Lidier Esquivel, geólogo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), visitó Aguas Zarcas el pasado 20 de setiembre. Ese día observó flujos de material bajando en respuesta a lluvias moderadas. Para Esquivel, esta es una situación altamente dinámica, donde “el desprendimiento está muy sensible y la vida de las personas es la prioridad”.
Sus observaciones y las de otros especialistas de la entidad son las que sustentan la recomendación de evacuar a decenas de vecinos, que objetan la forma en que se les ha tratado.
“El desafío radica en la duración indefinida del peligro, que podría extenderse durante años, debido a la gran masa deformada en la parte superior. La institución opera bajo el principio de que la preservación de vidas humanas prevalece sobre cualquier otro factor”, afirmó al referirse a la necesidad de retirar a los residentes de la zona de mayor riesgo en el escenario actual.
Una corriente de materiales por el río puede ocurrir en cualquier momento, ya sea de día o de noche. Se trata de un deslizamiento extremadamente delicado. La CNE no puede garantizar que los flujos que desciendan sean absorbidos de manera adecuada por el río, sostuvo.
En una reunión con representantes del Ministerio de Salud de Aguas Zarcas, Esquivel explicó que hay dos tipos de estructuras afectadas por los flujos de lodo. Las que estaban en Calle Carvajal, cerca del puente que une Aguas Zarcas con La Marina, que ya fueron demolidas debido al estado en que quedaron, y otras seis casas que no fueron afectadas por el flujo, pero están en la zona de alto riesgo
Según el geólogo, algunos antiguos canales del río se activaron el 23 de julio y existe la posibilidad de que otros canales se activen en el futuro en circunstancias similares. Por lo tanto, a pesar de que algunas casas notificadas parezcan estar alejadas del cauce, existe un riesgo significativo.
Esas casas están cerca de las áreas donde el río desciende con una pendiente pronunciada y se abre en forma de abanico aluvial, conocido coloquialmente como ‘pata de gallo’ debido a la forma en que fluye el agua.
Esquivel afirmó que el trabajo de campo realizado para respaldar el informe fue exhaustivo y permitió identificar tres grupos de terrazas a diferentes alturas en relación con el río. Por lo tanto, aquellas que se encuentran en terrazas más elevadas corren menos riesgo que las que están a nivel del cauce o ligeramente por encima de este. Algunas de ellas están hasta 15 metros por encima del nivel del río, pero lamentablemente otras no lo están.
El geólogo indicó que se acordó con el Ministerio de Salud mantener las medidas sanitarias existentes, pero se suspendió la orden de demoler las estructuras hasta que se obtengan más datos.
La CNE inició los trámites para llevar a cabo un estudio hidráulico e hidrológico de toda la cuenca en los próximos meses, a pesar de su alto costo. Este análisis se centrará en una topografía de gran detalle. Es algo que ya estaba planeado por la CNE para realizar cálculos más precisos en función de la cantidad de material presente en la parte superior, lo que conducirá al escenario definitivo.
Mientras se realiza este nuevo análisis, se debe seguir acatando el informe actual. En algunos casos, los propietarios de viviendas han acordado con el municipio demoler sus casas por su cuenta para recuperar materiales y comenzar una nueva vida en otro lugar.