Llegó la temporada de lluvias y aún así usted siente que las mañanas están más calurosas de lo normal y que el ambiente está bochornoso, incluso después de que llueve. No está equivocado, el fenómeno de El Niño Oscilación del Sur (ENOS) ya provocó que las temperaturas estén un grado Celsius más altas que el promedio.
“Es un valor muy alto para nuestra latitud, además de que la zona más al norte de Guanacaste (La Cruz) evidencia un déficit de lluvias del 85% desde mayo”, confirmó Luis Fernando Alvarado, coordinador de la Unidad de Climatología del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Según los registros de junio, la ciudad de Liberia experimentó un aumento en la temperatura, alcanzando los 33 °C, un grado por encima de su promedio histórico de 32 °C. Asimismo, en Cañas se registraron 33,7 °C, superando el promedio histórico de 32,5 °C.
Por otro lado, San José también experimentó una cifra inusual, alcanzando los 27,6 °C en junio, en comparación con su promedio histórico de 26,2 °C.
En Limón, donde la temperatura promedio en junio se sitúa en 30,2 °C, se alcanzaron los 31,3 °C. En la zona de Damas, ubicada en Quepos, también se registró un aumento en las temperaturas. Mientras que el promedio histórico en junio es de 31,8 °C, este año se llegó a los 32,5 °C.
Sin embargo, la variación más notable se observó en Upala, Alajuela, en la frontera con Nicaragua, donde la temperatura subió dos grados con respecto al promedio histórico. Pasó de 31,5 °C a 33,5 °C.
Este aumento en los valores lleva a los meteorólogos a concluir que El Niño ya se asentó en la región. Esto tiene importantes implicaciones en el patrón de lluvias para los próximos meses. Por ejemplo, a partir de este mes, se espera que el Caribe experimente aguaceros más intensos, mientras que el Valle Central y el Pacífico tenderán hacia una disminución en las lluvias.
El fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es una anomalía de la temperatura del océano Pacífico Tropical con respecto a su promedio. Eso altera los patrones atmosféricos a escala planetaria. Ocurre entre cada dos y siete años y usualmente dura uno o dos años. El Niño es la fase cálida del ENOS y La Niña es la fase fría.
El aumento en 1 °C en la temperatura máxima del aire se calcula con base en el promedio de los últimos 30 años. Indica un aumento muy significativo para todo el país, pues por lo general ese valor suele ser menor a 0,5 °C, que es más o menos lo normal.
“No solo está asociado a El Niño sino al calentamiento mundial que en este 2023 está dando un salto después de varios años de estar en una pausa temporal (del 2017 al 2022)”, dijo Alvarado.
La disminución en las lluvias provocada por el fenómeno de El Niño podría extenderse a cantones de la zona norte del país, el Pacífico y algunos cantones del Valle Central, como ocurrió en el 2015 y el 2016 cuando la temperatura subió entre uno y tres grados Celsius y el déficit hídrico alcanzó a 25 cantones de Guanacaste, Puntarenas, Alajuela, Cartago y San José.
Regiones como Caribe norte, que desde años atrás presenta una sequía meteorológica, aún están en esa condición. ”Todavía en junio persistía la sequía meteorológica en el Caribe. La zona costera y de llanuras es la que presenta niveles más bajos de lluvia”, dice el IMN.
El IMN estimó en marzo que el Pacífico y el Valle Central van a tener un déficit del 15% en cuanto al promedio de lluvias; sin embargo, está previsto que la entidad dé pronósticos más actualizados la próxima semana.
La Comisión Nacional de Emergencias advirtió desde mayo que, según los análisis meteorológicos, El Niño no solo provocaría una disminución en el agua, sino también afectaciones por exposición a rayos del sol, altas temperaturas y reducción en la generación hidroeléctrica por el descenso en los embalses.
Otros efectos serían el incremento de ciertas enfermedades como el dengue, a causa del aumento en los vectores, así como más incendios forestales, contaminación ambiental y afectaciones en la agricultura.
Una primera evidencia se registró a finales de ese mes cuando el embalse guanacasteco de Arenal, la principal reserva de Costa Rica para generación hidroeléctrica, cayó a su punto más bajo de los últimos 10 años. Si El Niño es intenso, y el embalse no se recupera en la época lluviosa este año, habrá menos producción hídrica para enfrentar el verano del 2024 y una mayor dependencia de la generación térmica.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó el martes 4 de julio que “la aparición de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de romper récords de temperatura y desencadenar un calor más extremo en muchas partes del mundo y en el océano”, dijo el secretario general de esa entidad, Petteri Taalas.
Esta semana se registró la temperatura global más alta jamás registrada, que llegó a 17,18 °C el 4 de julio, según la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). Este registro rompe la marca anterior de 16,92 °C establecida el 24 de julio de 2022.
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Canículas empiezan el lunes
Además de El Niño asentado en julio, este es el mes de las canículas, caracterizadas por una disminución de las precipitaciones propias de la estación lluviosa.
Sin embargo, este año no serán tan intensas debido al sobrecalentamiento del océano Atlántico y al efecto de El Niño. Según Alvarado, se espera que empiecen el lunes 10 o martes 11 de julio y se extiendan hasta el 26 de este mes.
Como es habitual, su efecto solo se percibe en el Valle Central y Guanacaste. No se trata de días completamente secos, sino que se alternan días secos con otros que registran precipitaciones variables.
En el Valle Central, las manifestaciones serán débiles, es decir, habrá pocos días sin lluvias, empero, los días con precipitaciones tendrán montos bajos. Para esos 15 días caniculares las temperaturas máximas alcanzarán entre los 26 °C hasta los 33 °C.
Las canículas se deben a una aceleración de los vientos provenientes del mar Caribe, que generan diferencias en la velocidad y dirección del viento entre dos puntos (cortantes), lo cual afecta la formación de nubes y consecuentemente menguan las lluvias.
En la zona norte (San Carlos, Guatuso, Upala, Los Chiles) no se espera ninguna influencia del periodo canicular y más bien los montos de lluvia diarios podrían incluso aumentar.
Tampoco habrá efecto de canículas en el Pacífico central (ciudad de Puntarenas, Quepos y Parrita) ni en Golfito, Osa, Corredores, Buenos Aires, Pérez Zeledón y Coto Brus (Pacífico sur), aunque en estas regiones podrían disminuir los montos diarios de lluvia.
En Liberia, La Cruz, Carrillo, Bagaces y Cañas el impacto será mayor, pues habrá más días secos consecutivos y las temperaturas máximas serán entre 34°C y 36°C.
Para la península de Nicoya, así como los cantones alajuelenses de San Mateo y Orotina, el efecto será moderado, alternando días secos con otros más lluviosos.
Para el mes de agosto, se espera que la canícula se presente en la primera quincena y se extienda hasta el día 20. Sin embargo, podría tener un comportamiento más débil que la de julio, cubriendo menos regiones y caracterizándose por muy pocos días secos, ya que la mayoría tendrán lluvias de bajos montos.
A partir de esa fecha entra la fase más fuerte de la estación lluviosa y de la temporada de huracanes en el Atlántico, que comenzó el 1.° de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre. Para este año se esperan aproximadamente 12 ciclones con nombre, dos menos que el promedio. Hasta este 7 de julio la temporada lleva cuatro ciclones efímeros que no han generado mayores daños, uno sin nombre y los otros han sido Arlene, Bret y Cindy.
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