrio Bebedero bajo el agua, agarrándose de la mano de los rescatistas de la Cruz Roja Costarricense y del Cuerpo de Bomberos.
Entre lanchas y vehículos todoterreno altos, estos rescatistas han movilizado, solo en el cantón de Cañas, 600 personas, mientras la lluvia por ratos da un respiro y deja entrar un poco de sol, tibio, pero apenas para aprovechar y mover familias enteras lo más rápido posible.
Con las familias de Bebedero también vienen los perritos, para que no se queden solos y puedan morir bajo el agua de los ríos desbordados. Solo de esa comunidad movilizaron 10 peludos.
Aunque los gimnasios de Cañas y Carrillo por ratos se ven medio vacíos, en realidad están llenos de pequeños, adultos mayores y mujeres embarazadas. Hannia López, coordinadora de los albergues cañeros, explicó que se viven momentos críticos.
La gente de Bebedero fue evacuada este jueves, por la noche, y apenas pudo salir con lo que tenía a mano, algo de ropa y los chiquillos de la mano, pero no saben cómo están sus casas, si quedaron afectadas o no. “Nos sacaron a las 8 de la noche, ingresamos aquí a las 11. Nos atendieron bien. Cuando dijeron que iban a evacuar, todos se trajeron apenas lo que pudieron. Ahora no sé ni cómo está Bebedero. Los niños necesitan entretenerse, alguna fruta, galleticas, refrigerios. Todo es bienvenido”, dijo López.
La mujer conversó con Francisco Venegas y personal de la pastoral social de la Diócesis de Tilarán-Liberia, que se movilizaron por toda la provincia guanacasteca, entregando víveres no solo a las personas albergadas, sino también para la gente que no puede salir de sus viviendas.
En Carrillo, la situación no es muy diferente. Plantíos anegados, pérdidas cuantiosas en maíz y otros sembrados, casas con más de un metro de agua. Tania Serrano, presidenta de la Asociación de Desarrollo Integral de Río Cañas Nuevo, un pueblo a medio camino entre Santa Cruz y Belén de Carrillo, comentó que a las 6 p. m. apenas caía una garúa y rogaba porque el tiempo siguiera así.
La comunidad quedó bajo el agua del río Cañas, que lo atraviesa. Mientras tanto, 11 kilómetros al norte, en Filadelfia, cabecera de Carrillo, los cuerpos de rescate de la Cruz Roja y Bomberos informaron de que, gracias al trabajo interinstitucional, se habían movilizado cerca de 200 personas y 20 perritos, para ponerlos a salvo en los albergues de la comunidad habilitados por la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
“En verano, alcanzó una cifra récord en incendios forestales (la más alta en la historia) y en época lluviosa, se inundó. Guanacaste ha sido golpeada muy fuerte”, fue el mensaje que puso Bomberos en su perfil de Facebook.