El lunes 6 de noviembre, en menos de dos horas, 450 hogares sufrieron por anegamientos e inundaciones en los cantones de El Guarco y Cartago. Se trató del aguacero con mayor afectación en viviendas de los últimos años y que obligó a una inspección exhaustiva por parte de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y autoridades municipales.
Lidier Esquivel, jefe de la Unidad de Análisis y Gestión del Riesgo de la CNE, afirma que ha habido incidentes de inundación, pero no con tanta cantidad de casas en un un solo evento. Sostiene que la cantidad de viviendas en esa planicie ha crecido considerablemente, donde las lluvias focalizadas, suelos arcillosos y la presencia de ríos y quebradas en el entorno se combinaron para generar anegamientos con una afectación nunca antes vista.
Además de las barriadas de Tobosi, como barrio Corazón de Jesús, sector Cementerio, urbanización Los Geranios y Tablón, otros poblados del distrito de San Isidro y de El Tejar también sufrieron daños.
Víctor Arias Richmond, alcalde de El Guarco, informó que ya se inspeccionaron siete puentes, de los cuales cinco necesitan trabajos de limpieza y reforzamiento. Uno de ellos, ubicado entre Tablón y Tobosi, colapsó y dejó cerrado el paso por esa ruta alterna. Se buscará incluir su reparación entre las obras de primer impacto en coordinación con la CNE.
El alcalde reportó que los trabajos con maquinaria permitieron rehabilitar doce rutas cantonales que se vieron obstruidas por pequeños deslizamientos o arrastre de materiales del río.
En total, 195 personas, de 70 familias, fueron afectadas. Hubo 33 casas dañadas, y cuatro de ellas tuvieron pérdida total, por lo que sus habitantes se trasladaron con familiares, mientras el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) analiza cada caso para gestionar las ayudas.
Varias quebradas que colapsaron no pueden ser dragadas con maquinaria debido a su reducido tamaño, aproximadamente la cuarta parte de un río. El alcalde hace un llamado a los vecinos para que no arrojen troncos ni basura en esos cauces, ya que esto contribuyó al colapso de las cuencas durante los aguaceros del lunes. Afirmó que, ante lo ocurrido, es necesario crear una nueva cultura en la población, ya que se desbordaron quebradas que nadie pensaba que pudieran tener potencial destructivo.
Los daños en el acueducto impidieron, durante los primeros días, las labores de limpieza en la Escuela Mariano Guardia, en Barrancas de Tobosi, así como en el Cen Cinái de esa comunidad y en el Liceo de Tobosi. Estos ya fueron intervenidos para normalizar las labores.
El acueducto fue impactado por árboles que cayeron sobre él y lo dañaron, así como por el impacto de piedras arrastradas por la avalancha. La Asociación Administradora de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados (Asada) restableció el servicio en la mayor parte de las zonas afectadas al día siguiente.
Planicie anegada
En nuevos desarrollos urbanísticos como el residencial Sendas del Sol, donde residen más de 200 familias, se registraron anegamientos en sus viviendas debido al desbordamiento del río Purires. Cerca de allí, en Coris de Cartago, alrededor de 200 familias del residencial Valle Ilios también experimentaron problemas y daños menores en sus casas por anegamientos. En los últimos cuatro años, la población de El Guarco aumentó de 45.500 a 47.261 habitantes.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería inició la inspección de fincas el miércoles y aún este viernes evaluaba algunas. Preliminarmente, se tienen 25 productores que vieron afectados sus cultivos de café, frijol y cebolla, así como apio, culantro, lechugas y otras hortalizas que fueron arrasadas por el agua y el barro. Por ahora, son aproximadamente 14 hectáreas afectadas, pero la cantidad puede aumentar, según indicó Guillermo Flores, director regional.
En una inspección realizada el 8 de noviembre por el geólogo Julio Madrigal en las partes altas de Tobosi, se encontraron decenas de pequeños deslizamientos en montañas y fincas de café, sin superar medio metro de profundidad. Esto incrementó la sedimentación hacia Tobosi, donde el agua corrió hacia la parte central y el caudal se desplazó por las calles e inundó todo a su paso. Gran parte del material se depositó en la planicie.
Por ahora, los estudios técnicos sobre las condiciones del terreno descartan la posibilidad de deslizamientos importantes. Madrigal brindó recomendaciones sobre el adecuado manejo de las aguas a los propietarios de las fincas inspeccionadas.
En las partes altas solo quedaron marcas donde el material cedió y pequeños remanentes de tierra suelta que los dueños de fincas estabilizaron. La visita incluyó algunas partes de la quebrada Fresa que pasa a un lado de Tobosi y la quebrada Víbora, las cuales colapsaron por el taponamiento de puentes y el arrastre de palos en sus cauces.
Refugio en Aguacaliente
Marta Cerdas, de 64 años, su compañero Rafael Cordero de 75 y el hermano de este último, de 82 años, son parte de los afectados por las inundaciones del lunes. Actualmente, se encuentran residiendo temporalmente en la casa de Ana Cerdas, hermana de Marta, en Aguacaliente de Cartago, junto con su perra.
La vivienda que solían alquilar, situada cerca de la escuela en el barrio Corazón de Jesús, Tobosi, sufrió grietas y daños estructurales severos debido a las inundaciones, obligándolos a desalojarla.
Cerdas asegura que no han logrado encontrar un nuevo lugar para alquilar, ya que el IMAS sostiene que no cumplen con los requisitos debido a la existencia de un lote a nombre de don Rafael en Bagaces. Explica que se trata de un lote sin casa ni servicios básicos donde puedan mudarse, pues, tras el fallecimiento de la primera esposa de Rafael, quedó registrado a nombre de los hijos y no puede venderse.
La difícil situación se agrava pues perdieron todos sus electrodomésticos y enseres, y la pensión que reciben no cubre los gastos de alquiler y la recuperación de sus pertenencias.
El miércoles volvieron a la casa afectada por el barro en un intento de rescatar algo, pero todo estaba inservible. Otros vecinos también buscaron refugio con familiares. En una reunión con el IMAS recibieron algunos víveres, una cama, una plancha y productos de limpieza.
Los tres adultos mayores habían residido en la casa devastada durante seis meses y nunca imaginaron que una pequeña quebrada cercana podría causar tanto daño, poniéndolos al borde de la muerte por ahogamiento. Cerdas destaca que todavía hay vecinos sin acceso a agua y electricidad.