“Se vino una cabeza de agua. No nos dio chance de sacar nada. A mi nuera casi se la lleva el agua, con mi nieto de año y tres meses. Mi otro hijo ayudó a salvarla, porque ya la llevaba el agua.” Así relató Milena Díaz, vecina del barrio Santa Lucía, en Salitrillos de Aserrí, los momentos de terror que vivió este viernes, cuando las lluvias hicieron crecer y que se desbordara el río Cañas a niveles no vistos hace años.
Ella lo perdió todo, prácticamente, en una casa en la que viven cuatro bebés, según contó a La Nación, dos de un año y tres meses, un niño con espectro autista, de siete años, y otra niña de cuatro.
Esta mañana, cuando Díaz rememoró lo sucedido, no había visto presencia de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ni de cuerpos de socorro en su barrio. “Ya había pasado antes, que el río creciera, pero esta vez nos agarró de sorpresa. Aquí están afectadas la casa de mi hermana y la mía”, añadió.
Más de cinco casas quedaron completamente destruidas en esta calle, con paredes derrumbadas, muebles, medicinas y ropa en pérdida total. Lo que solían ser áreas comunes como salas, comedores, cocinas e incluso cuartos, se transformaron en espacios llenos de destrucción con el paso de barro, piedra y agua.
Este sábado, la CNE reportó 103 incidentes por lluvias en Aserrí y otros 62 en Desamparados. “Actualmente mantenemos nueve albergues habilitados con 154 personas; solo en Desamparados 360 familias se vieron afectadas y en Aserrí 180 familias, se mantiene alerta amarilla para todo el país excepto el Caribe”, dijo el presidente de la CNE, Alejandro Picado.
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Otra afectada, que prefirió no dar su nombre, dijo que el río tenía 10 años de no crecer tanto por las lluvias, mientras que un menor de ocho años, que había quedado encerrado en una casa por la crecida, dijo: “Casi me ahogo, el agua me llegaba hasta el cuello”.
El hijo de Randy Gutiérrez, de ocho años, su primo, de 14 y otra prima, de 11 junto con la abuelita de los menores, casi se ahogan por causa de las lluvias en su casa.
Él contó que un tío suyo se pudo meter a la casa por detrás para rescatarlos de morir ahogados, cuando ya tenían el agua por el cuello, “encima de las camas, y las paredes se estaban derrumbando”.
“La lluvia estaba muy fuerte. En cuestión de 20 minutos se desbordó la quebrada que pasa dentro de la propiedad y, como puede ver, venía demasiado material de las laderas del río, árboles, arena y piedras”, aseguró Gutiérrez.
Gutiérrez comentó que otra casa quedó destruida por la corriente, que la fuerza del río dragó la ladera e “hizo algo exagerado”.
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Muchos de los afectados se fueron donde familiares y dejaron las cosas que pudieron rescatar donde algunos vecinos, para no llevarse las cosas. “Estamos tratando de rescatar un poco de cosas, porque al cambiar el cauce, tenemos miedo de que se vuelva a llenar ahora en la tarde”, añadió Gutiérrez.
La hija de otra afectada contó que su madre, de 63 años, no podía salir de la casa y se estaba ahogando, porque padece de artrosis y nadie le ayudaba.
Martín Porras, otro de los afectados, dijo que él vivía con su esposa y todo se perdió. “Creí que mi señora se iba a ahogar, mi hijo de 40 años fue el que la sacó en los hombros y se la llevó. Afortunadamente ella está bien, pero una de nuestras hijas que padece de ataques de epilepsia estaba muy afectada”, relató.
Consultada la coordinadora del Comité Cantonal de Emergencias de Aserrí, Rebeca Soto, manifestó que hay al menos 170 personas afectadas en ese cantón, y cerca de 50 en dos albergues, uno en el Polideportivo municipal y otro en el salón comunal de Santa Teresita.
Los principales incidentes en este cantón se reportaron en los distritos de Salitrillos y en Aserrí centro.
Colaboró el periodista Aarón Sequeira.