Los temblores que vecinos de Desamparados, Curridabat, Aserrí y Alajuelita percibieron la madrugada del domingo, son parte de más de un centenar de pequeños sismos que se registraron entre el sábado y este lunes en varios puntos del país.
Por ser de las zonas más pobladas, los de Desamparados fueron de los que más personas reportaron como sentidos, pero también hubo en Cañas, Guanacaste, así como un temblor de 4,1 en Guácimo y otros en el Pacífico central y sur.
De acuerdo con Esteban Chaves, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), los sensores captaron 102 sismos, de los que la gran mayoría no fueron sentidos por la población.
En Cañas hubo una secuencia que se originó con un temblor de magnitud 3,3 que ocurrió el jueves 18 de marzo a las 11:36 p. m. y se mantuvo con actividad todo el fin de semana.
Fallas superficiales
Para Chaves, el enjambre de Desamparados surge a raíz del cambio de esfuerzos en las fallas locales que atraviesan ese cantón, las cuales se activaron con otra seguidilla que hubo desde finales de diciembre del año pasado hasta enero de este año.
“A pesar de tratarse de sismicidad con baja magnitud, solo algunos de estos eventos fueron percibidos por la población local”, dijo Chaves.
Por su parte, Ivonne Arroyo, de la Red Sismológica Nacional (RSN), también relacionó la actividad de Desamparados con el enjambre de unos 30 sismos ocurrido entre diciembre y enero pasados.
“Esa actividad permite iluminar una actividad sísmica que está cerca de la falla de Río Azul. Podría ser un ramal de ella o incluso una falla paralela, pero no ha sido estudiada”, admitió.
Los temblores dan pie para estudiarla y por eso el mes pasado la RSN, con apoyo del municipio, colocó dos nuevas estaciones, una en Patarrá y otra en ciudadela La Capri, en San Miguel, para reforzar la que tenían en el centro de Desamparados.
“Mientras más cerca esté una estación del sismo y más se le pueda rodear con otras, lo podemos localizar mejor y obtener mejor información sobre el potencial de la falla que lo origina”, dijo Arroyo.
Las nuevas estaciones son de periodo corto, es decir, más enfocadas a fallas locales, pero tienen capacidad de registrar movimientos telúricos en un radio de 100 kilómetros a la redonda.
En agosto del 2019 hubo otro enjambre sísmico entre el centro de Desamparados y la zona del Parque de la Paz, en San Sebastián, San José. Ahí surgió la inquietud de poner nuevas estaciones.
La recurrencia de eventos sísmicos, similares a otros que se han detectado entre Escazú y Santa Ana, hacen ver que muchas zonas urbanas están sobre fallamientos activos.
Arroyo dijo que la falla de Aguacaliente, que va desde Desamparados a la zona que está en medio de los volcanes Irazú y Turrialba, pasando por el norte de la ciudad de Cartago, tiene entre sus ramales el fallamiento de Río Azul y podría ser la matriz de otras que a futuro se espera identificar.
Retumbos
En relación con el temblor de magnitud 3,8, ocurrido a la 1:51 a. m. del domingo, al norte de Desamparados, Arroyo afirmó que despertó a muchos porque fue un sismo muy superficial y la gente vive muy cerca del punto de origen.
Sobre los retumbos que varios vecinos percibieron, explicó que poco antes del arribo de la primera onda a la superficie, los edificios, ventanales y objetos se mueven y eso causa el sonido que la mayoría describió como asociado.
Hasta este lunes, la RSN registraba 15 réplicas a ese temblor de 3,8, la más fuerte fue de magnitud 2,9 a las 2:10 a. m. de este lunes.
La científica dijo que no se descarta que la sismicidad siga, pues así se han comportado en enjambres previos.
Históricamente, en esa región del país no se tienen datos de terremotos fuertes. En 1842 hubo uno en Alajuelita con magnitud 5,4 y en 1912 otro evento sacudió Tres Ríos con magnitud 5,7; muy similar a la del evento del 13 de abril 1910, ocurrido en El Tablazo, Higuito de Desamparados, que fue de 5,8.