El volcán Rincón de la Vieja, que tuvo 58 erupciones en mayo, no muestra signos de encaminarse hacia una erupción grave. La mayoría de los materiales expulsados recientemente son lodo, vapor de agua, cenizas y algunas rocas.
Así lo expresaron los expertos Javier Pacheco, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI) y Mauricio Mora, de la Red Sismológica Nacional (RSN), en la mañana de este lunes. Para ello se basaron en una serie de signos analizados, entre ellos el que evidencia bajos niveles (5%) de material magmático en las cenizas expulsadas.
En cuanto a la cantidad de dióxido de azufre tampoco se notan cambios fuertes, pues se mantiene en unas 300 toneladas diarias, mientras que, a manera de ejemplo, el volcán Turrialba lanzaba 5.000 toneladas diarias en el 2019.
Este mes las erupciones freáticas siguen de forma repetida, como se observó este fin de semana con tres eventos, cuyas columnas de gas variaron entre uno y tres kilómetros desde la base del cráter. La más reciente ocurrió al filo de la medianoche del domingo, con una columna de 1.500 metros sobre el cráter. Esta erupción, al igual que las anteriores, no generó reportes de olor a azufre ni caída de cenizas, según los informes de vecinos de Upala y Liberia que viven en las faldas del volcán.
Las erupciones observadas hasta ahora van de leves a moderadas y suelen dispersar materiales en un radio de hasta un kilómetro alrededor del cráter. La mayoría de estos materiales se dirigen por los ríos hacia el flanco norte de ese volcán, ubicado a 1.916 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) y cuyo cráter activo se encuentra a 1700 m.s.n.m.
Al igual que en la última década, el coloso ha experimentado erupciones de ceniza y corrientes de barro caliente, conocidas como lahares, que descienden por los ríos Azul y Pénjamo, así como por las quebradas Azufrada y Zanjonuda, principalmente.
Aunque los expertos catalogan este volcán como el más activo del país en la actualidad, sostienen que su actividad es cíclica. Es decir, tendrá periodos de alta y baja actividad a lo largo del año. Uno de esos ciclos comenzó en marzo y se mantiene hasta ahora con erupciones repetidas.
“Hasta ahora lo que hemos visto no refleja que vaya a ocurrir una erupción mayor, la probabilidad es muy baja. No hemos visto cambios hacia una escalada”, concretó Javier Pacheco en torno a las 140 erupciones que han ocurrido este año.
Ilegales y lahares
Los principales riesgos, por ahora, son los lahares y el ingreso ilegal a zonas restringidas. De acuerdo con Lidier Esquivel, jefe de Investigación y Análisis del Riesgo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), las personas que realizan incursiones furtivas a la cima corren un mayor riesgo, ya que la actividad en lo alto del cráter es constante.
Esquivel llamó a poner fin a las visitas al cráter, prohibidas desde 2011, debido al peligro para la vida y la salud de quienes se aventuran en esa actividad, así como para los equipos de respuesta que eventualmente tendrían que socorrer a personas heridas por rocas o quemaduras por gases calientes, e incluso a aquellos que inhalen dióxido de azufre y otros que el volcán a veces emite en cantidades peligrosas para quién esté cerca.
Además, el material transportado por los ríos después de una erupción de lodo y sedimentos del volcán representa una amenaza para las personas que se encuentren cerca de los cauces, así como para el ganado. Esto se debe a la fuerza con la que descienden piedras, palos y lodo, así como a la alta temperatura que a veces alcanzan. Esquivel dejó claro que el agua de esos ríos no se utiliza para consumo humano ni animal, ya que contiene elementos tóxicos.
Por ahora se descartan mayores oleadas de material bajando de la cima, pues poco a poco lo acumulado ha ido bajando con algunas aguaceros esporádicos que han caído días atrás.
Una ventaja de que el volcán no cause mayores daños es que se encuentra dentro del Parque Nacional Rincón de la Vieja, lo que significa que no hay población cercana a las faldas del coloso ni actividades agrícolas ni pecuarias en riesgo.
Alejandro Picado, presidente de la CNE, informó que el año pasado se actualizó el mapa de peligro volcánico del Rincón de la Vieja, lo que delimita los riesgos que podrían presentarse en caso de una erupción más fuerte. Además, se han colocado rótulos preventivos e informativos en la zona de riesgo y a lo largo de los ríos por donde desciende el material. Estos rótulos brindan información en español e inglés sobre los peligros, recomendaciones y reseñas históricas.
Por el momento, queda claro que la probabilidad de que la población se vea directamente afectada es muy baja. Se seguirá monitoreando de cerca la actividad volcánica para informar cualquier cambio que amerite elevar las alertas. El 26 de mayo, la CNE estableció una alerta verde (informativa) para los distritos de Dos Ríos y Aguas Claras de Upala, así como para los distritos de Mayorga, Cañas Dulces y Curubandé de Liberia.
El sector de las pailas en la parte baja del Parque Nacional sigue abierto al turismo, pues las erupciones solo afectan un radio de dos kilómetros alrededor del cráter activo.