La Central (Turrialba). La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) fijó un anillo a cinco kilómetros del volcán Turrialba como el área más propensa a la caída de materiales expulsados.
Lidier Esquivel Valverde, jefe de prevención de la CNE, dijo que, aunado a que sigue de manera constante la emanación de gases y ceniza, deben tomarse medidas para evitar que resulten afectados seres humanos y animales.
“Tiene que mantenerse la alerta amarilla, la restricción de acceso al Parque Nacional. Debe continuarse con los programas para el manejo de animales y los planes de contingencia en el sector agrícola durante varios días”, manifestó el funcionario.
Esquivel agregó que establecieron otros perímetros de seguridad, que son aquellos que encierran áreas donde cae ceniza y la población es afectada por el gas, cuando lo arrastra el viento.
Último pueblo. Esquivel dio las declaraciones durante un recorrido con periodistas por La Central de Santa Cruz, Turrialba, el poblado más cercano al volcán. Precisamente, en esta población, ubicada a seis kilómetros del cráter, solo quedan 10 peones de lecherías, seis funcionarios del Parque Nacional Volcán Turrialba y cuatro oficiales de la Fuerza Pública. Exporádicamente, ingresan agricultores que tienen papales u hortalizas.
Las casas y galerones muestran daños debido a la corrosión ocasionada por la ceniza y los gases. Otras construcciones están abandonadas y deterioradas.
José Manuel Sevilla Mejía, trabajador de la lechería de una familia Montero en La Central, narró que el peor día fue el jueves, cuando “se escuchaba muy feo ese volcán, seguido de retumbos”.
Agregó que la ceniza está afectando a los animales pues se empiezan a quemar los pastizales.
José Ulloa Durán, otro peón, consideró como normal lo que sucede. “El miércoles si jodió en la noche, pero aquí nada pasa”, expresó. Mientra tanto, Javier Coto Zúñiga, quien alquila desde hace tres años una finca, dijo que tiene 13 reses que producen 200 kilos de leche por semana y el principal problema en el lugar conocido como Los Quemados, a tres kilómetros del cráter, es que el repasto es muy poco. “Nuestra preocupación es que no hay comida para los animales . Es mucho ganado”, expresó.