La escena del desastre le causó una sensación que nunca antes había experimentado. Unos 50 metros después de la pista, restos totalmente calcinados y desperdigados de avioneta daban cuenta del terrible accidente en el que murieron dos pilotos de su empresa durante la operación de despegue.
El pasado martes, luego de recibir un mensaje por WhatsApp sobre el percance, Everardo Carmona, dueño de Carmonair Charter, se trasladó junto con personal de la compañía al campo de aterrizaje de Carate, en Puerto Jiménez, para tratar de entender lo ocurrido.
“Es la imagen más devastadora que yo he visto en mi vida”, aseveró Carmona a La Nación. El empresario manifestó este jueves que su firma, con 24 años de operación, nunca había experimentado un accidente con personas fallecidas.
Por ello, lamentó profundamente la pérdida del piloto Carlos Noguera, de 53 años, y de su copiloto Ismael Alvarado Garita, de 23. Ellos viajaban en la avioneta bimotor Piper Séneca III, matrícula TI-API, que se precipitó contra un bosque cercano a la pista.
De hecho, Carmona calificó como devastador el hecho de avisar a los familias de las víctimas sobre lo sucedido. Sostuvo que aunque cuentan con un protocolo para esos casos, nunca se está totalmente preparado para enfrentar algo así.
Búsqueda de indicios y una sospecha
La alerta sobre el accidente ocurrido en Carate llegó a Carmonair Charter a las 11:31 a. m. del pasado martes. Everardo Carmona comentó que fue un estadounidense que vive cerca de la pista quien dio aviso, luego de oír un estruendo y ver una columna de humo.
Carmona relató que intentaron comunicarse con los pilotos, pero que todos los esfuerzos resultaron en vano. Llamaron a Bomberos, a la Sección de Vigilancia Aérea y a otros cuerpos de socorro, pero dijo que en ese momento nadie tenía reportes del percance.
Entonces, según indicó, se coordinó la salida de otro avión para buscar información de primera mano. Al llegar al sitio, a las 12:49 p. m., tuvieron un fuerte impacto al ver el aparato consumido por el fuego y partes de su fuselaje desperdigadas en varios puntos.
Detalló que el grupo recorrió la pista varias veces pero no halló rastro alguno de sangre, plumas o restos que pudieran sustentar la teoría de que un animal causó el percance. Tampoco encontraron señales de derrame de aceite o combustible.
También descartaron que la falla de un motor tuviera algo que ver, pues la aeronave contaba con dos motores. Según Carmona, no recibieron ninguna alerta de los pilotos sobre desperfectos mecánicos, fugas o indicaciones erróneas en los controles.
Uno de los reportes preliminares indicaba que el avión estaba a la orilla de la pista, lo que sugería una pérdida de control en tierra, pero descartaron esa posibilidad ya que desde el aire observaron que el aparato quedó más allá de la pista.
La aeronave había alzado vuelo y prueba de ello era que quedó al otro lado de la cerca del campo de aterrizaje, donde vieron la rama de un almendro quebrada en el límite y un pedazo de la punta del ala tirado a escasos 50 metros.
Carmona comentó que luego entrevistaron a la pasajera rusa a quien los pilotos habían dejado en Carate, antes de emprender el regreso. A esta mujer, que suele viajar a esa zona de Puerto Jiménez, la habían recogido en el aeropuerto Juan Santamaría.
Según el empresario, ella narró que el plan de vuelo no fue alterado, que el tiempo era bueno y que los pilotos presentaban un comportamiento normal. Además, sostuvo, percibió un aterrizaje normal y no notó problemas en el avión.
El propietario de Carmonair Charter señaló que con base en la información recopilada y la experiencia del equipo que acudió al sitio, tienen la sospecha de que un viraje a la izquierda, a la hora de levantar el vuelo, pudo haber sido la causa del accidente.
Carmona especuló que la avioneta pudo haber golpeado los árboles que hay en ese sector y que luego se estrelló. Indicó que allí el giro a la izquierda se realiza siempre porque a la derecha y al frente solo hay montaña.
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Señaló que ahora se debe esperar a que la Dirección General de Aviación Civil emita un criterio oficial. No obstante, alegó que como el proceso puede tardar meses o años, su intención de establecer una probable causa es alertar a los pilotos para que tomen precauciones.
De hecho, aseguró que hará algunas sugerencias a Aviación Civil para podar los árboles cercanos de la pista, abrir un lindero más ancho y otras medidas de seguridad.
Asociación cuestiona hipótesis de aerolínea
La Asociación Costarricense de Aeronáutica (ACAR) cuestionó los criterios de la empresa, indicando que la investigación apenas comienza y que hasta ahora no existen causas probables ni hipótesis con legitimidad oficial.
Dicha organización sostuvo que cualquier declaración emitida antes de la publicación de los resultados oficiales carece de fundamento. En ese sentido, pidió esperar a que los profesionales en investigación de accidentes rindan el informe de conformidad con la normativa internacional.
Añadió que una vez obtenidos esos resultados, se podrán entender los hechos que originaron la tragedia, aprender de ellos, crecer como industria y evitar otros eventos tan lamentables como el reciente.
Por otra parte, Everardo Carmona sostuvo que la avioneta Piper Séneca III, valorada en $500.000, se encontraba en buen estado mecánico y estaba al día con el mantenimiento que solicita el fabricante.
El Transmisor de Localización de Emergencia (ELT), que se activa en caso de accidente, no funcionó. Carmona sugirió que la radiación al explotar la avioneta inhibió su funcionamiento y que la bola de fuego posiblemente se originó cuando se desprendió el ala izquierda.
Era el avión más pequeño de la compañía, con capacidad para cinco pasajeros. El empresario aseguró que los seguros internacionales exigidos se encuentran en orden y que cubren tanto a la aeronave como a los pilotos.
Marco Castillo, director general de Aviación Civil, informó que envió personal especializado a la península de Osa, en el Pacífico sur, para iniciar el proceso de investigación.
Esa entidad estima que la investigación estará lista en aproximadamente un año, basándose en los estándares nacionales e internacionales de análisis que rigen la materia.
Castillo agregó que respeta las manifestaciones del propietario de la aeronave, pero que esa dirección no emitirá ningún criterio antes de tener el informe de la unidad correspondiente.
Otras tragedias en vuelos con turistas
Entre las más recientes tragedias ocurridas en nuestro territorio con vuelos comerciales está la precipitación al mar del avión turbohélice Piaggio Avanti P180, donde falleció el magnate Rainer Schaller, figura de la industria Fitness en Alemania, quien el 21 de octubre del 2022 se accidentó antes de aterrizar en puerto Limón.
Esa vez murieron seis personas, entre ellos dos niños, que habían despegado horas antes de Chiapas, México. Solo dos cuerpos fueron hallados, así como algunas partes del avión.
El 31 de diciembre del 2017, un aeroplano de la empresa Nature Air cayó en Corozalito de Bejuco, cantón de Nandayure, Guanacaste, y dejó 12 personas fallecidas, entre ellas el piloto José Manuel Retana, de 52 años, y la copilota Emma Ramos, de 26, así como dos familias de turistas que contrataron el vuelo.
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En setiembre del 2017, una aeronave cayó al río Torres cuando iba de Pavas, en San José, hacia Guanacaste. La avioneta de Aerotransporte Arro S. A.. al parecer. se desplomó por sobrepeso a los tres minutos de haber despegado. Esa vez falleció María Elena Umaña Chacón, de 54 años y el estadounidense Randall Lindner, de 70 años. El piloto, Cristian Méndez Acuña, sobrevivió al igual que otros tres ocupantes de la avioneta.