Las casas de alto, muy cerradas y con una sola puerta al exterior pueden convertirse en trampas mortales en caso de un incendio, especialmente para los menores de edad.
En enero y febrero de este año, dos siniestros ocurridos en Cuatro Reinas de Tibás, San José, y en el centro de Limón, cobraron las vidas de dos menores de 16 y cuatro años, respectivamente.
Ambas perdieron la vida en la segunda planta de la casa donde vivían, en conflagraciones desatadas en pleno día.
Sin embargo, algunas medidas preventivas pudieron haber evitado tales tragedias.
Un sistema de alerta básico permitiría a las familias ponerse a salvo antes de que las llamas hagan colapsar la estructura. Para tenerlo, solo se requiere hacer una inversión de unos ¢40.000, afirman los bomberos, quienes recomiendan dejar, por lo menos, dos salidas al exterior en puntos opuestos de la vivienda.
Alexánder Solís, jefe de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, recordó que la lucha contra el fuego comienza con una cultura de precaución. Sin embargo, la mayoría de la gente carece de esta formación.
Indicó que muchas personas adquieren casas y luego las modifican, por ejemplo, eliminan el patio para construir un cuarto más.
De esta forma, las viviendas quedan con una única salida: la del frente, lo cual dificulta ponerse a salvo en caso de un incendio.
Asimismo, un patio ventilado, aunque sea pequeño, brinda a los moradores más posibilidad de sobrevivir mientras llega la ayuda.
Otro problema es que la mayoría de casas carece de detectores de humo, lámparas de emergencia, sensores de calor, verjas falsas, extinguidores y otros dispositivos que pueden marcar la diferencia.
Muchas veces ni siquiera se tiene un foco a mano, por si la emergencia se presenta durante la noche o madrugada.
Además de las muertes, el fuego arrasa con inmuebles y bienes costosos. En el 2015, un total de 1.049 familias perdieron sus casas. El año pasado fueron 1.014 las viviendas quemadas.
Cuidados básicos
Entre las recomendaciones de Bomberos para prevenir incendios, lo primero es identificar factores de riesgo en cada casa, como lo pueden ser las instalaciones eléctricas defectuosas.
También sugieren tener cuidado con el almacenamiento de gases y líquidos inflamables.
Asimismo, advierten de que nunca se debe dejar a los niños solos y mucho menos si tienen a su alcance fósforos, encendedores o candelas.
Otro ejercicio preventivo tiene que ver con establecer las rutas de escape ante un incendio y que todos los miembros de la familia sepan cómo hacerlo.
Siempre debe haber un juego de llaves al alcance de todos. En un incendio ocurrido el 3 de enero del 2016, en Santa Cruz, Guanacaste, murieron tres niños y una adulta debido a que el esposo de esta última no pudo hallar a tiempo las llaves de los portones de la parte trasera de la casa, donde dormían las víctimas.
Después de las fallas en instalaciones y equipos eléctricos, las principales causas de siniestros son las velas, las fugas de gas y las chispas que generan los trabajos de soldadura.
Solís recordó otro caso ocurrido en La Carpio, la Uruca, en marzo del 2013, cuando un menor de cuatro años jugaba con un encendedor en la cama y le prendió fuego a la casa. En esa ocasión, murió su hermana, de apenas un año, quien dormía en la planta alta de la vivienda.
La mujer que los cuidaba había salido por una licuadora prestada adonde una vecina.
Alarma
Un detector de humo certificado es de fácil instalación, lo mismo que un extinguidor y la lámpara de emergencia, equipo básico cuyo costo es de unos ¢40.000.
Si la casa es de alto, se recomienda construir una salida por las ventanas con verjas abatibles y candados. Esto podría aumentar al inversión en alrededor de ¢20.000.
Bomberos llama a adquirir productos certificados porque eso garantiza que su funcionamiento fue probado en un laboratorio, por lo que pide buscar en las etiquetas datos como Listado UL o Intertec ETL.
Por el contrario, productos muy baratos y sin certificación podrían fallar en un siniestro.
Tener al menos un detector en el pasillo que da a los cuartos o en los dormitorios de niños, adultos mayores o personas con alguna discapacidad, también puede salvar vidas. Su instalación en el cielorraso es sencilla y solo requiere una batería que debe cambiarse al año.
Los sensores de humo ayudan especialmente cuando los incendios se dan por sobrecalentamiento. En esos casos, el fuego tiende a ser más lento: primero, se percibe el humo y un olor a quemado. Cuando esto se detecta, se da la alerta, con lo cual los ocupantes del inmueble tienen más tiempo para salir.
Los siniestros con líquidos inflamables o velas se propagan más rápido y el tiempo para ponerse a salvo es menor.