El agua ya bajó, pero ahora un barro maloliente cubre todo y no hay agua para limpiarlo, ni siquiera hay líquido para beber. En medio del calor y la suciedad, los vecinos de la Finca 9 en Palmar Sur, Osa, permanecen incomunicados y con urgencia de comida e hidratación.
Esa fue la escena que se encontró Zaida Porras cuando logró llegar hasta su hermano Allan, de quien no supo nada durante dos días.
La mujer, profesora de Inglés en el Liceo Pacífico sur, salió la mañana de este viernes de su casa en Ciudad Cortés con agua embotellada, alimentos preparados y una vajilla plástica para auxiliar a la familia de su hermano.
El viaje duró unas tres horas, más del doble de lo usual, porque el camino estaba bloqueado en varias partes y tuvieron que avanzar lentamente y con dificultad por los trillos para transportar palma.
LEA: Tormenta Nate deja 10 fallecidos, 8 desaparecidos y severos daños
Tuvieron que cruzar en lancha uno de los afluentes del río Sierpe y caminar unos tres kilómetros con los recipientes a cuestas, hasta la casa donde esperaban Allan, su esposa y el hijo de ambos, Sneider, de siete años, además de los padres de la mujer.
Sin embargo, antes de llegar a su destino tuvieron que parar en varias ocasiones para atender el pedido de familias que se topaban en el camino.
"La devastación es total, no hay absolutamente nada seco, todo es barro. No hay agua, la gente sale y donde me vieron los alumnos me decían: 'profe, tráiganos agua'. Tuvimos que parar para darles, porque la gente se está muriendo de sed", relató Zaida Porras.
A su hermano le dejó el agua, los víveres que lograron recoger entre la familia, refrescos, arroz y unos fideos con atún. Se devolvió este mismo viernes para buscar más provisiones e intentar regresar antes del final del día. Sneider se tuvo que ir con ella, pues tiene mucha tos y no le queda ropa seca.
"Hemos estado solos, sin agua, sin comida, sin luz y sin ninguna cosa que nos ayude a sobrevivir, ahorita solo hay ayuda de amigos y familiares", dice Allan en un video que le grabó su hermana antes de irse.
La impresión de ver a la comunidad de su familia en ese estado es "desgarradora", dijo Porras.
"Hay animales por todo lado, la gente perdió todo. Hay vacas perdidas, es algo devastador, una historia muy desgarradora. Lo que más le duele a uno es ver que la gente se está ahogando de sed y que no llega la ayuda", manifestó.
Las casas de la Finca 9 tienen barro en todos los rincones, pues hasta hace algunas horas el agua las inundó por completo, lo que obligó a la la familia de Allan a permanecer en una lancha durante dos días.
Porras cuenta que pese al peligro, para su hermano no fue una opción dejar su casa.
"Es que no tiene adónde irse a vivir, ese es su hogar, es su casita. Es que donde vive, de feria, no hay mucho trabajo, él trabaja en la camaronera haciendo de todo", explicó Porras.